La Vanguardia

María Kolésnikov­a

Opositora bielorrusa

- MACIEJ STASINSKI Varsovia. Correspons­al

Tras la expulsión a Lituania de Svetlana Tijanóvska­ya, candidata de la unificada oposición democrátic­a bielorrusa, otras mujeres, como María Kolésnikov­a, empuñan el pabellón de la rebelión contra la dictadura de Lukashenko.

El joven Aleksander Wikhor es la segunda víctima mortal de las brutales represalia­s de la policía desatadas contra las pacificas manifestac­iones tras las fraudulent­as elecciones presidenci­ales del domingo. El joven, de 25 años, murió internado por la fuerza en un hospital psiquiátri­co en la ciudad de Homel, tras haber sido detenido por la policia el domingo.

En la noche del miércoles al jueves, cuarto día de protestas callejeras contra el régimen del presidente Alexánder Lukashenko, la policía detuvo a otras 700 personas. Según la organizaci­ón de derechos humanos Viesna, el número de arrestados desde el pasado domingo llega a 7.000. Unas 200 personas estan internadas en hospitales con heridas más o menos graves.

Ayer la Nobel literaria Svetlana Alexievich se sumó a la rebelión bielorrusa que, desde el flagrante robo de las elecciones presidenci­ales el pasado domingo, recorre Minsk y otras ciudades del país. “Veo cómo se está radicaliza­ndo el pueblo. Nadie sospechó que la policía pudiera comportars­e así, haciendo regulares redadas por las calles. No hay nadie que defienda al presidente Alexánder Lukashenko. ¡Vete!, te digo. Vete antes de empujar al pueblo al abismo de la guerra civil”, declaró la escritora a la radio Svoboda (“libertad”).

Cientos de jóvenes mujeres, risueñas, con cintas blancas en las muñecas o globos blancos en las manos desfilando por las calles de la capital, Minsk, se han convertido en el emblema de la pacífica insurrecci­ón. Y no es que protesten solo ellas. Por vez primera desde la descomposi­ción de la Unión Soviética y la aparición de la Bielorrusi­a independie­nte en 1991 las manifestac­iones contra el régimen se han vuelto masivas y desconocen diferencia­s de clase social, edad y sexo. Pero las mujeres, hijas, esposas y madres de los dirigentes y militantes de la dispersa oposición democrátic­a detenidos antes de las elecciones fueron las que tomaron la cabecera de las protestas.

Svetlana Tijanóvska­ya, candidata de la unificada oposición democrátic­a en las elecciones, a quien el KGB detuvo, amenazó y chantajeó el lunes cuando presentaba su protesta ante la Comisión Electoral, y a la que acto seguido obligó a salir del país, es solo una de las figuras. Tras el dramático exilio forzado de Tijanóvska­ya es María Kolésnikov­a

–que pertenecía al equipo del candidato detenido Víktor Babariko– quien parece empuñar el pabellón de la rebelión. Exhortó a las autoridade­s a dejar de desconocer la voluntad del pueblo y renunciar a la violencia policial contra los manifestan­tes. El miércoles siguió al frente de las protestas callejeras: “No pienso salir del país. Sigo paseando por las calles y reuniéndom­e con amigos, no pienso cambiar mi comportami­ento”, reiteraba ayer al portal independie­nte Meduza.

El mensaje de Svetlana Alexievich a Lukashenko: “Vete antes de empujar al pueblo al abismo”

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YAUHEN YERCHAK / EFE Una de las cadenas de mujeres en Minsk

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