La Vanguardia

Gràcia vive sus fiestas más atípicas en época de pandemia

La fiesta mayor de verano de Barcelona se reinventa de manera virtual para adaptarse a las exigencias sanitarias

- JESÚS SANCHO

“Un, dos, tres… ¡Pica pared!”. Un grupo de niños juega en la emblemátic­a plaza del Diamant de Gràcia que inmortaliz­ó la escritora Mercè Rodoreda. No se ven turistas. La imagen no tiene nada que ver con la de años anteriores por estas mismas fechas. Para muchos, marcadas en rojo por ser el inicio de las fiestas. “El año pasado para entonces las calles estaban cortadas y todo masificado. Este verano también muchos vecinos se han ido”, comenta Ester, madre de uno de los pequeños que corretea en la plaza. Los festejos de Gràcia viven su edición más atípica e íntima, sin plazas abarrotada­s ni aglomeraci­ones. El silencio en algunas callejuela­s del barrio no deja de sorprender. En unas circunstan­cias excepciona­les, los organizado­res han tomado medidas extraordin­arias. La pandemia ha obligado a una celebració­n sin actos en la vía pública y de manera virtual. El propio Ayuntamien­to y los organizado­res han insistido en pedir a los ciudadanos que no se acerquen a Gràcia durante la festividad, que se prolongará hasta el 21 de agosto.

Una de las señas de identidad de las celebracio­nes ha caído del programa. No hay concurso de decoraotra­s dos, pero los vecinos de 17 calles han tirado de orgullo y han querido mantener viva de forma simbólica esta tradición de la que ya se tiene constancia de mediados del siglo XIX. Enric Fernández, de la comisión Joan Blanques de Baix de Tot, es uno de los veteranos. “Es mi vida”, confiesa a sus 73 años este graciense que participa en el sarao desde 1980. “El motivo es la representa­ción de la primavera que no pudimos vivir por la Covid-19”, explica Fernández. Para dar vida a este espacio han utilizado materiales reciclados de ediciones anteriores. Con el objetivo de evitar la concentrac­ión de personas, los elementos han de estar suspendido­s en el aire y no se coloca nada en el suelo ni en los portales. Tampoco se han instalado tarimas ni las típicas barras. A unos metros, los vecinos de la calle Perill también han improvisad­o un decorado más minimalist­a que veces. “queremos dar un poco de alegría a la gente en estos días tan difíciles”, destaca Sebastián Jara, el presidente de la comisión vecinal de Perill. Reconoce que este año han faltado manos aunque el trabajo ha salido adelante. “Fuimos pocos, la mitad que en otras ocasiones, pero la tarea también era menos”, razona. El resultado de los decorados se podrá ver a partir del lunes a través de una ruta virtual en la aplicación móvil ideada por los organizado­res de la fiesta. Que no venga nadie al barrio, repiten en todas las calles. “Por teléfono se verá todo muy bien”.

La presidenta de la fundación Festa Major de Gràcia, Carla Carbonell, defiende que la “cultura no es prescindib­le. Tras semanas de mucho esfuerzo hemos buscado la manera de adaptar la fiesta mayor a las exigencias sanitarias actuales”. En cuanto a la decoración, dice que se ha realizado “con todo el respeto hacia los vecinos”, y además supone “un reconocimi­ento para aquellas personas que hemos perdido por la Covid-19 u otra enfermedad”. Carbonell apela a la responsabi­lidad ciudadana: “No os olvidéis de nosotros, pero disfrutad de la fiesta desde vuestras casas”.

Algunas voces incluso defienden iniciar el debate para repensar el modelo de futuro de las celebracio­nes. “El propio éxito y atractivo de las fiestas de Gràcia conllevan a que se conviertan más en un espectácul­o que en una fiesta. Es la propia desmedida de la Barcelona turística”, afirma Toni Ramon, de la asociación de vecinos de Vila de Gràcia. La presidenta de la fundación Festa Major de Gràcia apunta que “la flexibilid­ad interna de la organizaci­ón es lo suficiente para que cada calle libremente reflexione si quiere hacer una fiesta más de día o de noche”. Sobre las aglomeraci­ones, recuerda que otros años se han adoptado medidas, como el sentido único en calles, y reconoce que es “muy difícil” gestionar la afluencia de público al ser la gran fiesta mayor de verano en Barcelona.

Otra cara de estos festejos son los efectos económicos con la suspensión de los actos presencial­es en la vía pública. Uno de los sectores más perjudicad­os es el de la restauraci­ón. “Las fiestas son un empuje que nos arregla el verano, pero este año ha sido el remate para nosotros”, se lamenta Alberto Barros, portavoz de la Asociación de Bares y Restaurant­es de Gràcia, entidad que agrupa a un centenar de profesiona­les de la restauraci­ón. Pese a la falta de ingresos, la asociación se muestra partidaria de cancelar las fiestas ante la preocupaci­ón de que se dé un “efecto llamada” de gente que “ponga al barrio en riesgo de contagio”. A pesar de la disparidad de opiniones, la cultura popular en Gràcia, aunque sea virtualmen­te, sigue viva y planta cara al coronaviru­s.

FESTEJOS ONLINE

Los organizado­res piden a los ciudadanos que disfruten de la festividad desde casa

SIN PREMIOS

No hay concurso de decorados pero sí 17 calles engalanada­s de forma simbólica

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MONTSERRAT GIRALT
 ?? MONTSE GIRALT ?? Decorados simbólicos
Algunas comisiones de vecinos han decidido mantener viva la tradición y han engalanado diferentes calles con un diseño más minimalist­a
Orgullo de barrio
La calle Joan Blanques de Baix de Tot recrea la primavera que no se pudo vivir con normalidad por la pandemia
MONTSE GIRALT Decorados simbólicos Algunas comisiones de vecinos han decidido mantener viva la tradición y han engalanado diferentes calles con un diseño más minimalist­a Orgullo de barrio La calle Joan Blanques de Baix de Tot recrea la primavera que no se pudo vivir con normalidad por la pandemia

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