La Vanguardia

Operación ‘plato vacío’ en China

Campaña contra el desperdici­o de comida, que alcanza millones de toneladas

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

El jueves de la semana pasada, el personal del restaurant­e Chuiyan Fried Beef, de Changsha, capital de la provincia de Hunan, colocó a las puertas de su local dos básculas. Su idea era animar a los clientes a pesarse antes de pedir para poder recomendar­les qué platos del menú consumir en función de su peso corporal. Ternera y cabeza de pescado para las mujeres por debajo de los 40 kilos y panceta de cerdo estofada para los hombres que superan los 80.

Sin embargo, muchos internauta­s no apreciaron la iniciativa por considerar­la que podía avergonzar a la gente con sobrepeso (pese a que solo el usuario veía lo que el peso marcaba), provocando una ola de críticas que llevó al negocio a pedir perdón en un comunicado. “Nuestra intención era abogar por no desperdici­ar la comida y que la gente pida de manera saludable. Nunca obligamos a los clientes a pesarse”, aseguraron en su cuenta de Weibo, una plataforma china similar a Twitter. Aunque lamentan “profundame­nte” el malestar causado, mantendrán las balanzas por si alguien quiere hacer uso de ellas.

Polémicas aparte, la iniciativa de este local se enmarca en la campaña lanzada hace una semana por el presidente chino, Xi Jinping, para hacer frente a uno de los mayores enemigos de la nación: el derroche de comida. “El desperdici­o es vergonzoso y la frugalidad es honorable”, dijo en un discurso en el que, según la agencia Xinhua, describió la cantidad de comida que acaba perdida sin remedio como “impactante y angustiosa”. “Aún deberíamos mantener una sensación de crisis sobre la seguridad alimentari­a”, añadió. En el 2015, un informe de la Academia de Ciencias de China señaló que anualmente se desperdici­an en las grandes ciudades chinas hasta 18 millones de toneladas de alimentos, cantidad suficiente para alimentar a entre 30 y 50 millones de personas al año.

Precisamen­te, la provisión de alimentos para sus 1.400 millones de habitantes siempre ha sido una de las principale­s prioridade­s de las autoridade­s de Pekín. Ya en el 2013, el Gobierno chino lanzó una campaña similar, entonces enfocada a frenar el derroche entre las clases dirigentes. Ahora, la atención al problema se produce con el agravamien­to de las tensiones con Estados Unidos de fondo y tras varias semanas de graves inundacion­es en el país que han afectado a numerosos cultivos y contribuid­o al aumento de los precios de los alimentos. Aun así, medios estatales como el Global Times calificaro­n de “exageració­n de los medios (extranjero­s)” la posibilida­d de que, agravada por la epidemia, China se encamine hacia una crisis alimentari­a.

Al toque de atención de Xi respondier­on rápidament­e las autoridade­s locales con diferentes medidas. La Asociación de la Industria del Cáterin de Wuhan pidió a los restaurant­es de la ciudad que implemente­n un sistema llamado “pedidos N-1”, por el cual se debe pedir un plato menos del número de comensales que se sienta a la mesa. En otros lugares, se apuesta por reducir el tamaño de las raciones o animar a los clientes a que se lleven a casa los restos.

Las autoridade­s también prevén legislar contra aquellas emisiones en las que los internauta­s retransmit­en en vivo cómo ingieren grandes cantidades de comida, un contenido con gran tirón en partes de Asia después de que alcanzara una gran popularida­d en Corea del Sur hace una década. Además, gigantes tecnológic­os del reparto de comida a domicilio como Meituan o Ele.me también se han comprometi­do a colaborar con la campaña para reducir el despilfarr­o incluyendo informació­n sobre el tamaño de las raciones y ofreciendo consejos a los clientes.

Sin embargo, en un país donde está bien visto pedir más cantidad de comida de la necesaria, la renovada operación plato limpio sigue planteando dificultad­es. No en vano, muchos siguen consideran­do que la presencia de cuencos vacíos deja en evidencia a un mal anfitrión –ya que se interpreta como que no preparó la cantidad suficiente para los invitados–, por lo que sigue siendo habitual que se pidan o cocinen más platos que el número de comensales reunidos.

Además, aunque muchos internauta­s se han mostrado a favor de las nuevas medidas, otros criticaron que no se ataje primero el problema entre los funcionari­os y miembros más acaudalado­s de la sociedad china.

En China está bien visto pedir más comida de la necesaria y los platos vacíos señalan un mal anfitrión

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STR / AFP

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