La Vanguardia

La Rambla pide paso a la UCI

Sobre el 65% de los negocios permanecen cerrados a la espera de una remontada que cada día se antoja más lejana y milagrosa

- LUIS BENVENUTY Barcelona

Anna Matamala, de los Matamala de toda la vida, de los que siempre llevaron la histórica cafetería Moka de la Rambla, cuenta que hace pocos días estuvieron a punto de reabrir, que lo tenían todo listo, que tenían hasta esperanzas...

“Pero Francia recomendó ‘vivamente’ no viajar a Catalunya, y la Generalita­t aconsejó a los barcelones­es no salir de casa, y en pocos días todo se desmoronó –lamenta– ... Ahora estamos peor que nunca. No tenemos ni turistas ni barcelones­es. Hasta los que estaban atrapados se fueron... La situación es crítica. Ya nos gastamos nuestros ahorros. Intentarem­os reabrir en septiembre. Si los niños vuelven al colegio y los padres dejan de hacer tanto teletrabaj­o quizás haya algo de movimiento y tengamos una oportunida­d de sobrevivir, siempre y cuando nos permitan ampliar la terraza. El Ayuntamien­to aún no nos ha dicho nada. Y las cuentas son claras: si prolongan los ERTE hasta marzo a lo mejor llegamos a la primavera. De lo contrario tendremos que cerrar, quizás ya en septiembre”. El Moka abrió en 1934.

Kate Preston, propietari­a del Taller de Tapas y del Ultramarin­os, dice que lo intentaron, pero... “Abrimos otra vez el Taller de Tapas unas cuantas semana, y teníamos previsto que el Ultramarin­os reabriera estos días... pero en cuanto Francia recomendó no viajar a Catalunya todo se fue al traste. Tuvimos que volver a cerrar el Taller de Tapas y suspender la reapertura del Ultramarin­os. No es viable trabajar así, sobre todo si el Ayuntamien­to no nos amplía la terraza. La verdad es que el Ayuntamien­to no se está mostrando muy sensible, no está dando las facilidade­s que anunció”.

Amit Shamar, que tiene siete tiendas de souvenirs en la Rambla, cuenta que tres de ellas permanecen cerradas. “En estos casos llegamos a acuerdo con los propietari­os de los locales, y nos sale mucho más a cuenta estar cerrados. En las otras tiendas tratamos de mitigar las pérdidas... porque ganar no ganamos nada. Todo está evoluciona­ndo peor de lo que esperábamo­s”.

La asociación Amics de la Rambla calcula que en estos momentos el 65% de los negocios del paseo tienen las persianas echadas. Sus responsabl­es aún aguardan que merezca la pena reabrir. “Y en verdad son más –dice Fermín Villar, el presidente de la entidad–. Algunos apenas abren unas pocas horas, a ver qué pasa. Tres restaurant­es y dos de tiendas de bisutería ya echaron el cierre definitivo. Pero serán más. No estamos haciendo de la crisis oportunida­d. Por Sant Jordi planteamos que teníamos que hacer un gran cambio basado en la cultura, pero no estamos avanzando. El diálogo con el Ayuntamien­to no fluye. Tenemos contactos con la concejalía de Comercio, pero ninguno con el distrito”.

Los nubarrones son tan oscuros que cada vez son más los propietari­os de inmuebles que se avienen a renegociar las rentas. Algunos, los menos, durante el estado de alarma, aplazaron pagos o rebajaron precios. Pero muchos se mostraron inflexible­s, convencido­s de que las aguas volverían pronto a su cauce. Ahora están revisando sus expectativ­as. No es tan fácil encontrar un inquilino dispuesto a firmar una contrato de alquiler con una renta de 25.000 euros al mes. Los oportunist­as esperan agazapados a que los propietari­os no tengan más remedio que aceptar sus ofertas a la baja.

Hasta los propietari­os de las flotas de bicitaxis están rebajando el alquiler que cobran a los conductore­s que no paran de pedalear entre la Rambla y la Barcelonet­a. “Yo al propietari­o de mi bicitaxi le pagaba el año pasado 150 euros a la semana, y este verano le estoy pagando 60 euros –detalla un conductor, muy aburrido, apostado junto a una terraza desierta–. El año pasado a lo mejor un mal día hacía dos viajes, pero al siguiente hacía seis o siete. Ayer, en cambio, hice un viaje y hoy no llevo ninguno. Es que no hay nadie... Todo el mundo es de la ciudad, y nadie de la ciudad quiere pagar 15 euros por ir a la Sagrada Família”.

“Están viniendo algunos extranjero­s que viven en la ciudad–tercia un camarero de una terraza típica de la Rambla, de las que siempre sedujeron al visitante con paellas y jarras de cerveza–, pero no son suficiente­s”. “Mire –dice otro camarero–, menú a 10,95 euros, pero si no hay movimiento no hay gente a la que convencer”. Los profesiona­les se entregan fácilmente al debate. Tienen tiempo. “Hace un año hacíamos unas 120 mesas en un turno de mediodía... y ahora hacemos menos de diez”. “Dicen que el restaurant­e que están por encima del Mcdonalds cerrará esta semana”. “¿En serio?”. “Estoy muy preocupado, ¿sabes lo que me cuestan los libros del colegio de los niños?”.

SITUACIÓN DRAMÁTICA

Los dueños de locales renegocian sus rentas para no caer en manos de los oportunist­as

EL TIEMPO SE ACABA

“Si prolongan los ERTE quizás aguantemos, si no tendremos que cerrar”, dicen en el Moka

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LLIBERT TEIXIDÓ Un par de conductore­s de bicitaxi esperan clientes ante las terrazas vacías de los restaurant­es de la Rambla
 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? El actual trasiego del paseo no es suficiente para que los pintores del paseo se ganen la vida
LLIBERT TEIXIDÓ El actual trasiego del paseo no es suficiente para que los pintores del paseo se ganen la vida

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