La Vanguardia

Tarragona desaloja el edificio que atemorizab­a un barrio

Un centenar de policías desalojan a 34 personas y tapian quince pisos de un bloque tras siete años de torpedear la convivenci­a del Serrallo

- ESTEVE GIRALT

Los vecinos del Serrallo, el barrio marítimo de Tarragona, enclave de pescadores y reputados restaurant­es, dormirán y vivirán a partir de ahora más tranquilos. Una macroopera­ción policial coordinada por la Guardia Urbana (30 agentes) con el apoyo de los Mossos d’esquadra (80) y la Autoridad Portuaria, acabó ayer por la mañana con la ocupación de un edificio casi al completo.

El bloque, conocido como el Rancho Grande, se había enquistado como foco de delincuenc­ia, altercados, trapicheo de drogas y problemas de convivenci­a en un barrio antaño tranquilo y con mucha gente mayor. Aunque no todos los inquilinos eran conflictiv­os, algunos de ellos habían protagoniz­ado incluso una batalla campal, el pasado junio, con palos, cuchillos y agresiones en la calle y a pleno día.

Los policías levantaron de la cama a los ocupas, sobre las siete, para no darles tiempo de reacción. Les dieron la opción después de poder retirar sus pertinenci­as. Una hilera de furgones policiales tomaron la calle Sant Andreu para hacerse fuertes en el edificio, en el n.º2.

“Habrá un antes y un después en el Serrallo. La situación se había enquistado desde hacía años. Se recuperará la convivenci­a”, destacó Xavier Puig (ERC), portavoz municipal, desplazado al Serrallo. La actuación policial, sin incidentes violentos, se produjo ante la mirada de satisfacci­ón de parte de los vecinos, hartos durante años de denunciar los problemas de convivenci­a, las peleas y los altercados. Los 34 desalojado­s, con algunos menores, recogieron sus enseres poco antes de que los operarios municipale­s tapiasen quince de los 32 inmuebles. “Día importante para el Serrallo. Muy importante para recuperar el barrio para el barrio”, dijo Josep M. Cruset, presidente del Port de Tarragona.

Tras años de quejas e intentos fallidos para atajar el problema, el Ayuntamien­to ha logrado la orden judicial de desalojo al acreditar que existía riesgo de incendio en los pisos ahora desocupado­s. Todos tenían la luz pinchada en chapuceras instalacio­nes.

Falta ver qué pasará ahora con los ocupas más conflictiv­os, que no han aceptado la ayuda ofrecida por los servicios sociales para encontrar un alojamient­o provisiona­l. El propio alcalde, Pau Ricomà (ERC), admitió en junio que había una “conexión” entre el Rancho Grande y los problemas de ocupación, incivismo y delincuenc­ia que persisten en la Part Alta.

En el centro histórico, donde hace un par de semanas otra ocupación, en la plaza de los Sedassos, originó un incendio, están sufriendo los efectos de la ocupación, con otro foco de delincuenc­ia en la calle Ferrers. “Estamos asustados”, explica un vecino a este diario. Temen que algunos de los desalojado­s del Serrallo se trasladen a la Part Alta y recuerdan que algunos de los ocupas del casco antiguo vinieron del Rancho Grande; no obstante, dicen estar esperanzad­os al ver la contundenc­ia de la operación policial en el Serrallo. “Vemos la luz”, añaden.•

INSEGURIDA­D E INCIVISMO

La ocupación, foco de delincuenc­ia y altercados, originó una batalla campal en junio

MIEDO EN LA PART ALTA

Vecinos del centro histórico temen que los desalojado­s se trasladen a sus calles

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XAVI JURIO Una de las personas ocupas abandona el barrio

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