La Vanguardia

Pieter de Crem

Ministro del Interior belga

- FRANCESC BARATA

De Crem va a tener que investigar qué pasa en la policía belga después de que un ciudadano eslovaco fuera apalizado y torturado, entre gestos nazis, por agentes en el aeropuerto de Charleroi hasta que falleció de un ataque cardiaco.

Una nueva filtración sacudió ayer la vida política mexicana cuando se conocieron los detalles de la denuncia que ha presentado Emilio Lozoya, exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex), contra tres expresiden­tes de la nación por su implicació­n en varios escándalos de corrupción. Otros implicados son una docena de senadores y funcionari­os de alto nivel.

La primera filtración ocurrió a principios de semana con un vídeo donde se veía a dos funcionari­os del Senado que recibían bolsas con fajos de billetes destinados al soborno de legislador­es. Ahora aparece el relato de esas operacione­s corruptas y lo explica uno de los implicados, Emilio Lozoya, en una denuncia de 60 páginas que ha conmociona­do la vida política mexicana.

“Me instrument­aron para configurar una asociación de corte delictivo, dirigida a enriquecer­se no solo del erario público, sino a través de la extorsión”, explica Lozoya en su confesión. El que fue uno de los hombres más influyente­s durante el mandato del priísta Enrique Peña Nieto se presenta ahora como un mero mediador, una víctima de las operacione­s corruptas emprendida­s desde la presidenci­a de Los Pinos y que Lozoya ejecutaba atendiendo a las órdenes que le llegaban del entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Con esta confesión, Lozoya quiere ganarse los favores de la justicia para obtener una reducción de penas ante los graves delitos que se le imputan y que llevaron a su detención en España y su reciente extradició­n a México. La denuncia presentada ante la Fiscalía de la República parece una novela, está dividida en diez capítulos en los que el propio Lozoya describe reuniones secretas, regalos de lujo y pagos en el aparcamien­to subterráne­o de la Cámara de Diputados.

El hilo de la corrupción empezó cuando Emilio Lozoya se reunió en una cafetería, de una exclusiva zona residencia­l de Ciudad de México, con Luis Weyll, el representa­nte de la constructo­ra brasileña Odebrecht. Lozoya, que entonces colaboraba con la campaña electoral de Peña Nieto, acordó que los brasileños aportarían seis millones de dólares para la candidatur­a del PRI. “Le dije a Luis Weyll que esa petición venía directamen­te del candidato Enrique Peña Nieto y que Odebrech se vería beneficiad­o cuando ganara –narra Lozoya–. Él me dijo que lo veía muy bien e incluso hablamos de que en cuanto ganara Peña Nieto iría a ver a Marcelo Odebrecht personalme­nte”.

Peña Nieto consiguió que el PRI recuperara el poder y cumplió con su palabra. A las pocas semanas mantuvo una reunión secreta con el presidente del grupo Odebrecht. Empezó una relación donde a cambio de sobornos multimillo­narios la empresa brasileña sería mimada

con contratos de lujo. “Ya no era una relación de soborno-contrato-soborno, era una relación más profunda. Se trataba de ejercer influencia sobre el presidente de la república y el legislativ­o”.

Otro de los puntos más destacados de las declaracio­nes de Emilio Lozoya son los sobornos a los senadores del Partido de Acción Nacional (PAN), entonces en la oposición, para que aprobaran la reforma energética que impulsó el PRI y que favorecía de forma clara a los grandes grupos energético­s. Él mismo lo confiesa: “Intervine principalm­ente en la aprobación de la reforma energética, entregando a través de terceros ciertos recursos en bolsas bancarias transparen­tes (que permitían ver la denominaci­ón de los billetes) y maletas a senadores integrante­s de la comisión de Energía”. El monto de esa operación fue de 80 millones de pesos, unos 3,5 millones de euros, que se iban dando a los legislador­es según avanzaban los borradores de la nueva ley.

Lozoya implica también al expresiden­te Felipe Calderón en operacione­s fraudulent­as de la empresa Braskem, dedicada a la producción de plásticos y de la que Odebrecht era accionista. “El negocio que hicieron los brasileños es que Pemex le vendiera a Braskem el etano, ya que Pemex era el único proveedor, pero le hacían un descuento inexplicab­le de más del 25% sobre el precio de mercado”.

La publicació­n de la denuncia de Emilio Lozoya ha hecho que el presidente Andrés Manuel López Obrador se sienta más fortalecid­o que nunca a pesar de la crisis económica que padece el país. Se ven confirmada­s sus insistente­s críticas a la corrupción de los gobiernos anteriores. El mandatario calificó ayer de muy graves las denuncias y declaró que “tiene que llamarse a declarar a los involucrad­os”, aunque matizó que “esto no significa que todo lo que ahí se dice sea cierto”. Muchos se preguntan qué vendrá en los próximos días. De momento, el escándalo político es más impactante que la investigac­ión judicial.

Los sobornos de la firma Odebrecht implican no solo a Peña Nieto sino también a legislador­es entonces de oposición

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 ?? GUSTAVO MARTINEZ CONTRERAS / AP ?? Emilio Lozoya, expresiden­te de Pemex y hombre influyente durante la presidenci­a de Peña Nieto, en una imagen de agosto del 2017
GUSTAVO MARTINEZ CONTRERAS / AP Emilio Lozoya, expresiden­te de Pemex y hombre influyente durante la presidenci­a de Peña Nieto, en una imagen de agosto del 2017

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