Los Mossos y la Urbana no estarán juntos en la Rambla
La policía local se queda sola en la principal arteria de Ciutat Vella y la autonómica inaugura sede en la esquina de Aragó con Girona
Las relaciones siempre complejas entre las dos estructuras policiales no pasan por su mejor momento
La junta de seguridad local de Barcelona convocada para hoy a las once de la mañana debía servir para contar que los Mossos d’esquadra ya trabajaban en las dependencias de la Guardia Urbana de la Rambla. Presentarían los nuevos locutorios abiertos en la emblemática comisaría del corazón de la ciudad y en la que de manera indistinta policías de ambos cuerpos iban a recoger denuncias. Pero no será así. Ni los Mossos d’esquadra se trasladarán a la comisaría de la Guardia Urbana de la Rambla ni los policías municipales serán invitados en un primer momento a ocupar algún espacio en el edificio público que la policía de la Generalitat convertirá en oficina de denuncias, ubicado en la calle Aragón esquina con Girona.
¿Qué ha pasado en los últimos cuatro meses? En marzo La Vanguardia avanzó del acuerdo al que habían llegado los responsables policiales y políticos de ambas organizaciones para compartir el espacio de la Rambla.
En marzo, ambas organizaciones policiales remaban a favor de compartir espacios en la ciudad, pero la pandemia y el hecho de que los responsables políticos asumieran la gestión del tema rompieron el consenso y dejaron aflorar, una vez más, la compleja relación que existe entre las administraciones autonómica y local de Barcelona en el ámbito de la seguridad pública.
El lunes, el Ayuntamiento de Barcelona hizo pública una nota informando de la remodelación de la comisaría de la Guardia Urbana en Ciutat Vella. Al final de un párrafo advertían que las instalaciones estaban a disposición de los Mossos si querían trabajar allí y se recordaba que en las últimas semanas personal de la policía catalana había estado impartiendo un tutorial sobre su modelo de gestión de los atestados de investigación.
Durante estos últimos meses, la dirección de la policía catalana, y concretamente el director Pere Ferrer, buscó un local en el centro de la ciudad que sirviera a la policía catalana como oficina de recogida de denuncias. Quería encontrar lo que le habían pedido los comisarios jefes del Mossos y de Barcelona, Eduard Sallent y Carles Anfruns, a los que comerciantes y vecinos de la ciudad reclamaban hacía tiempo unas dependencias más céntricas en las que realizar gestiones. La sede de los Mossos del Eixample está en la plaza Espanya, en un extremo del distrito con más población de la ciudad. El nuevo local policial, que se abrirá en octubre y que en su día acogió unas dependencias juveniles de la Conselleria de Justícia, lleva un tiempo cerrado y tiene una ubicación perfecta y metros cuadrados suficientes.
Que la relación entre Guardia Urbana y Mossos no pasa por su mejor momento se evidenció también el lunes durante la rueda de prensa para dar cuenta del plan Tremall, diseñado por los Mossos de Barcelona para frenar a los ladrones violentos y multirreincidentes. Durante la detallada presentación, con datos concretos de la evolución de la delincuencia en la ciudad en el último semestre y número de detenidos e ingresos en prisión, no se hizo ni una sola referencia a la Guardia Urbana, que en los momentos más precarios de los Mossos, sin apenas presencia en las calles, cubrió la ausencia de uniformes con sus agentes, que se visualizaron más que nunca en Ciutat Vella y el Eixample.
En algún cajón quedó hace tiempo criando polvo el proyecto para renovar el viejo convenio de colaboración entre las dos organizaciones policiales. Tampoco hay avances en la idea que había de incrementar la capacidad de las unidades de investigación de la Guardia Urbana.