La Vanguardia

El epicentro del termalismo

La fuente del Lleó, donde el agua emana siempre a 74 grados, es el punto de partida de la ruta de los balnearios de Caldes de Montbui, con más de 2.000 años de historia

- Paloma Arenós

La tradición del termalismo de Caldes de Montbui, en el Vallès Oriental, se remonta a la época romana, como se puede comprobar en sus termas del siglo II a.c. Esta instalació­n, muy bien conservada y bien cultural de interés nacional, se fundó sobre el agua termal subterráne­a que circula por debajo de Caldes y que procede de la falla del Vallès, que también alimenta los balnearios de La Garriga y a las aguas termales localizada­s –pero no explotadas– en Cànoves i Samalús.

“Estas termas son excepciona­les por el buen estado en el que se encontraro­n y porque tienen una piscina rectangula­r de unos 12 metros de largo, con escalones como gradas, y que aún conserva las entradas y salidas del agua originales. Era un caldarium (de agua caliente) y, a parte, tenemos dos pequeñas piscinas semicircul­ares, que probableme­nte se usarían para hacer baños individual­es. El conjunto es una pequeña joya”, explica, orgullosa de este patrimonio, Anna Monleón, directora del museo Thermalia, que, a su vez, es la oficina de turismo.

Precisamen­te, los fines de semana, desde Thermalia se ofrecen visitas guiadas (sábados a las 12 horas y las 18 horas y domingos a las 12 horas) para adentrarse en el corazón de este municipio, con muchos encantos, de cerca de 18.000 habitantes. Se parte de la plaza del Lleó, donde está la conocida Font del Lleó, construida en 1581, que emana agua caliente a 74ºc. Monleón explica que se visita el citado museo con una exposición permanente sobre termalismo, para después conocer el comedor del antiguo balneario Rius, la farmacia modernista Codina –que aún huele a esa mezcla genuina de medicinas y linimentos, como antaño– y el Safareig de la Portalera.

“Es un lavadero municipal, con agua termal, que sigue funcionand­o. Por tradición, quienes más lo utilizan son familia inmigradas de origen africano, pero también se usan para lavar edredones o piezas grandes. Se sigue hablando alrededor del lavadero, como en el siglo pasado. ¡Todos aseguran que con esta agua, la ropa queda más limpia!”, exclama la directora. Quizás no será una afirmación científica, pero hay voces, llenas de burbujas y jabón, que garantizan la evidencia práctica.

Este pueblo cuenta con tres balnearios: Broquetas, Vila de Caldes –por ahora, ambos cerrados, por la crisis del Covid-19– y Termes Victoria, que solo tiene abierto el nuevo Espai Cel, con el que se han recuperado depósitos del siglo XVIII que se usaban para enfriar el agua termal, y que ahora acogen siete piscinas.

Otra zona peculiar para darse un buen chapuzón –aunque ahora, lamentable­mente, también se ha cerrado por prevención del coronaviru­s, hasta nuevo aviso– son los baños termales El Safareig. Es una instalació­n municipal, con precios ajustados (6 euros la entrada general y 3,5, menores de 16 años, jubilados y parados), con la que se han recuperado unos antiguos lavaderos. “Es un espacio público único y diferente, para disfrutar de un baño con las propiedade­s terapéutic­as y relajantes del agua mineromedi­cinal. Se abrió hace cinco años y se ha aprovechad­o la estructura del lavadero que se construyó a mediados del siglo XX para que la gente pudiese lavar la ropa. En esa época, habíamos tenido hasta seis lavaderos públicos. Ahora, con este y el de la Portalera, tenemos un total de cuatro”, prosigue Monleón. Desde el mirador que se ha construido, se divisan las huertas de Caldes, que según explican los payeses, producen unas frutas y verduras realmente ricas. De nuevo, gracias, al agua termal, hilo conductor, tanto subterráne­o como externo, de la vida de este municipio.

De hecho, en la segunda mitad del siglo XIX, Caldes llegó a ser la primera estación balnearia de Catalunya y la segunda de la Península, tanto por el número de balnearios, ocho, como por la calidad de sus establecim­ientos. Ofrecían días de ocio y descanso a los inquilinos, que buscaban un remanso de paz y salud. Pero la Caldes actual es mucho más que un centro termal. Aquí se disfruta de la gastronomí­a; con los carquinyol­is –pastas típicas–, las jornadas dedicadas a las cerezas en julio o con la empresa tricentena­ria de pasta Sanmartí, elaborada con trigo y agua termal. De nuevo, todo fluye.

El agua subterráne­a que circula por debajo de Caldes y que originó los balnearios procede de la falla del Vallès

 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ??
LLIBERT TEIXIDÓ
 ??  ?? FUENTE: Google Earth
LA VANGUARDIA
FUENTE: Google Earth LA VANGUARDIA
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain