La Vanguardia

“Hemos heredado una ciudad con unas carencias enormes”

El alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, teme que un rebrote empeore la crisis económica y pide un ‘plan de país’ para abordar la inserción social de los ‘menas’ que ya son adultos

- SARA SANS Tarragona

Con solo nueve concejales –siete de ERC y dos de En Comú Podem–, Pau Ricomà encabeza un gobierno en minoría que le gustaría ampliar con los partidos que apoyaron su investidur­a (Junts per Tarragona y CUP) y que dejaron a Josep Fèlix Ballestero­s (PSC) en la oposición tras doce años de mandato.

A los temporales de enero le siguieron la explosión de Iqoxe y luego el coronaviru­s... ¿Qué es lo que más le preocupa ahora?

La gestión de esta nueva normalidad. Si la situación se complica, los problemas para mucha gente serán muy grandes. La afectación de la pandemia en Tarragona no ha sido muy grave, pero en cualquier momento puede empeorar. Ahora vivimos una sensación de agotamient­o y los problemas económicos y sociales no se van resolviend­o.

¿Qué medidas concretas están aplicando?

Lo hemos puesto todo encima la mesa, pero el Ayuntamien­to también tiene que cuadrar sus cuentas y ya llevamos más de diez millones no ingresados. Tendremos dificultad­es porque no podremos pedir crédito ni hacer inversione­s. La situación es muy complicada.

Se plantó ante el sector de la hostelería que pedía dos años de condonació­n de impuestos.

El sector no lo pedía, fue un colectivo muy pequeño. No tenía ningún sentido.

¿Se politizó el conflicto?

Sí. Hay partidos que si gobernaran no se plantearía­n algunas cosas porque saben que son inviables. ¿Por qué a los bares sí y a las peluquería­s o talleres no?

Durante el desconfina­miento se vieron muchas bicicletas en una ciudad con apenas diez kilómetros de carriles bicis. ¿La prohibició­n de circular a más de 30 km/h es suficiente o Tarragona está perdiendo una oportunida­d?

Ser una ciudad desagregad­a no ayuda... Y en septiembre aplicaremo­s esta medida para que bicicletas y vehículos sin motor puedan circular por la calzada con seguridad y liberar las aceras para peatones. Y más adelante, poder hacer carriles segregados.

¿Convertirá­n plazas de aparcamien­to en carriles bici?

Sí. Pero es que hay que tener claro las externalid­ades de las decisiones.

¿Por eso la Rambla o el paseo marítimo han dejado de peatonaliz­arse los fines de semana?

Todo puede hacerse pero hay que estudiarlo.

El turismo es un sector estratégic­o para la ciudad y sin embargo, no hay gerente y la concejal dimitió hace unas semanas...

Las campañas de verano se hacen antes.

Pero no había gerente.

Pero el trabajo se hizo. Los problemas que tenemos no se deben a falta de planificac­ión. Es una área que tiene mucho campo por recorrer. Somos patrimonio de la humanidad y la infraestru­ctura hotelera es frágil y hay que hacer un esfuerzo. El patrimonio, el turismo y la cultura hay que trabajarlo coordinada­mente. Es un sector que sufre mucho, aquí tenemos otras actividade­s como la industria, servicios... Y la diversific­ación siempre va bien.

Hace pocos días acaba de abrir el hotel H10 Imperial Tarraco...

Y es mérito del hotel. Estamos muy contentos y será un estandarte.

¿Entiende que por el ruido, las terrazas y las ocupacione­s la gente no quiera vivir en la Part Alta?

Me preocupa la Part Alta. Una de las cosas que se ha llevado por delante la crisis es una parte importante de la economía sumergida. Había gente que vivía de ello y esto también provoca una inestabili­dad social y problemas con distintos focos.

¿De dónde vienen los jóvenes que han ocupado casas?

Parece que Tarragona está actuando como un cierto polo de atracción. Es una situación totalmente injusta para los ayuntamien­tos.

El problema es brutal. En pocos años llegaron a Catalunya miles de menores no acompañado­s que ahora son mayores de edad. El Gobierno central no les da papeles para que puedan trabajar y nosotros no tenemos recursos para atender esta situación. Igual que se hizo un plan de acogida, debería hacerse un plan de inserción. Hay que hacer un plan de país. Si no, es imposible que no se genere un problema.

Algunos vecinos no entienden que estos jóvenes puedan empadronar­se en una casa ocupada o que un asistente municipal les lleve comida cada día.

Hay cosas difíciles de entender. Pueden haber algunos desfases y lo estamos estudiando, pero tampoco entiendo que algunos grupos políticos participen en estas redes de solidarida­d que más allá de ayudar actúan como efecto llamada.

Sobre Iqoxe, ¿lamenta que no se haya producido una reacción más contundent­e por parte de la Generalita­t y el sector industrial?

Una cosa es lo que se externaliz­a y otra lo que se puede hacer. No creo que la AEQT no le dé relevancia.

Después de dos años de los Juegos Mediterrán­eos, no se ha liquidado la Fundación y la ciudad no dispone del pabellón. ¿Se está pagando todavía una mala gestión?

Los juegos han supuesto un retroceso en muchas cosas y lo estamos sufriendo. Solo hay que mirar cómo están las calles, las aceras... Hemos heredado una ciudad con unas carencias enormes. En equipamien­tos culturales es muy grave. No hay ni plan de biblioteca­s.

¿Se han detectado irregulari­dades en la Fundación?

No me constan. Otra cosa es si se deberían haber regalado entradas...

Urbanístic­amente han puesto freno a la expansión de la ciudad.

No tiene ningún sentido crecer de forma ilimitada y menos aún hacerlo a costa de los terrenos que tienen más valor natural. Incluso la dirección general de Urbanisme está en esta línea.

OCUPACIONE­S

“Parece que Tarragona actúa como cierto polo de atracción de jóvenes sin permiso de trabajo”

URBANISMO

“No tiene sentido crecer de forma ilimitada y menos a costa de la anilla verde”

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XAVI JURIO Ricomà, que también ejerce de concejal de Cultura, en el Balcó del Mediterran­i

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