Hermitage Barcelona, sí, pero…
Los promotores del proyecto de franquicia del museo Hermitage en Barcelona construyendo un edificio novedoso a cargo del prestigioso arquitecto Toyo Ito, cuya inversión estimada en 50 millones de euros sería financiada por una empresa privada, siguen insistiendo en la ubicación cerca del hotel W, de Ricardo Bofill y la plaza de la Rosa dels Vents al inicio del rompeolas. La gran tradición de los barceloneses del interés por la arquitectura de su ciudad se confirma una vez más. El futuro contenido de este museo no se menciona cuando la tendencia de los museos es, precisamente, potenciar los contenidos y sus actividades, no únicamente de exposición, relacionados con el entorno, creando lo que algunos llaman “el alma” del museo.
Según una consulta realizada por Esade y la Fundación Inovculture acerca de la idoneidad del proyecto y la ubicación del edificio, un 75 % de los encuestados se manifestaron favorables a la instalación del museo Hermitage en Barcelona. Un 8% era partidario de la ubicación del edificio de Tokyo Ito cerca del hotel W, mientras el 50% la rechazaba y a un 42 % les era indiferente. Sobre la habilitación de un edificio existente como se hizo con el Hermitage Amsterdam en el edificio clásico Amstelhof, el edificio Aduana de Enric Sagnier situado cerca del mar como lo exigen los promotores, recibía una preferencia del 67 %. Si se apostara por el nuevo edificio de Tokyo Ito, la ubicación preferida era las Glòries con un 67%, seguida del Fórum con un 25%. Precisamente, es esta ubicación que reúne las condiciones de cercanía al mar, a un puerto, a varios edificios emblemáticos como el Museu Blau de Herzog, la torre Telefónica de Masip-bosch y la elegante y atrevida pérgola fotovoltaica de Martínez y Torres. Igualmente, este emplazamiento se beneficiaría de los medios de transporte de la zona: tranvía, metro, autobuses, carriles bici y de la cercanía a la ronda Litoral, así como de la presencia del Campus Universitario
UPC con su actividad docente y de investigación.
Este proyecto, como todos los proyectos de museo, no podrá funcionar, desde el punto de vista económico, sin una colaboración público-privado que igualmente abarcaría los aspectos relacionados a contenido, actividades y relaciones con el ecosistema cultural e innovador de Barcelona y su entorno.
Con todo sería conveniente consultar a los ciudadanos de Barcelona en un ejercicio de democracia abierta, no directa, sabiendo que las arcas municipales, es decir, los impuestos de los barceloneses, serán necesarios para luego mantener vivo este proyecto.
Este proyecto no podrá funcionar desde el punto de vista económico sin una colaboración público-privada