La Vanguardia

Barcelona abordará el recargo de la tasa turística con el sector

El Consistori­o buscará el “máximo consenso” sobre el aumento del impuesto, aplazado a enero

- RAÚL MONTILLA Barcelona

El 1 de enero del año que viene está previsto, por ahora, que entre en vigor el nuevo recargo del Ayuntamien­to de Barcelona al impuesto de estancias en establecim­ientos turísticos (IEET), conocido popularmen­te como la tasa turística. Un incremento que puede llegar hasta un máximo de cuatro euros por pernoctaci­ón o desembarco de crucero y que en la Casa Gran, internamen­te, se había calculado que podría llegar a suponer ingresos anuales de entre 30 y 100 millones de euros. Aunque eso fue antes de la pandemia. La coronacris­is ha hecho que todo salte por los aires: el turismo está tocado y prácticame­nte hundido. E incluso el nuevo recargo –si la Covid-19 no hubiera irrumpido estaría a punto de aplicarse– tiene, por lo pronto un futuro incierto. Se aplicará, aunque ya se verá cómo y cuando.

El concejal de Turismo e Industrias Creativas, Xavier Marcé, no se aventuró ayer a avanzar cómo se podrá aplicar el nuevo recargo que tiene todos los números para ser uno de los temas que abordará el gobierno sociocomún con todos los grupos del Ayuntamien­to a partir de septiembre, en el marco de las negociacio­nes de los nuevos presupuest­os y las ordenanzas fiscales del año 2021. Pero sí esbozó la idea de aplicarlo de manera proporcion­al y progresiva y, también, “de mutuo acuerdo y con el máximo consenso con el sector afectado”. ¿Quiere decir esto que se llevará a cabo un nuevo aplazamien­to? ¿Que el recargo se comenzará a aplicar, pero de manera paulatina? Marcé no lo precisó... pero ya se verá.

En este contexto, la aplicación de la tasa turística en la ciudad de Barcelona durante el 2019 (sin contar con un recargo que todavía no había sido aprobado) supondrá este año para las arcas municipale­s un ingreso de cerca de 15 millones de euros: se paga a un año vista. ¿Cuánto se ingresará el año que viene? Marcé, prudente, no entró a valorar qué caída de ingresos puede suponer el hecho de que ahora mismo el turismo prácticame­nte haya desapareci­do, si bien en el Ayuntamien­to se tiene claro que serán, sí o sí, pérdidas millonaria­s: de cinco, seis, siete millones... siempre dependerá de lo que dure la pandemia.

“Es una tasa que está sujeta a una variabilid­ad enorme”, manifestó el concejal de Turismo e Industrias Creativas, quien no renunció, de todas maneras, a cierto optimismo apelando a la “resilienci­a” de la ciudad. En este sentido, Marcé destacó que tras el fin del estado de alarma y hasta la aparición de los rebrotes, la ciudad entró en un proceso de recuperaci­ón “relativame­nte correcto”. Que cuando se superó la fase tres, los hoteles registraro­n una ocupación del 50%. Y que esto podría volver a pasar. “Evidenteme­nte el 2020 no será el 2019”, dijo el edil en una rueda de prensa, que más que hablar sobre el futuro del impuesto o del recargo, tenía como objetivo rendir cuentas sobre cómo se ha gastado lo percibido hasta ahora.

Al ser un impuesto que depende de la Generalita­t, el Govern paga a lo largo del año al Consistori­o lo recaudado de las estancias turísticas del año anterior. Marcé compareció para anunciar en qué se gastará el Ayuntamien­to los últimos 3,3 millones recibidos (en total este año los ingresos ya ascienden a 9,34 millones de euros y se espera un nuevo pago de más de cuatro millones para el mes de octubre).

El 70% de estos 3,3 millones de euros –unos 2,3 millones– se destinará al servicio de los agentes cívicos “para la mejora de la experienci­a turística en espacios de gran afluencia”. Es decir, en el refuezo del servicio para garantizar también las nuevas medidas sanitarias. Dos partidas de 150.000 euros irán a Montjuïc, y una tercera por la misma cantidad al plan de plazas de Gràcia. Un total de 140.000 euros se invertirán en paredes medianeras de la plaza Félix Rodríguez e la Fuente en San Andreu. Habrá otras partidas menores para señalizar la historia fabril de Sant Martí, la mejora de las baterías antiaéreas del Turó de la Rovira, itinerario­s culturales de Les Corts, acciones para el turismo responsabl­e o iniciativa­s que buscan el estímulo de consumo en los tejidos comerciale­s durante la próxima campaña de Navidad.

El concejal, en este sentido, recordó cómo, con más motivo por la pandemia, el dinero de la tasa se está destinando a apoyar al sector local, pero también para mostrar los atractivos turísticos a los propios barcelones­es. De ahí que de los más de seis millones que se recibieron con anteriorid­ad, 2,2 millones se hayan destinado al Consorci de Turisme de Barcelona, poco más de 1,2 millones de euros a eventos relacionad­os con las industrias culturales y creativas (Sonar +D, Primavera Sound...) o cerca de dos millones al fomento de la economía y campañas de promoción. “Estamos jugando a futbol sin pelota”, dijo en referencia a la ausencia de turistas. “Estamos usando estos recursos para reconducir algunos elementos que en el futuro serán importante­s para lograr que el turismo de esta ciudad tenga más calidad, sea más responsabl­e y distribuya mejor la riqueza que nos aporta”, aseguró.

Inversión en la economía local y en los barcelones­es como principal público

El 70% de los últimos 3,3 millones se destina al servicio de los agentes cívicos

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LLIBERT TEIXIDÓ Vacía. Agosto refuerza la imagen todavía más de una ciudad en la que apenas hay turistas, tampoco en la Sagrada Família

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