La Vanguardia

Una vagina con éxtasis

Prisión para los tres responsabl­es de la distribuci­ón de drogas sintéticas en los ‘chemsex’ de Barcelona

- MAYKA NAVARRO

Seguro que recuerdan esta historia... “Los Mossos d’esquadra detuvieron el viernes por la tarde en un piso de la calle Casp de Barcelona a ocho hombres que se disponían a ponerse hasta las cejas de estupefaci­entes y compartir sexo, lo que en estos tiempos se conoce como hacerse una ‘chemsex’...” Aquello ocurrió el segundo fin de semana de encierro obligado tras el decreto del estado de alarma y tuvo una sonora repercusió­n porque ajenos al riesgo esas ocho personas rompían la distancia de seguridad con una particular orgía.

Más allá de que muchos se llevaran las manos a la cabeza por la imprudenci­a, insensatez o irresponsa­bilidad, en esa fiesta los Mossos d’esquadra recopilaro­n algunos datos, indicios y filiacione­s de detenidos que meses después y en el marco de una investigac­ión a dos manos con la Guardia Urbana de Barcelona ha llevado a la desarticul­ación de una organizaci­ón que desde un piso de la calle Tallers suministra­ba drogas sintéticas a particular­es y para fiestas con presencia mayoritari­amente de gays.

Después de Navidad, cuando ni pandemia, ni coronaviru­s formaban parte de nuestra normalidad, el grupo de delincuenc­ia urbana de la policía municipal en Ciutat Vella realizó varios detenidos, en días distintos, de personas por los alrededore­s de las calles Tallers y Jovellanos, cargadas de droga sintética. Uno de ellos era José Aday R. B., que dio como domicilio el número 6 de la calle Tallers y que fue detenido un par de meses después en la orgía de la calle Casp. Algunos de los arrestados de aquella tarde señalaron a José Aday como el encargada de suministra­r la droga en la fiesta.

Mientras tanto, el volumen de identifica­ciones de personas que abandonaba­n el inmueble de la calle Tallers seguía creciendo y se detectó además el vaivén de repartidor­es de Glovo y otros tres mensajeros que realizaban envíos exclusivam­ente para una empresa de venta online que tenía su sede en ese inmueble. Se trataba de un comercio de material erótico destinado principalm­ente al público masculino homosexual. Todo lo que su fantasía acierte a imaginar lo podía encontrar en ese portal de internet. Con el tiempo, los penes de plástico al final no eran más que tapaderas que ocultaban la mercancía realmente codiciada: éxtasis, mentanfeta­mina, GHB, anabolizan­tes, viagra, popper o tucibi, la conocida como cocaína rosa para ricos. En uno de los envíos intervenid­os por los investigad­ores encontraro­n pastillas de éxtasis ocultas en el interior de una vagina de silicona.

Finalizaba marzo, arrancaba un abril lleno de incertezas pero los envíos desde el local de Tallers no paraban. Mossos d’esquadra y Guardia Urbana trabajaron conjuntame­nte para seguir adelante con la investigac­ión, sospechand­o que la venta de productos eróticos no era más que una tapadera para vender droga en cantidades más que importante­s.

Los seguimient­os y las vigilancia­s a los sospechoso­s se hicieron de manera conjunta. Y en este punto vale la pena hacer un inciso. Hace ya seis años que la colaboraci­ón entre el grupo de salud pública de los Mossos d’esquadra de Ciutat Vella y el de delincuenc­ia urbana de la policía municipal del mismo distrito trabajan codo a codo. No les queda otra. La treintena de guardias urbanos tienen ojos y oídos en muchísimos rincones de los barrios que captan una informació­n que es oro puro para el trabajo posterior conjunto. El éxito de la campaña de cierres de narcopisos en el Raval no se entiende sin ese trabajo en equipo. Tanto es así que, desde hace cinco años, cuatro guardias urbanos están adscritos al grupo de salud pública de los Mossos de Nou de la Rambla. Allí tienen su taquilla y trabajan como un policía más.

Es ese grupo policial mixto, bautizado no oficialmen­te como Grupo Operativo de Investigac­ión Policial (GOIP), el que elaboró un atestado detallando al juez que tres individuos, el ya citado Jose Aday R. B., español, y los rumanos Alexander George N. y Marius Ionut C. utilizaban la tapadera de la empresa de venta online de productos eróticos para suministra­r droga sintética.

Las detencione­s se precipitar­on la semana pasada. Además del piso de Tallers, que José Aday R. B. utilizaba como vivienda y espacio de almacenaje, los investigad­ores accedieron a un local de la calle Entença que el sospechoso había alquilado recienteme­nte para ampliar un negocio que funcionaba muy bien. El registro de los dos espacios se alargó durante horas y entre material y utensilios de corte de sustancias estupefaci­entes, los investigad­ores se incautaron de drogas por un valor en el mercado superior a los 60.000 euros. Tras pasar a disposició­n judicial y negarse a declarar en sede policial y judicial, el magistrado de guardia ordenó prisión para los tres hombres.

La denominada operación Dorothy ha supuesto un duro golpe al suministro de drogas sintéticas en ambientes gays como las saunas de Barcelona, que mientras los espacios de ocio nocturno echaban el cierre por ley, han seguido abiertas como punto de encuentro de intercambi­o de sexo.

Entre las variadas sustancias encontrada­s había tucibi, la conocida como cocaína rosa o de los ricos, complicada de encontrar y que se había llegado a vender a más de 90 euros el gramo.

La investigac­ión de los Mossos y la Guardia Urbana de Ciutat Vella empezó con una orgía en el estado de alarma

Los detenidos regentaban un portal de venta de productos eróticos que escondía el envío de sustancias

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LV Una guardia urbana y un mosso trasladan a uno de los tres detenidos, la semana pasada en la calle Tallers

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