La escuela extrema la seguridad
Ensenyament y Salut han elaborado un plan de actuación que los profesores consideran insuficiente para garantizar la prevención de contagios
Con las condiciones actuales, abriremos las escuelas el próximo 14 de septiembre con la máxima normalidad posible. Escuelas abiertas, escuelas seguras”, asegura Josep Gonzàlez-cambray, director general de centros públicos y presidente del Consorci d’educació de Barcelona. Para ello el Departament d’ensenyament junto con el de Salut han elaborado un plan de actuación para el próximo curso 2020-21 con las medidas sanitarias que deberán implementar los centros, que se resumen en grupos estables de convivencia, distancia interpersonal, mascarilla, higiene de manos y desinfección y ventilación de los espacios.
La cuestión clave son esos grupos estables, esenciales, insisten los expertos, para poder mantener el virus bajo control. En los países en que se han reabierto escuelas con éxito, esos grupos son pequeños, formados por entre 10 y 13 alumnos, que no se interrelacionan con otros grupos en la escuela. “Eso permite, en caso de detectar un caso, poder enviar solo a ese grupo a casa sin necesidad de cerrar todo el colegio”, apunta Enric Álvarez, investigador del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (Biocomsc) de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC).
“Hemos intentado organizarnos para que sea fácil detectar la trazabilidad, pero no es nuestra responsabilidad”, considera Lourdes Casanovas, directora de la escuela Les Roques Blaves, en Esparraguera. “Los niños del pueblo se mueven, tienen actividades extraescolares, se relacionan con otros niños fuera del colegio, y eso escapa a nuestro control”.
Otras soluciones que han funcionado en Alemania, Finlandia o Singapur son que “cada niño se siente siempre en la misma mesa, que no se compartan objetos, que se eviten zonas comunes como comedores, que las entradas y salidas de la escuela sean escalonadas para evitar el contacto entre grupos distintos y turnos en el pa
tio con ese mismo fin. Y mucha, mucha higiene, con ventilación intensiva de las aulas”, apunta este experto, que recuerda que el profesorado debería llevar siempre mascarilla y que aquellos profesionales con problemas de salud o mayores de 55 años deberían optar por la docencia online o ser sustituidos por personal más joven.
En Catalunya, “los grupos estables no serán de más de 25 o 30 alumnos y para ello pondremos a 8.000 profesionales más en el sistema. Además, hemos establecido un protocolo muy claro de desinfección y limpieza de los espacios, y a finales de agosto o comienzos de septiembre acabaremos de definir un protocolo de actuación sobre cómo actuar si se detecta un caso sospechoso”, explica Gonzàlez-cambray.
No obstante, esas medidas no contentan a las escuelas e institutos, que se enfrentan a un 14 de septiembre repleto de incertidumbres. “Estamos a un mes y medio de abrir y ya vemos que lo haremos sin recursos ni garantías”, lamenta Ramon Font, portavoz del sindicato de profesores Ustec, que explica que pidieron presencialidad con un máximo de 10 alumnos en infantil y 15 en primaria y secundaria, para lo que hacían falta 44.500 profesores adicionales y una inversión de 1.700 millones de euros.
“La realidad es que tendremos aulas con 30 chavales, con amigos y hermanos en otros cursos, cuando Andalucía ya nos ha demostrado que, cuanto más altas sean las ratios, más interconexiones y, por tanto, más transmisión. Un contagio en un grupo de 25 puede alcanzar a 800 personas”, alerta Font, y recuerda que desde Ensenyament aún no se han proporcionado EPI a los centros para proteger al profesorado.
El ratio de alumnos por clase será de 25 o 30 por grupo, cuando los expertos recomiendan 10