La Vanguardia

El Leipzig corta las alas al Atlético

El equipo de Simeone cae con un gol de rebote en el 88 después de que João Félix revolucion­ase el duelo

- CARLES RUIPÉREZ

Aquí todos creen que tienen la Champions a tiro de piedra. Lo piensa el PSG, lo cree el Barça, que se anima, se sienten favoritos el Bayern y el City y hasta el Atlético tenía el pálpito de que era su año. Pero eso no garantiza nada. Después a la hora de la verdad hay que ganárselo con méritos en el campo. Y si hay un equipo valiente que no regala nada y que no tiene nada que perder es el Leipzig, que cortó las alas al Atlético, al Cholo Simeone y a João Félix.

Aviso para navegantes. Sufrió el PSG y cayeron los colchonero­s, los dos teóricos cocos de un lado del cuadro, ante rivales de menos nombre y con muchos menos apellidos en sus plantillas.

Nagelsmann ya le dio una lección de modernidad a Mourinho en octavos de final y en el Jose Alvalade se plantó con ese fútbol eléctrico e intenso, lleno de vatios, tan propio de la Bundesliga que durante minutos y minutos fue indescifra­ble para Simeone. Justo cuando los rojiblanco­s controlaro­n e igualaron el partido, un gol de rebote de Adams les hundió.

Combinaba a un ritmo altísimo el Leipzig. Presionaba alto el Atlético. Estiraba Herrera. Le seguían Llorente, Costa y Koke. Pero el conjunto alemán sacaba el balón desde atrás con grandes automatism­os y con el descaro de Upamecano en el eje de la zaga. El central francés es un gran mariscal.

Y en cuanto perdían el balón, la consigna era no permitir ninguna contra de los madrileños. Falta y todos a su sitio. En ataque, en el Atlético solo un animoso Carrasco se salía del guion, pues Costa y Llorente estaban desconecta­dos.

Así las cosas, las mejores ocasiones de la primera parte llevaron la firma de los centrales. Por un lado, Savic, que recibió un coscorrón espectacul­ar y un vendaje en la ceja, remató dos faltas enroscadas por Lodi.

Por otro, Halstenber­g chutó a las nubes desde cerca y Upamecano cabeceó centrado a las manos de Oblak en otras dos jugadas a balón parado.

El gol nada más salir del descanso fue el premio justo para el Leipzig y un compendio de sus virtudes. Tocaron y tocaron con mucha intención. Poulsen retrasó, Kampl distribuyó, Laimer abrió a la banda derecha donde Sabitzer puso el centro y Dani Olmo, al más puro estilo Werner (la anterior estrella del equipo, vendido al Chelsea y que ya no está en esta Champions), apareció para meter la cabeza antes que cualquier defensa. El catalán fue un dolor de cabeza constante.

Rápidament­e, en cuanto se vio por debajo, Simeone recurrió a João Félix. Era un movimiento cantado pero por ese motivo aún tiene más mérito lo que hizo la perla portuguesa. Todos le esperaban y el chaval revolucion­ó el partido. Fue profeta en su tierra. El impacto en el partido del delantero fue instantáne­o. Su presencia viró el encuentro. Por su obra y gracia, el Atlético empezó a crear peligro ante Gulasci. Pidió la pelota, cayó a la banda, encaró y vio espacios. Estaba en todas las jugadas. Hasta que Klosterman­n tuvo que hacerle penalti cuando se había metido en el área y ya se disponía a chutar.

Con solo 20 años, João Félix se quedó el lanzamient­o, aunque Costa y Saúl estaban en el campo. Y no falló e igualó con una seguridad pasmosa. El Atlético creyó estar en Anfield y se vio capaz de otra gesta. Se descuidó una vez y fue su adiós. Adams, con la ayuda involuntar­ia de Savic, cortó las alas a un equipo al que no le sienta bien Lisboa.

 ?? MIGUEL A. LOPES / AFP ?? El portero del Atlético, Jan Oblak, desencanta­do tras el segundo gol del Leipzig
MIGUEL A. LOPES / AFP El portero del Atlético, Jan Oblak, desencanta­do tras el segundo gol del Leipzig

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