Ir a fondo
Ramon Bassal & Marc Piqué
Intérpretes: Ramón Bassal, cello, y Marc Piqué, piano
Lugar y fecha: Palau de la Música, 27-VII-2020
En el meritorio ciclo de verano organizado por el Palau de la Música en esta desolada y ambivalente Barcelona tuvimos el lunes la ocasión de escuchar a dos jóvenes músicos catalanes en un programa ecléctico y de interés. Obras de muy distinto carácter como son las Variaciones sobre un tema de La Flauta Mágica de Beethoven, y su Sonata para cello nº3, junto a las cuatro pequeñas piezas de Märchenbilder Op. 113 de Schumann y los Requiebros de Gaspar Cassadó. A ello el cellista Ramón Bassal añadió ante el entusiasmo del público varias propinas poco significativas.
Subrayo lo de “desolada y ambivalente Barcelona” no sólo por la Covid. A la entrada del concierto a pocos metros de la puerta, servicios de emergencias atendían a una persona apuñalada!
Ramón Bassal es un estupendo cellista (Barcelona, 1988) de amplia formación europea que ya había manifestado en el Petit Palau su buen sonido y estupenda técnica hace pocos años, hijo del destacado cellista Josep Bassal autor de la Historia del violoncelo en Catalunya. Ahora lo hizo junto al pianista Marc Piqué, que mostró sensibilidad al compartir protagonismos en Beethoven sobre todo, con un pedal de uso sutil, en cuidado ejercicio camerístico de complementariedad y articulación de planos.
La conformación del programa muestra una intencionalidad. Obras caudales como la Sonata de Beethoven se situaron al comienzo, mientras que las muy expresivas pero de carácter menos magistral y más superficiales, de Schumann (escrita para viola) y de Cassadó, quien compuso obras muy expresivas y de alta exigencia técnica como Requiebros, en sutil versión de Bassal. Las piezas brillantes y también íntimas de Schumann fueron interpretadas con luminosidad, buena técnica –Bassal jugó con una magnífica afinación– y sensibilidad.
La Variaciones de Beethoven son un elocuente diálogo del piano con el cello y celebran la magistral Flauta Mágica. La Sonata nº 3 exige un acercamiento muy elaborado, maduro diría, de las tensiones que regulan la intensidad del discurso con puntos culminantes de factura magistral ya anunciadas en la frase inicial del cello solo y que se manifiesta en las tensas pausas (técnicamente calderones) que preceden pasajes muy expresivos. La versión de Bassal y Piqué entusiasmó a un público que aplaudió entre movimientos, y nos dejó ver un futuro brillante si los objetivos son ir a fondo.