La Vanguardia

Los trumpistas se hacen un lío al insultar a Harris

No saben si la candidata demócrata es radical o moderada

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

A pesar de que en las apuestas Kamala Harris sonaba mucho para ser la elegida de Joe Biden en su carrera a la Casa Blanca, a los republican­os parece haberles cogido con el pasado cambiado en su línea de ataque.

Ahora ya no saben si la senadora Harris, negra de 55 años y con una larga carrera como fiscal en San Francisco y en el estado de California, es una gran defensora de la ley y el orden, muy dura en sus acciones contra el crimen –cosa dicha para molestar al ala izquierda demócrata– o es una radical que quiere eliminar los cuerpos uniformado­s y acabar con Estados Unidos. Si es una aspirante a institucio­nalizar el socialismo o es demasiado moderada, para disgusto de las bases más progresist­as del partido.

Ni siquiera el presidente Donald Trump, tan rápido siempre para bautizar a alguien, tenía a mano un mote para ella. Toma cuerpo el de “Falsa Kamala”, a la vista de las diferentes posturas ideológica que le atribuyen.

Sin embargo, Trump y los aliados de los medios conservado­res están intentando unificar la descripció­n de Harris por su supuesta debilidad ante los malos, como un avatar de la corrección política y un peligro para las familias estadounid­enses. No van por ahí los tiros en las encuestas, donde no se la ve como radical.

Dentro del desconcier­to, Donald

Trump recurrió a sus métodos habituales de insulto y misoginia contra las mujeres que no le ríen las gracias. Gran parte de los analistas coinciden en que el presidente ultraja a todas aquellas mujeres a las que teme. A las que le son sumisas y fieles votantes las llama “amas de casa”.

El primer adjetivo que dedicó a Kamala –él y sus seguidores se burlan al pronunciar el nombre– fue el de “nasty”, Esto es, asquerosa, repugnante, sucia..., palabra salida de la boca del que se supone que es la autoridad moral del país. Le aplicó ese calificati­vo porque en el Senado, durante la comparecen­cia de nominación de Brett Kavanaugh (elegido por Trump y hoy miembro del Tribunal Superior), se comportó de manera “horrible”. Sobre Kavanaugh pesaba una historia de alcohol y abusos a mujeres. Harris no tuvo reparo alguno en someterlo a un duro interrogat­orio.

Entre las filas conservado­ras existe la necesidad de demonizar a la compañera de viaje de Joe Biden en las elecciones del próximo 3 de noviembre. Ya han llegado a dudar de que sea negra. Es hija de inmigrante­s jamaicano e india.

La campaña de Trump se refiere a ella como “la peor, la más horrible, la más irrespetuo­sa, la más liberal de todos los miembros del Senado de EE.UU.”. Y avisan de que “va a destruir el país”.

El presidente ya ha hecho caso de esta terminolog­ía. Es la que mejor se adapta a su discurso de que Estados Unidos está bajo la amenaza de los alborotado­res.

“Tiene un ingenio poco agradable”, respondió Trump en una entrevista en la Fox.

Uno de sus hijos, Eric, hizo un juego de palabras en su Twitter. Describió su elección con el término “whorendous”, una mezcla entre puta y horrenda.

A los dirigentes republican­os les asusta caer bajo en los agravios sexistas, de desprecio hacia las mujeres, por lo que supone de pérdida de votos en un momento de urgencia. Además, muchos saben de la capacidad de Harris. El senador conservado­r Lindsay Graham, habitual en el campo de golf junto a Trump, dijo de Harris que es “inteligent­e, dura y agresiva”. Pronosticó que será “una oponente formidable”.

El ultraje a la número dos de Biden llega al punto de que hay quien se plantea si la senadora es realmente negra

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INDRANIL MUKHERJEE / AFP Un aficionado pinta el rostro de Harris –hija de madre india– en una escuela de arte de Bombay

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