Icíar Bollaín regresa con ‘La boda de Rosa’
Icíar Bollaín, cineasta, estrena ‘La boda de Rosa’
Icíar Bollaín retorna a sus orígenes como directora que escribe sus propias películas, en este caso junto a la también coguionista de Te doy mis ojos, Alicia Luna. Lo hace con una comedia dramática pero “ligera” en la que Candela Peña, en momento dulce por su éxito en la serie Hierro, vuelve a lucirse en la gran pantalla con el papel de una cuarentona sobrepasada por el trabajo, la familia y las circunstancias. Su personaje decide poner pie en pared frente a todas las presiones externas y se compromete a quererse. A seguir su destino al margen de lo que los demás esperan de ella. Y para proclamar y solemnizar ese compromiso, se casa consigo misma. Es La boda de Rosa. La película se estrena este viernes al tiempo que inaugura el Festival de Málaga: una première y un estreno especialmente complejos a causa de la pandemia. Bollaín y todo el equipo cruzan los dedos para que la gente vaya a verla y para que el certamen se celebre sin sobresaltos.
¿Cómo surgió la idea de esta película?
Fue a raíz de un artículo que leí en The Guardian. Trataba sobre una agencia creada en Japón para que cualquier mujer pudiera casarse con todo, todo lo que quisiera... menos el novio. Ella podía vestirse de princesa, maquillarse, llevar su precioso ramo, pero todo sola. Eso nos dio la idea. Lo que contaba el reportaje se refería más bien a la experiencia estética de esas bodas a solas. El objetivo principal era tener un álbum de fotos, cosa a la que allí dan mucha importancia. Pero luego, rascando más en el asunto, vimos que había mucha gente que se casaba por compromiso consigo misma; también en España, y también hombres. Luego, hablamos con esa mujer fantástica que es May Serrano, quien hace unos cuantos años se casó con ella misma. A partir de todo ello compusimos una historia más cercana a nuestra realidad, original y espero que divertida; algo con un toque generacional y existencial en torno a una mujer de cuarenta y pico que se pregunta qué está haciendo con su vida: si es lo que le gusta o lo que quieren los demás, y si está a tiempo de reconducir su existencia. Después le construimos la familia, que es siempre la que más problemas pone aunque luego termine apoyando.
Después de varios filmes con Paul Laverty como guionista, vuelve a ser usted quien escribe. ¿Retorno a los orígenes?
Quería contar una historia yo misma. Bueno, y junto con Alicia Luna, con la que tengo mucha complicidad desde Te doy mis ojos. Por eso, después de las tres últimas con Paul, esta película es más yo. Habla de temas más personales. Además, desde el primer momento quisimos que fuera una comedia o algo ligero. Y que, aunque trata un tema serio, lo hiciera desde un lugar alegre. Por eso puede recordar a Hola ¿estás sola? oa Mataharis.
La historia habla de trazar y seguir el rumbo propio y de romper ataduras e imposiciones ajenas. ¿Vivimos por debajo de nuestras posibilidades, en el sentido de la potencialidad que tenemos? Creo que soportamos mucho ruido externo. Me refiero a los roles familiares en que caes desde que naces, a las expectativas laborales, las que despiertas en la pareja… Y así no es fácil escucharnos para saber si todo lo que estamos haciendo nos interesa realmente a nosotros... o a quién. Contra eso uno puede ir soltando pequeñas bombas, decir que no a esto y lo otro. Pero cambiar el rumbo y soltar una bomba nuclear como hace el personaje de Rosa es más difícil. Porque no nos educan para escucharnos. Y aprender a oír nuestra voz debería ser de primero de EGB. Pero, como no es así, lo que ocurre es que en cuanto surge la discrepancia con lo que nos viene impuesto tendemos a pensar que no tenemos razón, que estamos tontos y debemos seguir lo que nos dicen. Hay mucha construcción, como digo, en torno a que hagas esto y comas lo otro; a que hay que hacer dieta y ejercicio, por ejemplo. Son mandatos externos que seguimos sin hacer caso a lo que nos gustaría. Porque de lo que se trata es de agradar, de no salirte del tiesto. Insisto: nos educan para obedecer. Incluso en cosas personales. Y se cultiva poco la iniciativa propia. Luego nos dicen que tenemos que ser emprendedores, pero lo cierto es que no se nos inculca eso. La mayor parte de la información que recibimos va a la contra de hacernos caso. Ah, y tampoco se trabaja la intuición. Pero ojo: en una emergencia como la que estamos viviendo sí que hay que hacer lo que dicen las autoridades.
¿Cómo ha llevado la pandemia? ¿Es de las que le han visto ventajas pese a todo?
He pasado por muchas fases. He descubierto lo que es vivir en pausa, con las ventajas que supone. Podía hacer cosas para las que antes no sacaba tiempo. Como estar con mi hijo mucho más. Y he visto gestos solidarios... Pero también cosas estremecedoras. Aquí los políticos han dado un espectáculo alucinante. Mientras en el Reino Unido, donde vivo y hubo muchas críticas a Boris Johnson, hicieron una especie de tregua política y ahora están auditando a los gobernantes, aquí la guerra continuó a tope en plena crisis.
Por cierto, ¿da vértigo estrenar ahora una película?
Bueno, al estrenar ahora estamos
ATADURAS INVISIBLES “Seguimos mandatos ajenos porque de lo que se trata es de agradar y no salirse del tiesto”
RIESGOS DEL CINE EN PANDEMIA “Estrenar ahora es tirarse a la piscina, pero luego puede ser peor: un sálvese quien pueda”
todos tirándonos a la piscina sin saber si hay agua. Pero es que el otoño se presenta aún más incierto. Porque a las películas previstas en principio se sumarán las que se han aplazado. Será como un sálvese quien pueda. Y hay que subrayar que los cines son muy seguros. Ir en tren da mucho más miedo; ahí no se guarda distancia ninguna.
¿Se hace lo bastante para ayudar al cine en esta situación?
Todos los sectores están asfixiados. Y en el mío se siente que no ha habido apoyo suficiente. Se ha hecho poco. Y sin una ayuda fuerte habrá muchos cines que no vuelvan a abrir. Lo mismo que restaurantes, comercios y negocios familiares. Pero me pregunto si nos podemos permitir perder cines y teatros.