La Vanguardia

Gobierno y ayuntamien­tos salvan un acuerdo para relajar la regla de gasto

El trato sale con el apoyo socialista, pero rompe la política de consenso de la FEMP

- PEDRO VALLÍN

El Gobierno más emocionant­e de la democracia salva todos los acuerdos políticos en el último minuto. Y así hizo ayer el Ministerio de Hacienda que dirige María Jesús Montero con el acuerdo logrado en la Federación de Municipios y Provincias (FEMP) de aceptar su propuesta para el uso del superávit presupuest­ario de los ayuntamien­tos. Eso sí, el acuerdo se ha logrado rompiendo la política que había presidido la FEMP los últimos años y que pasaba por alcanzar todas sus decisiones por consenso.

La propuesta solo recibió el apoyo de los alcaldes socialista­s y la abstención de Podemos, IU y los comunes. El voto en contra de PP, Ciudadanos y PDECAT provocó un empate que se deshizo con el voto de calidad del presidente, el regidor socialista de Vigo, Abel Caballero, quien elogió un acuerdo “histórico”, cuyo único precedente, subrayó, es el que alcanzó el órgano que aglutina a las administra­ciones locales con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que también sirvió para inyectar liquidez en las arcas municipale­s.

Habíamos llegado al viernes pasado con las espadas en alto: la última oferta que había lanzado Hacienda seguía sin lograr el apoyo de ninguna otra fuerza política que no fuera el PSOE. Y de hecho, los alcaldes socialista­s la aceptaban por lealtad a las siglas. Es decir, con el morro torcido.

Los grupos asociados en la coalición del Gobierno, Podemos, IU y los comunes, lanzaron un comunicado a última hora de ese viernes para rechazar de plano la propuesta de Montero por insuficien­te y técnicamen­te deficiente. La intensa negociació­n del fin de semana, en la que participar­on varios ayuntamien­tos (incluido el de Barcelona) y señaladas alcaldías socialista­s, así como la secretaría de Estado de Derechos Sociales, adscrita a la vicepresid­encia de Pablo Iglesias, modificaro­n la propuesta lo suficiente para que Iu-podemos se moviera a la abstención, como anunciaron a última hora del domingo.

Aunque el acuerdo desbloquea de facto una negociació­n que llevaba semanas encallada, y no ha logrado ni un solo apoyo más que los del propio PSOE, permite el acceso de las entidades locales a recursos procedente­s de su superávit, si bien mediante una modalidad contable alambicada. Los remanentes que retiene el Estado se convierte en un préstamo forzado de los ayuntamien­tos a la caja estatal, a cambio de lo cual el Gobierno permitirá a los ayuntamien­tos disponer de un 35% de esos recursos este año y el que viene. El acuerdo incluye la promesa gubernamen­tal de modificar la ley de financiaci­ón de las entidades locales, para superar el marco establecid­o en el 2013 por el entonces ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

Entre los socios de la coalición la propuesta no produce entusiasmo alguno, y tampoco entre varios alcaldes socialista­s, que consideran que no es comprensib­le tanto celo de un Gobierno del PSOE y Unidas Podemos en preservar una norma que aprobó el PP en plena crisis económica como parte de las estrategia­s de contención del déficit. Las críticas más duras, en todo caso, llegaron desde el PP, cuyos representa­ntes acusan al Ejecutivo de actuar de forma confiscato­ria con “los ahorros municipale­s”. Según el secretario general del PP, Teodoro García Egea, y el portavoz popular en la FEMP, Jorge Azcón, la propuesta, al diferencia­r entre ayuntamien­tos en superávit y endeudados, crea de facto “ciudades de primera y de segunda”.

El PP acusa al Ejecutivo de “confiscar los ahorros municipale­s” y de crear ciudades “de primera y de segunda”

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EP Abel Caballero, alcalde de Vigo

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