La contradicción de Miguel Bosé
Aparecen unas fotos del cantante con mascarilla tras promover lo contrario y ser criticado
El intérprete tiene un juicio pendiente con su ex, Nacho Palau, por la doble filiación de sus cuatro hijos
Hace seis años que Miguel Bosé no publica un álbum con temas nuevos. El último trabajo de su extensa discografía es la grabación de un concierto en directo que editó en el 2016. Desde entonces, el intérprete ha copado más protagonismo en los medios por sus ideales y teorías de la conspiración varias que por su rol sobre un escenario. Sin ir más lejos, en los últimos meses, su voz en las redes sociales para opinar sobre la gestión de la crisis de la Covid-19 por parte del Gobierno ha sido tan constante como polémica.
La última entrega de este activismo atípico en él durante su carrera hasta el momento fue el llamamiento que hizo en un vídeo para que la gente acudiera el pasado domingo a la manifestación antimascarillas programa en la plaza Colón de Madrid. “¡Os espero a todos allá! Yo soy la resistencia”, aseguró. Lo que no dijo es que él no pensaba ir a la convocatoria, lo que le ha costado muchísimas críticas por parte de otras personalidades conocidas que también le señalan por su irresponsable postura. Por si fuera poco, en las últimas horas se han hecho virales unas imágenes de hace unos días en las que el artista acude a comprar flores a un conocido vivero... con mascarilla. ¿Contradicción?
Pero al cantante, de 64 años, no hay quien le pare en su activismo, que se ha visto acrecentado con la crisis por el coronavirus. Y es que Bosé ya lleva meses en el foco mediático por sus mensajes en las redes sociales, muy críticos con el presidente Pedro Sánchez y la gestión que está haciendo el Gobierno español de esta pandemia. Unas proclamas que han sido muy comentadas por sus referencias a teorías conspirativas, que, según él, también tienen que ver con el 5G o el mercado de las vacunas. “Una vez que activen la red 5G seremos borregos a su merced y necesidades. Sánchez acaba de hacerse cómplice de este plan macabro y supremacista”, advertía el pasado mes de junio.
El intérprete acusó a Bill Gates, cofundador de Microsoft, de querer poner chips en las vacunas para controlar a la población y a Pedro Sánchez de ser cómplice de esta estrategia.
La exposición pública de sus ideales y teorías contrasta con el hermetismo con el que siempre había llevado su vida privada. El cantante se mantuvo a la sombra saliendo 26 años con el escultor valenciano Nacho Palau, de quien se separó hace dos años. Durante su convivencia, compartieron la familia que crearon mediante vientres de alquiler en Estados Unidos. Diego y Tadeo, hijos biológicos de Bosé, e Ivo, y Telmo, hijos biológicos de Palau también se separaron con la crisis de ambos después de estar ocho años unidos (se llevan siete meses). Los primeros se quedaron a vivir en México con el cantante, mientras que los hijos del escultor se fueron con él a la localidad valenciana de Chelva.
La situación por el coronavirus aplazó el juicio que tienen pendiente por la demanda de doble filiación que Palau –con una situación económica más vulnerable– interpuso contra su expareja. A la espera del juicio, ambos cumplen con lo acordado verbalmente en vacaciones para que los cuatro niños puedan verse, y el cantante ya hace días que está instalado con sus hijos en su casa de Somosaguas, en Madrid.
Miguel Bosé se ha tenido que sobreponer también a las pérdidas de su sobrina, la también cantante y modelo Bimba Bosé, en el 2017, a consecuencia de un cáncer de mama, y más recientemente de su madre, la actriz italiana Lucía Bosé, que falleció el pasado mes de marzo por una neumonía. El funeral íntimo, organizado por el cantante, contó con las llamativas ausencias de sus hermanas Lucía y Paola, además de su sobrino Olfo Bosé, a quien se especula podría haber vetado. Bosé no solo parece haber perdido la bandera de la discreción sino que cada vez acumula más detractores y no precisamente por ser un amante bandido.