La Vanguardia

Paseo del PSG ante el Leipzig

Neymar, Mbappé y Di María destrozan a un equipo de Nagelsmann irreconoci­ble

- CARLOS NOVO

El PSG ya tiene su final soñada, la primera de Champions en su historia. Será el domingo ante el Bayern o el Lyon, rivales en la segunda semifinal que se disputa hoy. El Leipzig no fue enemigo para el equipo de Tuchel, que pasó las de Caín ante el Atalanta en los cuartos, pero que anoche le dio un baño a un Leipzig desconocid­o, una sombra del que eliminó al Atlético de Madrid. Hubo poca emoción. Al descanso ya estaba todo resuelto con el 2-0 en el marcador y una sensación de tremenda superiorid­ad del PSG.

El campeón francés tampoco necesitó un partido excelso. De entrada Tuchel sacó un once distinto. Jugó con dos extremos: Di María, ausente el miércoles por sanción, y Mbappé, que empezó en el banquillo ante los italianos, recién recuperado de su lesión. Si entonces jugó un delantero centro puro, Mauro Icardi, esta vez el punta fue Neymar, que basculó por todo el frente de ataque volviendo loco al que tuviera delante. El brasileño dio otro curso de fútbol a pesar de que le pegaron de lo lindo. Y como ante el Atalanta, siguió peleado en el gol. En la primera parte mandó dos balones al palo y dejó su sello en un pase de espuela que permitió a Di María anotar el 2-0.

Pero Neymar no fue el hombre del partido. Lo fue Di María, que se quedó con el protagonis­mo habitualme­nte reservado al propio Neymar o a Mbappé, pero es que Di María es así. El día que le salen las cosas es un extremo incontenib­le. Tiene una velocidad y un regate en carrera que le convierten en un puñal. Y además es un jugador que no se arruga. Ni ante el rival ni frente a sus compañeros. Di María lo demostró en el minuto 13, cuando el PSG dispuso de una falta fuera del área, esquinada. Neymar y Di María se acercaron al balón. Muchos creyeron que Neymar chutaría a gol, pero el Fideo se quedo con el balón y puso un centro medido en el área. Marquinhos ganó a todos en el salto y con un giro de cabeza envió el balón a un palo imposible para el portero alemán.

Marquinhos sale a gol por partido. De central a medio centro por la ausencia de Marco Verratti, Marquinhos no es un purista a la hora de sacar el balón, pero tanto vale para un roto como para un descosido, un valor de ley en este PSG tantas veces falto de carácter.

En el Leipzig nada le funcionó a Nagelsmann. Su pizarra no se vio por ningún sitio. No presionó tan arriba como frente al Atlético, y su idea de esperar al PSG muy atrás se reveló suicida. Lo poco que se vio de los alemanes surgió en el segundo tiempo cuando estiraron líneas, obligados a remontar el 2-0 que tenían en contra. Nagelsmann revolucion­ó a los suyos con dos cambios en el descanso. Uno de ellos, Dani Olmo, que pagó el pato de lo que había sido un mal juego colectivo.

La ilusión para el Leipzig fue efímera. A la primera que el PSG se acercó al área alemana volvió a marcar, en el minuto 56, un gol firmado por Bernat y validado por el VAR, pero de nuevo gracias a una asistencia de Di María.

La última media hora fue una tortura para el cuadro alemán, forzado a volcarse en el ataque y sufriendo contra tras contra del PSG, que ya no volvió a estar fino de cara al gol. El domingo el PSG jugará el partido para el que fue construido, a golpe de millón.

EL JUGADOR DEL PARTIDO

Di María, ausente ante el Atalanta por sanción, marcó un gol, el segundo, y dio dos asistencia­s

SIN SUERTE EN EL REMATE

Neymar jugó un partido muy completo pero volvió a errar en la definición y mandó dos balones al poste

 ?? DAVID RAMOS / AFP ?? Di María, autor de un gol, y Neymar, que ha llegado en forma a la recta final de la temporada, celebran el pase a la final de la Champions
DAVID RAMOS / AFP Di María, autor de un gol, y Neymar, que ha llegado en forma a la recta final de la temporada, celebran el pase a la final de la Champions

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