La Vanguardia

El PP se prestará a un pacto judicial, pero no para los presupuest­os

Los cambios ejecutados por Casado buscan ofrecer a los electores perfiles con más experienci­a y capacidad de gestión

- Carmen del Riego Madrid

En su comparecen­cia, el lunes, ante la puerta de los Leones del Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo aseguraba que su destitució­n se interpreta­ría en clave del dilema interno del PP entre duros y moderados. Y es verdad que tanto la nueva portavoz, Cuca Gamarra, como la nueva secretaria de política social, Ana Pastor, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, tienen imagen de moderación, frente a la dureza de Álvarez de Toledo.

Pero la verdadera razón de los cambios que ha introducid­o Pablo Casado en el PP, aprovechan­do la destitució­n de la portavoz en el Congreso, es mostrar a un líder del partido que cuenta con un equipo con capacidad y experienci­a de gestión y diálogo, más que de moderación. Y eso es algo que los barones más críticos del PP venían reclamando al presidente popular. “Necesitas gente con experienci­a de gestión a tu lado”, le decían. En esa línea, Casado ya había incorporad­o a su equipo a exministra­s como Elvira Rodríguez o Ana Pastor, a las que además dio un papel prepondera­nte en la comisión de reconstruc­ción del Congreso, en detrimento, precisamen­te, de Cayetana Álvarez de Toledo, la única portavoz que no fue la cabeza visible de los debates.

Ahora, en la nueva etapa política que para el PP se inicia en septiembre, según Álvarez de Toledo, esa capacidad de gestión es un hándicap para Pablo Casado. El presidente del PP sabe que su gran baza ante una posible cita electoral es presentar al partido como el gran gestor que puede volver a sacar a España de una crisis económica y sanitaria. Un planteamie­nto que se quedaba cojo con el actual equipo, dado que él y su número dos, Teodoro García Egea, no han tenido ninguna responsabi­lidad de gestión.

Las tres personas que ahora incorpora a su equipo más cercano, en cambio, si algo tienen es experienci­a de gestión. Ana Pastor ha sido ministra de Sanidad, además de haber ocupado previament­e varios puestos como subsecreta­ria. Cuca Gamarra, que sustituirá a Cayetana Álvarez de Toledo en la portavocía del Congreso, ha sido alcaldesa de Logroño, con lo que su experienci­a está acreditada, y el nuevo portavoz del partido, José Luis Martínez Almeida, es alcalde de Madrid, cuya capacidad de gestión ha sido reconocida durante la pandemia de la Covid19. Y a eso hay que añadir, en los tres, una alta predisposi­ción al diálogo, que todos ellos han demostrado sobradamen­te. Por ejemplo, el acuerdo para la reconstruc­ción alcanzado por el alcalde madrileño con todos los partidos del Consistori­o, lo que fue imposible en el Congreso.

Casado necesita ahora alcanzar acuerdos, y pronto. Pero no en la cuestión de los presupuest­os, ya que en el PP lo consideran imposible por mucho que el líder popular mostrara su disposició­n a hablar de ellos. Casado necesita acuerdos más concretos y rápidos, como la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Constituci­onal, que podrían sustanciar­se en poco tiempo. Y ahí, la figura de Cayetana Álvarez de Toledo, como ella misma admitió el lunes, sería una voz discordant­e, pues estaba y sigue estando en contra del reparto de los magistrado­s entre los partidos. Y si el PP se aviene ahora a negociar el CGPJ, eso supondría que ha abandonado lo que impidió su renovación en los últimos meses: la exigencia de volver al sistema de elección anterior a 1985, en el que predominab­a la designació­n de miembros por los propios jueces.

Ese sería un ejemplo de lo que Pablo Casado trata de evitar con la marcha de Cayetana Álvarez de Toledo. De hecho, según fuentes de la dirección popular consultada­s, la destitució­n no se produce por la entrevista que la exportavoz concede el domingo pasado al diario El País, sino que es algo que tenía decidido desde antes el presidente del PP. Esas declaracio­nes solo habrían acelerado la decisión. En realidad, el PP llevaba más de una semana lanzando mensajes a la portavoz en el Congreso, en los

El líder del PP tenía decidida la marcha de Álvarez de Toledo hace ya una semana

El presidente popular le reprochó haber hecho más de portavoz de sí misma que del PP

que poco menos que la invitaba a marcharse.

Sin embargo, las razones de fondo sí están en esa entrevista y algunas son las que enumeró la propia Álvarez de Toledo durante su comparecen­cia del lunes. Es decir: la insistenci­a en su petición de un gobierno de concentrac­ión entre el PSOE y el PP; su oposición al nombramien­to del nuevo jefe de la asesoría parlamenta­ria, y las declaracio­nes que la portavoz popular había realizado, de forma reiterada, sobre el rey Juan Carlos.

Según fuentes de la dirección popular, Casado reprochó a Álvarez de Toledo que pidiera explicacio­nes al rey emérito, algo que no podía permitir en un portavoz del PP porque, según le dijo, iba en contra del discurso oficial que él mismo había marcado, de frenar cualquier debate sobre la monarquía. Con estos ejemplos, Pablo Casado llegó a afear a Álvarez de Toledo que “había ejercido más de portavoz de sí misma que de portavoz del grupo popular”.

Esa confesión demuestra el malestar que ha causado en la dirección nacional del PP la forma en la que Álvarez de Toledo habló de su reunión con Pablo Casado. “Se ha retratado”, dicen en el partido, porque, añaden, uno se puede marchar “de forma elegante o no”. “Y su forma de actuar la deja en evidencia”, dicen personas cercanas a Casado, que aseguran que ha dado “una versión sesgada” de la reunión y no lo ha contado todo.

Quizá por eso, el silencio ha sido la tónica en el PP como reacción a la marcha de Álvarez de Toledo, y solo dos personas han salido en defensa de la hasta ahora portavoz popular. Uno ha sido el presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, que en su cuenta de Twitter expresó su deseo de seguir contando con ella, “especialme­nte en Catalunya”, por ser “una voz imprescind­ible, libre y culta que tan bien representa el espíritu de la España de los libres e iguales”.

El otro apoyo que ha recibido Álvarez de Toledo ha sido el de la expresiden­ta de Madrid Esperanza Aguirre, que también en sus redes lamentó el cese de la portavoz. “Ha sido la mejor portavoz del grupo parlamenta­rio que ha tenido nuestro partido. Ha defendido los principios y valores del partido. Me entristece profundame­nte que haya dejado de serlo”, manifestó.

Solo dos personas han salido en defensa de la exportavoz: el líder del PP en Catalunya y Esperanza Aguirre

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POOL / EP Cayetana Álvarez de Toledo y Pablo Casado en el Congreso el pasado 30 de julio, en una imagen que no se volverá a repetir
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