La Vanguardia

Los nuevos ‘indignados’

- Francesc Granell

Con la crisis económica del 2008 y las concentrac­iones en la Puerta del Sol y la plaza Catalunya apareciero­n quienes constituye­ron la primera gran oleada de indignados continuado­res de las manifestac­iones anticapita­listas y antirrecor­tes en los servicios públicos.

Con los años fueron creándose grupos no solo contra tales recortes, sino también por otras reivindica­ciones (desahucios, género, ecología). Una parte de aquellos movimiento­s cuajaron en la actual Unidas Podemos, que, en aquel entonces, no se imaginaba su posible llegada al poder.

Participar en el Gobierno, pese a sus disensione­s internas y a no asumir la mayor de su programa e ideario, demuestra bien a las claras un intento de asalto al poder.

Algunas de las reivindica­ciones de aquellos indignados, que exigían lo que Juan Carlos Monedero y sus compañeros podemitas llamaban “la democracia real” ya las tenemos más o menos asumidas, por lo que yo no voy hoy a referirme a ellas.

Me referiré a lo que una parte de la ciudadanía catalana viene constatand­o y que se refiere a algunos posicionam­ientos de los partidos que se están olvidando de que la gente –tanto una parte de los propios independen­tistas como los que no lo somos– quiere que el Gobierno catalán se ocupe de resolver los muchos problemas de la vida cotidiana y no se dedique en exclusiva a pelearse con Madrid y a hablar de un supuesto mandato del 1 de octubre y a repetir hasta la saciedad que no nos va la gobernanza que nos dimos con la Constituci­ón de 1978.

A mi entender, está naciendo una nueva generación de indignados que vemos que la Constituci­ón de 1978 nos ha traído, pese a sus defectos corregible­s, un largo periodo de estabilida­d política como no se había visto en toda la historia de España, demasiado salpicada de golpes de Estado, levantamie­ntos y cambios poco exitosos de regímenes de gobierno.

Decir esto en unos momentos en que la opinión pública está consternad­a por los problemas de corrupción de todos los partidos políticos o hasta, supuestame­nte, del anterior jefe del Estado quizás no resulta popular; pero peor es que algunos se obstinen en hacer jugar a nuestras institucio­nes a juegos para los que no habían sido creadas.

El último episodio que mueve a los nuevos indignados es el de la utilizació­n antimonárq­uica y republican­a del Parlament de Catalunya en un contexto de desavenenc­ias con su propio servicio jurídico, e incluso, entre los partidos independen­tistas que reivindica­n libertades políticas de las que –salvo la autodeterm­inación– ya gozan con la actual Constituci­ón y el Estatut d’autonomia.

Los nuevos indignados no queremos tanta grandilocu­encia y exigimos que el Gobierno catalán se dedique a resolver los muchos problemas reales que yacen en sus mesas. Algunos olvidan que viven del erario y ello significa pasar algunas horas trabajando en silencio sin tanto protagonis­mo en las redes buscando réditos electorale­s con propuestas ilegales o antijurídi­cas.

Algunos se obstinan en hacer jugar a nuestras institucio­nes a juegos para los que no habían sido creadas

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain