La Vanguardia

Obama pasa el testigo del partido a Harris, candidata a vicepresid­enta

El expresiden­te acusa a Trump de querer “derribar la democracia estadounid­ense”

- BEATRIZ NAVARRO

El demócrata Joe Biden cumplió anoche con una etapa fundamenta­l para, quizás, en noviembre, cumplir un sueño que acaricia desde niño: ser presidente de Estados Unidos. Biden se ha hecho con la nominación presidenci­al demócrata en el momento más improbable. Después de dos intentos fallidos. Después de concluir años atrás que no era su momento. Y a la edad de 77 años, casi veinte más que los que tiene el último presidente demócrata, Barack Obama, y unos pocos más que Bill Clinton, que le precedió en la década de los noventa. La candidatur­a de Biden es una excepciona­lidad biológica y no es a él a quien Obama ha pasado simbólicam­ente el relevo.

“Con mi amiga Kamala Harris, Biden ha elegido una compañera ideal que está más que preparada para el trabajo, alguien que sabe lo que es superar barreras y dedicar su carrera a ayudar a otros a vivir su propio sueño americano”, dijo anteanoche Obama de la senadora california­na, de 55 años. Harris es la primera mujer negra y también la primera de origen asiático en alcanzar la nominación de uno de los grandes partidos políticos de Estados Unidos

Sus historias personales, su herencia racial, su edad y su centrismo unen a Obama y Harris. El hijo de una blanca de Kansas y un negro de Kenia criado entre Hawái y Singapur. Ella, “la hija de Shyamala”, como le gusta presentars­e, una inmigrante llegada de India, bióloga, que las crió sola entre California y Canadá después de separarse de su padre, un estudiante de economía llegado de Jamaica.

“Hoy no dejo de pensar en esa mujer de 25 años llegada de India que me dio a luz en Oakland y que nunca imaginaría que hoy estaría aquí diciendo estas palabras: acepto vuestra nominación a vicepresid­enta de los Estados Unidos de América”, dijo Harris ante un auditorio vacío de Wilmington (Delaware), la ciudad donde vive Biden, centro de gravedad virtual de una convención tan poco convencion­al como la de este 2020. “El caos constante nos deja a la deriva, la incompeten­cia nos hace sentir miedo, la insensibil­idad nos hace sentir solos. Esto es demasiado, merecemos algo mejor”, reivindicó la candidata.

De llegar a la Casa Blanca, se da por descontado que Harris reforzará el significad­o de la vicepresid­encia, creciente en responsabi­lidades en las últimas décadas aunque, con Donald Trump en la Casa Blanca, a su número dos, Mike Pence, apenas se le oiga. Harris será, también, la candidata natural del partido a las elecciones del 2024. Biden ya ha dicho que quiere ser “un puente” entre generacion­es y ha sugerido que no se presentará a la reelección.

“Cuando rompes un techo de cristal, sabes que te vas a cortar”, ha escrito Harris en su libro The truth's we hold. Esta campaña tendrá que soportar los insultos misóginos y racistas de Trump, sus insidias sobre si es legalmente elegible para el cargo. Sabe lo que es. La primera negra en ser candidata a la vicepresid­encia fue antes la primera mujer en ser fiscal general de San Francisco y de California. También la primera senadora negra por este estado, segunda de la historia, en el 2016, cuando Obama ya la señalaba como una de las figuras más prometedor­as del partido.

“Esta noche os pido que creáis en la capacidad de Joe y Kamala para liderar este país en estos tiempos oscuros y reconstrui­r mejor”, pidió Obama en un apasionado y sombrío discurso pronunciad­o antes que Harris, una suerte de mensaje a la nación en el que el expresiden­te lanzó una grave advertenci­a sobre el rumbo que ha tomado el país bajo el mando de Trump y los riesgos

“El caos constante nos deja a la deriva, la incompeten­cia nos hace sentir miedo“, dice Harris de Trump

Obama acusa a Trump de “transforma­r la presidenci­a en un ‘reality’” y tratar de derribar la democracia

que supondría su reelección.

El expresiden­te comenzó, como hizo el martes su esposa, Michelle Obama, disecciona­ndo sin piedad la falta de aptitudes de Trump para el cargo. “Nunca esperé que mi sucesor aceptara mi visión”, pero sí que mostrara “algún interés en tomarse el trabajo en serio”. “Nunca lo hizo. No ha mostrado ningún interés en tratar la presidenci­a como algo diferente a un reality show, algo que pueda usar para lograr toda la atención que precisa. Donald Trump no ha crecido en el puesto porque no puede. Y las consecuenc­ias de ese fracaso son graves. Más de 170.000 estadounid­enses han muerto”, dijo, citándole varias veces por su nombre y apellidos. Entre sus telespecta­dores, el propio Trump, según denotaron sus tuits.

El tono era solemne. Se intuía cierta ira contenida en su voz. Algunos cronistas americanos escribiero­n que por primera vez vieron el miedo en los ojos de Obama. “Esta Administra­ción ha demostrado que derribará nuestra democracia si es lo que le hace falta para ganar”, advirtió en una persuasiva intervenci­ón en directo desde el Museo de la Revolución de Filadelfia, la ciudad donde se firmó la Constituci­ón, para resaltar la urgencia del momento. “Votad, votad, como nunca antes, por Joe y por Kamala, para que no quede ninguna duda de qué representa este país”.

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-/AFP El centrismo y su herencia racial unen a Harris y a Obama
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AP Barack Obama, durante su intervenci­ón en la convención

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