La Vanguardia

Responsabl­es o criminales

- Sergi Pàmies

La manera de relatar la pandemia también explica la pandemia. Ejemplo: decimos que las cifras de muertes se multiplica­n, pero en realidad queremos decir que los muertos se multiplica­n. La cifra es la moneda que intercambi­amos para poner a probar nuestro grado de resistenci­a al horror. Lo aceptamos con impotencia e instinto de superviven­cia, igual que aceptamos los muertos causados por el tabaco o los accidentes. En el caso del coronaviru­s (cada vez más Covid-19, como si la denominaci­ón original ya fuera vintage), la famosa nueva normalidad que debía imponer la responsabi­lidad individual no ha podido evitar que el virus se expanda y cause la terrible mortalidad anunciada por las autoridade­s.

El equilibrio diabólico entre mantener la actividad económica y evitar la transmisió­n no funciona, y solo las cifras de muertos –es decir, los muertos– pueden romper la estrategia del avestruz. Las proclamas a favor de la responsabi­lidad individual han fracasado. No entre los millones de ciudadanos que sí han actuado, desde el primer día, siguiendo las recomendac­iones y adaptando su actividad a las circunstan­cias, sino entre una multitud desobedien­te que, a veces con chulería recreativa, entiende que no le toca aplicar la distancia social, la higiene de manos o el uso de la mascarilla.

En el ámbito estatal, el doctor Fernando Simón ha perdido parte de su aureola aunque siga desplegand­o un altísimo nivel de pedagogía humanístic­a que huye de la intimidaci­ón o de responder a las fiebres intestinas de sus detractore­s. En Catalunya, la llegada del doctor Josep Maria Argimon ha sido un acierto. Ha modificado la ineptitud comunicati­va oficial con medidas útiles y un tono adulto, opuesto al drama polifónico y grotesco que tanto daño provocaron los portavoces Buch, Budó y Vergés. Pero Simón y Argimon representa­n un criterio científico que no basta si el ejercicio de la obediencia se entiende como una invasión de la privacidad y se antepone la agenda veraniega y sus hábitos a otro inminente colapso sanitario.

Ahora los muertos vuelven a emerger como la consecuenc­ia no solo del avance del virus o de la supuesta (e instrument­alizada) incompeten­cia de los gobiernos o la OMS, sino de la victoria de la irresponsa­bilidad individual. Una victoria que, teniendo en cuenta que hace meses que el mensaje se repite a través de apelacione­s a la responsabi­lidad y de medidas desesperad­as a la carta, ya tiene una dimensión criminal.

Las proclamas a favor de la responsabi­lidad

individual han fracasado

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain