La oposición rusa, en coma
Navalni, principal crítico de Putin, hospitalizado por un posible envenenamiento
Nada había conmovido tanto a la política interna de Rusia desde el asesinato del opositor Borís Nemtsov en el 2015 hasta que ayer por la mañana comenzaron a llegar noticias preocupantes desde la ciudad de Omsk, 2.800 kilómetros al este de Moscú. La voz más crítica contra la Rusia de Vladímir Putin, el activista anticorrupción Alexéi Navalni, había ingresado en estado grave e inconsciente en un hospital de esa ciudad de Siberia. Según sus colaboradores, le habían envenenado. En estado de coma, durante todo el día los médicos luchan para salvarle la vida.
El opositor ruso regresaba en avión a Moscú desde la ciudad de Tomsk cuando se sintió indispuesto, y la nave tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en Omsk.
Su portavoz, Kira Yármish, informó inmediatamente de sus sospechas: que había sido envenenado. Y es que lo único que Navalni había consumido por la mañana, en una cafetería del aeropuerto de Tomsk, fue té. “Los médicos dicen que la toxina se absorbió más rápido con líquido caliente”, explicó. En el avión, “no se sentía bien”. Luego “fue al baño, y después de eso perdió el conocimiento”, dijo Yármish.
Tras llegar al hospital, Navalni entró en coma en estado grave, según el portal NGS.OMSK. El médico jefe adjunto del hospital de emergencias N1 de Omsk, Anatoli Kalinichenko, aseguró que los médicos luchaban “para salvarle la vida”. A primera hora de la tarde habían “logrado estabilizarle y realizar un cuadro clínico”, lo que representa una “señal de un buen pero cauteloso pronóstico”.
Los médicos sospechan que la intoxicación del político se provocó con oxibutirato de sodio, una sustancia usada como anestesia, que no tiene olor y color y, por tanto, se puede camuflar fácilmente en el té.
Navalni, abogado de 44 años, comenzó a ser conocido en la sociedad rusa por su lucha contra la corrupción a través de internet. En el 2011 y el 2012, durante las mayores protestas contra Putin desde que este llegara al poder en el año 2000, se convirtió en una de las caras más importantes de la oposición rusa junto a otras destacadas figuras como Borís Nemtsov, asesinado por unos pistoleros en el 2015.
Navalni se ha tenido que enfrentar a acusaciones por delitos económicos que él y sus seguidores consideran inventados para apartarle de la política.
Este año se ha opuesto a la reforma de la Constitución que permitirá a Putin seguir al frente de Rusia hasta el año 2036. Y el mes pasado se vio obligado a cerrar la Fundación de Lucha contra la Corrupción tras una demanda millonaria de una empresa vinculada al empresario Yevgueni Prigozhin, próximo a Putin. Con esta organización lleva años publicando los trapos sucios de la élite política rusa.
Viacheslav Guimadi, director jurídico de la fundación, escribió ayer en Twitter que “sin ninguna duda Navalni ha sido envenenado por sus actividades y sus posiciones políticas”. Y pidió la apertura de una investigación por “intento de asesinato de una figura pública”.
Quién es el responsable queda para más adelante. Pero la oposición ya apuntaba ayer al Kremlin. “Es Putin. Haya o no haya dado la orden, es su culpa”, dijo Yármish en Twitter. “Si lo ha hecho el poder, no habrá una investigación objetiva”, dijo en la radio del Komsomólskaya Pravda el activista Yégor Zhúkov.
El portavoz del Kremlin, Dimitri
Peskov, expresó su deseo de una pronta recuperación del rival político.
No es la primera vez que Navalni es víctima de ataques físicos. En julio del 2019, fue trasladado de urgencia a un hospital desde la prisión donde cumplía una condena de arresto administrativo por organizar manifestaciones no autorizadas. Su equipo ya dijo que sospechaba que había sido envenenado.
En el 2017 le arrojaron a la cara un antiséptico verde llamado zelionka. Sufrió daños en un ojo, lo que motivó un viaje a Barcelona para recibir tratamiento.
El incidente ocurrido en el vuelo entre Tomsk y Moscú también provocó ayer reacciones internacionales. El ministro de Exteriores del Reino Unido, Dominic Raab, mostró su “profunda preocupación”. Amnistía Internacional exigió a las autoridades rusas una investigación exhaustiva “teniendo en cuenta las suposiciones de su entorno sobre el envenenamiento”, dijo Natalia Zviáguina, directora de su oficina en Moscú.
El equipo de Navalni quiere trasladarle a una clínica de Europa para recibir el mejor tratamiento y ha pedido ayuda oficialmente al Kremlin, escribió en Twitter Anastasía Vasílieva, médico personal del activista. Peskov había prometido que les darían esa ayuda.
Los médicos luchaban para “salvarle la vida”, pero su equipo quiere trasladarlo a una clínica de Europa