Una masía en ‘stand by’
Los vecinos apremian al Ayuntamiento de Barcelona para que rehabilite Can Miralletes, cerrada hace años
Entre grandes bloques de edificios resiste en Barcelona la antigua masía Can Miralletes, del siglo XVIII. Se ubica en el parque que lleva el mismo nombre en el barrio de Camp de l’arpa del Clot, en el distrito de Sant Martí. El edificio, propiedad del Ayuntamiento y cerrado desde hace varios años, se transformará en un equipamiento. La previsión municipal era que estuviera en funcionamiento en el 2018, pero diferentes imprevistos han obligado a aplazar su reapertura. Los problemas detectados en la estructura del inmueble y al estar en suelo calificado como zona verde han retrasado el calendario.
Este vestigio del pasado rural de la ciudad está un poco más cerca de revivir. El Consistorio ha sacado recientemente a concurso la licitación para los servicios de redacción del proyecto y la posible dirección de las obras de mejora y adecuación de la masía.
El inmueble dispone de unos 300 m2 distribuidos en dos plantas y conserva las cuatro paredes exteriores de piedra, además de las vigas y ventanas de madera. En cuanto a los usos, se planteó en un principio que se instalara una ludoteca, pero los vecinos señalan que hay una propuesta para que en el planta baja se habilite un bar con lavabos para los usuarios del parque y la planta superior se destine para entidades juveniles. “En esta zona hay pocos equipamientos para la gente joven y sería un buen espacio para que organicen actividades”, asegura Miquel Catasús, de la asociación de vecinos Clot-camp de l’arpa. “Los usos se consensuarán con las entidades vecinales y del territorio”, añaden fuentes municipales. Sobre el calendario de obras no hay una fecha de inicio. “La ejecución de los trabajos está condicionada a la disponibilidad presupuestaria”, apunta el gobierno municipal. En el anteproyecto ya se estimaba un presupuesto para la reforma de 461.856,17 euros.
Los vecinos apremian al Ayuntamiento para que el equipamiento se inaugure durante este mandato y también vinculan la rehabilitación de la masía a la mejora de los jardines. “El parque está muy desgastado. Necesita una renovación de los bancos, de la iluminación y de la vegetación”, reivindica Catasús. Los residentes también lamentan que la finca con el paso de los años está cada vez más degradada.
Un estudio en el 2017 concluyó que el inmueble se encontraba en buen estado de conservación, pero las vigas presentaban un cierto riesgo y se habían detectado fisuras y grietas. El proyecto de rehabilitación se centrará tanto en el exterior como el interior para subsanar las anomalías detectadas y adaptar el espacio a la normativa actual de accesibilidad. “El objeto de esta intervención será la consolidación estructural y constructiva de la masía, así como su adaptación interior para usos públicos”, detallan fuentes municipales. El edificio se encuentra dentro del entorno del hospital de Sant Pau, por lo que las actuaciones se tienen que someter a la aprobación de la comisión territorial de patrimonio cultural de la Generalitat. En la puerta principal de la finca todavía se puede leer la fecha de su construcción: 1736. De momento, Can Miralletes sigue a la espera de una nueva vida.
Sale a concurso la redacción del proyecto para restaurar el inmueble y convertirlo en un equipamiento