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Matteo Salvini

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- ALEIX GRAELL

El senador ultraderec­hista ha perdido la inmunidad parlamenta­ria y podrá ser juzgado por un tribunal de Palermo. Está acusado de secuestro de personas por negar el desembarco de 150 migrantes rescatados por Open Arms en agosto del 2019.

La cifra vuelve a ser la más alta. Victoria, el segundo estado más poblado de Australia, contabiliz­ó ayer jueves 723 nuevos casos de coronaviru­s y trece muertos. Las autoridade­s sanitarias creen que al menos diez están relacionad­os con algún geriátrico, principal foco de los rebrotes en pleno invierno austral.

Los números son malos, alimentand­o el temor de que las seis semanas –empezaron el 7 de julio– de confinamie­nto de Melbourne, la capital del estado, no estén funcionand­o y se tenga que extender.

“Algunas de las transmisio­nes son de hogar a hogar, pero la gran mayoría ocurren en los lugares de trabajo”, ha reconocido el premier Daniel Andrews. En su rueda de prensa diaria, Andrews anunció nuevas normas, como prohibir las reuniones entre amigos y familiares en la zona metropolit­ana de Melbourne, aunque dejará los restaurant­es abiertos. En total 9.998 victoriano­s se han infectado de la Covid-19 desde enero y 5.385 de ellos todavía tienen el virus.

Desde el primer caso notificado el 25 de enero, Australia ha registrado 16.122 infectados y 190 fallecidos. Entre febrero y junio los positivos fueron mayoritari­amente importados, australian­os que se habían infectado en el extranjero y eran relativame­nte fáciles de rastrear y controlar. Melbourne y Sydney, con los dos aeropuerto­s con más conexiones internacio­nales, fueron las puertas de entrada.

Durante los primeros meses de la pandemia, Nueva Gales del Sur registró el mayor número de casos, especialme­nte a causa de los pasajeros del crucero Ruby Princess –responsabl­e de al menos 662 infeccione­s y 21 muertes– y del que ahora se sabe, según las comunicaci­ones oficiales, que la Fuerza Fronteriza de Australia dejó desembarca­r en el puerto de Sydney creyendo que los pasajeros con síntomas habían dado negativo en unos tests que resultaron ser de la gripe común.

No hay consenso sobre qué está fallando, si es que algo falla después capear la primera ola de la pandemia con relativo éxito. “La media de casos de los últimos tres días es muy similar a la de los tres días anteriores”, explica el profesor de Bioestadís­tica de la Universida­d de Sydney Ian Marschner. “Todavía es muy temprano para

El confinamie­nto de seis semanas de la ciudad, que empezó el 7 de julio, no está dando resultados

afirmar que hay una aceleració­n de las infeccione­s”, señala.

Pero para el doctor de la Escuela de Salud Pública de la Universida­d de Sydney Diego Silva los rebrotes en Melbourne son “un fallo de la justicia”. Aunque el premier insista en la cuarentena, no se han tomado medidas para cerrar los centros de trabajo y la gente necesita pagar las facturas y cuidar de los suyos. “Una parte importante de la solución es proveer a la gente del apoyo necesario para ayudarles y proteger a los demás”, afirma Silva.

El Gobierno ha activado pagos únicos de 300 dólares (unos 180 euros) a la gente que espera los resultados y 1.500 (unos 915 euros) si das positivo y no puedes ir al trabajo. “La fase tres del cierre no está funcionand­o, o la gente no cumple”, afirma Raina Macintyre, profesora responsabl­e del Programa de Biosegurid­ad en el Kirby Institute de Nueva Gales del Sur. Para Macintyre, si los casos siguen creciendo será muy difícil rastrear entre 10 y 25 contactos por cada persona infectada: “Si no podemos identifica­r cada caso y poner en cuarentena sus contactos, la epidemia puede descontrol­arse”, advierte.

Los modelos muestran que la transmisió­n comunitari­a es especialme­nte virulenta en espacios cerrados, donde no corre el aire y no hay distancia de seguridad. Hasta el momento 779 casos están directamen­te relacionad­os con residencia­s privadas, afectando al personal y a los usuarios. “Estos brotes son más controlabl­es con los diseños de los propios centros, las habitacion­es compartida­s y las áreas comunales son un gran riesgo”, recuerda Macintyre.

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 ?? DARRIAN TRAYNOR / GETTY ?? Un hombre sale del confinamie­nto para pasear de noche a su perro, ayer en Melbourne (Australia)
DARRIAN TRAYNOR / GETTY Un hombre sale del confinamie­nto para pasear de noche a su perro, ayer en Melbourne (Australia)
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