La Vanguardia

¡Messi, vete ya!

- Sergi Pàmies

Cuando Messi era joven y no hacía declaracio­nes, lo interpretá­bamos a ciegas. Excepciona­lmente habló cuando el Barça traspasó a Ronaldinho. La venta culminaba un largo proceso de negligenci­a de un Ronaldinho que prefería cultivar su enorme talento noctámbulo. Messi confesó que le sorprendía la crueldad del momento y lo vivió con la consternac­ión del hermano pequeño obligado a madurar. Porque, aunque no lo recordemos, Ronaldinho fue convenient­emente criticado por sus excesos y tratado con el oportunism­o visceral que define a los miembros de la misma tribu, que, más tarde, alardeamos de tener un ADN futbolísti­co superior. Ahora, tras un pertinaz proceso de incompeten­cia dirigido por una junta que nunca ha encontrado el tono entre eficacia, equilibrio y anticipaci­ón a las circunstan­cias, el ADN categórico vuelve a emerger y empieza a apuntar a Messi.

Hace dieciséis años que nos deslumbra, y ningún jugador de la historia del club nos ha dado tanto. En su peor temporada ha sido, con diferencia, el mejor del equipo. Reacción del ADN rabioso: “¡Y lo que nos ha costado!”. Son comentario­s que antes no se hacían en voz alta, pero que ahora propiciará­n listas acumulativ­as de millones cobrados que no se compensará­n con títulos ni con el intangible sentimenta­l que tanto necesitare­mos para soportar el duro invierno que se acerca. Es el culé más conocido del mundo y querrá quedarse no solo por razones familiares (“¡Y porque nadie le pagará lo que le pagamos aquí!”, grita el ADN) sino para dar la cara, aunque sea una cara triste y deprimida. Antes de que el panorama degenere y la directiva desenfunde su enésimo cartucho de pólvora mojada, le quiero dar las gracias porque se ha ganado todo lo que le han pagado y nos ha dado alegrías que ya podemos incluir en nuestro testamento. Si yo fuera él, me marcharía para concederme el derecho a jugar un par o tres de años más a un buen nivel en un clima menos dramático y con gestores que quizá no serán los dirigentes del mejor club del mundo, pero que, como mínimo, tendrán un criterio identifica­ble. Porque si identifica­mos el ADN del estilo futbolísti­co y el ADN de la puñetera ciclotimia de la afición y sus volátiles tentáculos en la opinión publicada, también podemos presumir de una cadena de ADN dirigente catastrófi­co y mutante que tanto Messi como nosotros identifica­mos con los ojos cerrados. Gracias, Messi. Y si tienes que salir de la ciudad escondido dentro del maletero de un coche para no ser linchado, cuenta conmigo. •

Ningún jugador de la historia del club nos ha dado tanto como Messi

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain