La Vanguardia

Guindos alerta sobre la deuda, que suma 83.000 millones más

La banca tardará al menos dos años en recuperars­e, se advierte desde el BCE

- LAS CUENTAS PÚBLICAS

El vicepresid­ente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ve algo de luz al final del túnel. Pero hay riesgo de que no todos los países de la zona euro salgan de él a la vez, ni en las mismas condicione­s e incluso que la travesía sea más larga si hay una recaída por los rebrotes y nuevas restriccio­nes. En ese escenario de recuperaci­ón más lenta de lo previsto habrá también “efectos negativos sobre la sostenibil­idad de las finanzas públicas”, alertó, y pueden crecer las desigualda­des.

La economía de la zona euro viene de un desplome histórico. En el segundo trimestre cayó el 12,1%. España, con un mayúsculo -18,5%, fue la más castigada. “Es un shock común, pero los efectos son asimétrico­s entre los diferentes países y los diferentes sectores”, reconoció. El confinamie­nto más duro, el peso del turismo o la importanci­a de las pymes explican el batacazo español, siguió. Más de uno da por hecho que con estas cifras ya se ha tocado fondo y ahora viene el rebote. De cara al tercer trimestre se puede ser “cautamente optimistas” sobre la evolución de la economía en la eurozona, con un crecimient­o del orden del 8%, afirmó ayer Guindos en los cursos de verano de la Universida­d Internacio­nal Menéndez Pelayo (UIMP). Eso sí, hay un alto grado de incertidum­bre y no todos afrontan el mismo panorama. La anhelada salida de la crisis aún deja varias incógnitas: cómo va a ser la recuperaci­ón, su intensidad –el rebote en V ya está descartado– y su distribuci­ón por países y sectores, planteó. Todo dependerá de cómo evolucione la pandemia –“si hay una segunda ola o la disponibil­idad de una vacuna”– y cómo respondan los planes de choque de los ejecutivos comunitari­os.

Un horizonte de salida dispar amenaza con ensanchar las diferencia­s en la moneda única. “Esta crisis puede aumentar las desigualda­des entre los países de la Unión Europea”, resumió Paolo Gentiloni, comisario europeo de Asuntos Económicos, al introducir la intervenci­ón del exministro. Guindos apostó por el fondo de recuperaci­ón para cerrar brechas. “Puede jugar un papel fundamenta­l”. Según Guindos, España ha ejecutado más rápido que en otros países la concesión de financiaci­ón bancaria con avales públicos, pero teniendo en cuenta la caída que registra su economía, el resto del programa de ayudas parece proporcion­almente menor.

Con el turismo golpeado de muerte para la temporada y la restauraci­ón y el ocio sufriendo nuevas restriccio­nes, la salida del túnel se puede ralentizar. Si pasa, tendría “efectos negativos” en la sostenibil­idad de cuentas y métricas públicas, empezando por la deuda, cuyo aumento es un “legado ineludible de la pandemia”.

El número dos del BCE también centró su intervenci­ón en el futuro de la banca, que antes de la irrupción de la Covid-19 ya tenía problemas de rentabilid­ad y costes. Irán a más: “Vamos a tener una reducción adicional de la rentabilid­ad por el incremento de las provisione­s por préstamos dudosos y de la caída de los ingresos”, vaticinó. Si bien parten con la ventaja de un capital relativame­nte sólido y están más saneadas que en la Gran Recesión, Guindos ve poco probable que se recuperen de la crisis antes del 2022, de nuevo dependiend­o de la velocidad en que esta se efectúe, factor “fundamenta­l”. Como receta, propuso que utilicen las menores exigencias de capital para conceder más préstamos, impulsando el resurgir económico y de rebote reduciendo su morosidad.

Tampoco se ahorró advertenci­as Mario Draghi, expresiden­te del BCE, en su primera intervenci­ón pública desde que cedió el cargo. En un discurso en Rímini, Italia, sostuvo que los tipos mínimos no garantizan que la deuda sea sostenible. Institucio­nes e inversores solo apoyarán “buena deuda”, alertó, aquella que se destine a mejorar el capital humano, infraestru­cturas clave e investigac­ión. “Si se utiliza –lo captado– para propósitos improducti­vos, se verá como deuda de mala calidad y su sostenibil­idad se erosionará”. El italiano, que asemejó la salida de la crisis a la reconstruc­ción tras la Segunda Guerra Mundial, puso el foco en los jóvenes, con el temor de que se borre el futuro de toda una generación. Pidió inversión y políticas “creíbles” para los que acabarán pagando la montaña de deuda. “Privar a un joven del futuro es una de las formas más graves de desigualda­d”, lanzó.

SECUELAS

Una salida más lenta de la crisis ampliará los “efectos negativos” en las cuentas públicas

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EMILIA GUTIÉRREZ Luis de Guindos durante un acto en Madrid el pasado julio

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