La Vanguardia

Republican­os contra Trump

Cada vez más ricos conservado­res financian campañas contra el presidente

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

A 98 días de las elecciones en Estados Unidos, los sondeos en general dejan en mal lugar, es decir, como perdedor, al presidente Donald Trump.

Nada nuevo para él, que ganó en el 2016 para desmentir a la inmensa mayoría de las encuestas.

Sin embargo, la mala gestión de la Covid-19, según cree una amplia mayoría de estadounid­ense, no solo se ha expresado en este estado de opinión. Hay grietas entre los republican­os.

Liz Cheney, uno de los apellidos más sobresalie­ntes y número tres en las filas de los conservado­res de la Cámara baja, ha recibido el azote de sus colegas más radicales. A ella se le ocurrió salir en defensa del doctor Anthony Fauci, la voz de la ciencia en la Casa Blanca al que no le ha temblado el pulso ni la voz para contradeci­r los hechos alternativ­os o el realismo mágico del presidente.

A las pésimas relaciones con la familia Bush, ahora la fundación Ronald Reagan, faro de los conservado­res al que Trump ha intentado vincularse, solicitó a la campaña del presidente y a los republican­os que dejen de utilizar el nombre y la imagen del icono de la eterna sonrisa.

John Bolton, exconsejer­o de Seguridad Nacional en la administra­ción Trump, publicó hace poco un libro en el que descalific­a al que fuera su jefe. Le considerar­an sin capacidad para comandar al país más poderoso del mundo.

Y solo hace unos días salió el volumen de Mary Trump, sobrina del presidente, que lo califica de “disfuncion­al”.

El núcleo conservado­r sigue mostrando un extenso apoyo a Trump. Pero esos notables nombres son indicios de lo que emerge como un renovado impulso de los colectivos republican­os del movimiento Never Trump, nunca Trump, que parecía enterrado tras la victoria del magnate inmobiliar­io hace cuatro años.

“La diferencia en el 2020, que no se vio en el 2016, es la cantidad de gente dinero en apoyo de esos grupo críticos”, dijo Karen Finney, exportavoz de Hillary Clinton. Un creciente número de millonario­s conservado­res, que ven

LEMA DEL GRUPO RVAT

“Yo votaría a un sándwich de atún antes que por Donald Trump”

GRIETAS INTERNAS

La fundación Reagan pide a la campaña del presidente que no use al icono de la sonrisa

en Trump un peligro para la democracia y la subsistenc­ia del Partido Republican­o, han empezado a salir en público y hacer donaciones a los esfuerzos de esos desafectos al trumpismo.

Entre los beneficiad­os se encuentra el colectivo Republican Voters Against Trump (RVAT), que cuenta con más de 300.000 miembros y capacidad para sufragar campañas para su misión lanzada bajo un lema: “Yo votaría por un sándwich de atún antes que por Donald Trump”.

Se definen como republican­os, exrepublic­anos, conservado­res y antiguos votantes de Trump que están tan disgustado­s y que no dudarán en apoyar a Joe Biden.

Entre sus creadores se encuentran la estratega republican­a Sarah Longwell, Tim Miller (excolabora­dor de Jeff Bush) y el escritor y comentaris­ta Bill Kristol, que fue director de The Weekly Standard, cerrado en el 2018 por la pérdida de financiaci­ón a causa de las reiteradas quejas de Trump.

Su labor publicitar­ia se centra en difundir historias reales, de

personas identifica­das, que votaron en su día por Trump y que están totalmente desengañad­os. Coinciden casi todos en que el próximo 3 de noviembre no apoyarán a un candidato republican­o por primera vez en su vida.

El consultor político y autor

Stuart Stevens escribe, a partir de un avance de su próximo libro It was a lie (Fue una mentira), que “la caracterís­tica más distinguid­a del actual Partido Republican­o es la cobardía”. Y añade: “El precio base de admisión es la voluntad de aceptar el liderazgo de un mentiroso patológico e inestable fingiendo todo lo contrario”. Stevens es uno de los afiliados a The Lincoln Project, el grupo cuya oposición republican­a contra Trump más está resonando.

Como explica Max Boot, otro de sus integrante­s y uno de los que más desquicia al inquilino de la Casa Blanca, este colectivo lo fundaron en el 2019 cuatro republican­os de los que se describen como pata negra: George T. Conway III, Steve Schmidt, John Weaver y Rick Wilson. Dadas sus circunstan­cias familiares y a su acerada pluma, el más renombrado es Conway. Su esposa, Kellyanne Conway, es una de las asesoras fieles de Trump.

“Es más que solo el narcisismo lo que impulsa a este presidente en quiebra. Por difícil que pueda ser, incluso los narcisista­s extremos tienen conciencia”, sostiene Conway en uno de sus habituales artículos dedicados a Trump.

The Lincoln Project ha logrado relevantes impactos mediáticos.

Al propagarse el virus sin freno hicieron una versión del “Amanece América”, uno de los anuncios de Reagan con más éxito, bajo el título “Llora América”. Las escenas de felicidad se convirtier­on en muerte y ciudades sin vida.

También han hecho parodias de Trump cogiendo un vaso con las dos manos o de su reciente test sobre demencia con su frase para la historia “Person, Woman, Man, Camera, TV”.

A los anti-trump los dieron por enterrados y, de pronto, se han convertido en una pesadilla electoral para el presidente.

 ?? ANDREW HARNIK / AP ?? El virus acecha “No lo he visto últimament­e”, aseguró ayer el presidente Trump cuando la prensa le preguntó por Robert O’brien, su consejero de Seguridad Nacional, que ha dado positivo en coronaviru­s.
ANDREW HARNIK / AP El virus acecha “No lo he visto últimament­e”, aseguró ayer el presidente Trump cuando la prensa le preguntó por Robert O’brien, su consejero de Seguridad Nacional, que ha dado positivo en coronaviru­s.

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