Roglic desborda a Bernal
El jefe de filas esloveno del Jumbo no tiene rival de su talla en la subida al col de Porte
Nueva exhibición del Jumbo en el Dauphiné, esta vez con su jefe de filas, el esloveno Primoz Roglic, al mando de las operaciones. Ni todo el Ineos marcando el ritmo a relevos, ni el ataque de Nairo Quintana, ni la réplica final del campeón Egan Bernal afectaron lo más mínimo a Roglic. El exesquiador incluso tuvo que ver cómo cedían algunos de sus lugartenientes de confianza, pero tampoco se tambaleó lo más mínimo. A una distancia de meta (700 metros) que muchos habrían considerado aún excesiva, Roglic pegó un cambio de ritmo que convirtió a todos sus rivales en motores diésel sin capacidad de reacción instantánea. Y el único que creyó que podía plantarle cara, Egan Bernal, se dio cuenta de inmediato de que intentar seguir el ritmo imperial de Roglic no era precisamente la acción más juiciosa en aquellas circunstancias. Diez segundos (bonificaciones aparte) se dejó Bernal (con Quintana, Supermán López, Mikel Landa, Richie Porte...) en esos 700 metros finales de exhibición de un Roglic que, ahora mismo, a dos semanas del inicio en Niza, huele a Tour.
Sin Kruijswik ni Dumoulin a su lado (ayer se dejaron alrededor de un minuto), el Jumbo expuso otra de sus cartas, Sepp Kuss, un estadounidense de 25 años, nacido en Durango... Colorado, hijo de un entrenador olímpico de esquí nórdico, que ya mostró su clase en la Vuelta a España del año pasado al vencer en la meta del santuario de la Virgen del Acebo mientras se pasaba la carrera defendiendo las opciones de su victorioso jefe de filas, Primoz Roglic. Kuss fue esta vez quien acompañó a Roglic hasta el final, hasta que llegó el ataque demoledor que no admitía réplicas.
Solventada la escapada del día, la jornada se jugó en los últimos kilómetros del col de Porte. Al ver que algunos colaboradores ilustres de Roglic flaqueaban, el Ineos expuso su plan de batalla habitual, el que tantos éxitos le ha reportado en el pasado.
Los siete corredores del equipo se colocaron al frente del grupo y empezaron a marcar un ritmo al
to a relevos. Tiró Castroviejo con decisión, luego Kwiatkowski se desfondó en un excelente trabajo y entonces le tocaba a Froome, pero el ganador de cuatro Tours bastante había hecho con mantenerse ahí y se descolgó. Entró en acción Thomas y finalmente Sivakov, con Bernal a la espera.
El resultado de todo ello fue que las cabezas empezaron a rodar montaña abajo. Se dieron por vencidos Alaphilippe y Kangert a unos 6 km de final, luego Barguil y Roche a -5, entonces Valverde, Froome y Adam Yates a -4,5, posteriormente se rindieron Enric Mas y Urán a -3 y también cayeron Kruijswijk, Pogacar, Bardet...
A un par de kilómetros de la meta saltó por los aires el temido control del Ineos y se empezó a ver que Bernal quizá no estaba en su mejor día. Quintana intentó irse a unos 800 metros del final y entonces llegó la apisonadora del Jumbo con Roglic en persona al volante. Un Roglic tan superior que los asustó a todos. Bernal tuvo que rendirse a la evidencia de un escalador que, ahora mismo, le supera con claridad.
IMPARABLE
Dumoulin y Kruijswijk no anduvieron tan finos, pero al líder del Jumbo no le importó lo más mínimo
INALCANZABLE
El ganador del último Tour intentó seguir la rueda del nuevo patrón, pero tuvo que darse por vencido