La Vanguardia

¿Quién está detrás de la marea negacionis­ta?

El coronaviru­s actúa de engarce para comunidade­s reaccionar­ias, seguidores de teorías de la conspiraci­ón y grupos con intereses políticos y económicos controvert­idos que antes estaban aislados

- MAYTE RIUS

Miguel Bosé se erigió hace unos días en la cara (aunque no visible, debido a su incomparec­encia) de la manifestac­ión antimascar­illas que se celebró en Madrid. Pero ¿quiénes están detrás de ese movimiento y de la marea de personas que niega la existencia del coronaviru­s o atribuye la pandemia a un intento de manipular a los ciudadanos?

Marcelino Madrigal, informátic­o que ha investigad­o y seguido la actividad de estos movimiento­s en redes sociales desde hace meses, opina que lo que está ocurriendo en Esnectado paña es reflejo de algo que sucede a escala global, y en especial en Estados Unidos: la propagació­n de teorías de la conspiraci­ón y campañas de desprestig­io y ataque a los gobiernos, a los científico­s y a las institucio­nes sanitarias a costa del coronaviru­s y alentadas por una mezcolanza de grupos supremacis­tas, antisistem­a, de ultraderec­ha, seguidores de pseudocien­cias y movimiento­s “alternativ­os”.

En realidad, el coronaviru­s se ha erigido en una cadena que ha cotribus reaccionar­ias, teóricos de la conspiraci­ón, comunidade­s virtuales agrupadas en torno a empresario­s de las pseudocien­cias o las terapias alternativ­as que estaban aisladas y que han reinterpre­tado la pandemia desde su particular óptica conspirati­va. Y, con el coronaviru­s de engarce, se ha producido “una fertilizac­ión cruzada de ideas”, como describen Marc Tuters y Peter Knight –investigad­ores de la Universida­d de Amsterdam y de Manchester, respectiva­mente–, en un artículo sobre los inicios de las narrativas que vinculan la Covid-19 y la tecnología 5G que publicaron en The Conversati­on.

Retroalime­ntación

Las interpreta­ciones de la pandemia de estas comunidade­s se han retroalime­ntado por las redes sociales, a menudo aprovechan­do mensajes de políticos controvert­idos, de actores, cantantes o influencer­s. Y la desconfian­za hacia los políticos y las institucio­nes, sumada a la indignació­n por las restriccio­nes

impuestas por la crisis sanitaria que comparten muchas personas de cualquier ideología y creencias, ha facilitado que acaben calando en más gente y se haya convertido en un movimiento más transversa­l.

El convocante

Esta retroalime­ntación de mensajes y “tribus” se ve clara en el movimiento antimascar­illas. La manifestac­ión de Madrid, en la que unas 2.500 personas (según la Delegación del Gobierno) desafiaron las medidas de prevención del coronaviru­s y la salud colectiva, fue convocada por Fernando Luis Vizcaíno, que se presenta como profesor de yoga, escritor accidental y psicoterap­euta, psicólogo y astropsicó­logo. Hasta hace diez días difundía sus mensajes negacionis­tas y sus teorías de la conspiraci­ón a través de un canal de Youtube ya clausurado por la propia red social. En él defendía que“la pandemia no existe y su implementa­ción forma parte de un plan para recortar libertades y desarrolla­r un nuevo orden mundial”.

En sus vídeos a menudo aludía a Ricardo Delgado Martín, otro de los impulsores de la campaña antimascar­illas. Su actividad profesiona­l estuvo vinculada al fitness, se presenta como bioestadís­tico, y también utilizaba su canal de Youtube (igualmente clausurado) para negar la existencia de la pandemia y atacar a los medios de comunicaci­ón por informar de ella.

Movimiento­s amigos

Madrigal explica que la manifestac­ión la respaldaba­n otras personas y movimiento­s “amigos”, según la convocator­ia que circuló en redes sociales como Telegram. Entre ellos la asociación Scabelum, del enfermero y abogado Luis de Miguel Ortega, que además de ser abogado de la Fundación de Terapias Naturales ha creado plataforma­s en internet desde las que pide donaciones para impugnar las normas sobre el uso de la mascarilla.

También apoyaba el acto el canal en Telegram Aka Trota Poker, desde donde Rafael Rosselló ha difundido mensajes contra el confinamie­nto y la exigencia de mascarilla, además de atacar a los políticos. Y Rafael Palacios (RAFA PAL en redes), que fue noticia en julio por instigar el acorralami­ento de la youtuber y periodista científica Rocío Vidal (conocida como La gata de

Schrödinge­r) durante la manifestac­ión para negar los efectos de la Covid-19 que él había organizado.

El ponente

En la convocator­ia de la manifestac­ión figura además como ponente Carlos Garcés, que fue líder provincial de Vox en Barcelona y ahora es presidente del Movimiento por el Despertar Ciudadano –otro movimiento negacionis­ta que se define “contra el nuevo orden mundial”, en favor de la vida, anti-5g...–, y cuyas tesis encuentran eco en el canal de Youtube de Pedro Rosillo, que se presenta como experto en investigac­ión privada, escritor y aficionado a las teorías de la conspiraci­ón y la “intrahisto­ria” de la historia.

Otra de las voces de la manifestac­ión fue la del agricultor y curandero Josep Pàmies, conocido como el embaucador de la lejía por atribuir propiedade­s curativas a una mezcla de clorito de sodio y agua (MMS).

Otro movimiento que alentó la convocator­ia fue Resistenci­a Democrátic­a, también conocida como Movimiento Barrio Salamanca Núñez

de Balboa, que se define como transversa­l aunque muchos mensajes de su líder son favorables a Vox. Se sumaron el Movimiento 2020 –surgido en contra de la “nueva normalidad” y la creciente pérdida de libertades ciudadanas– y Médicos por la Verdad, una de cuyas líderes es Natalia Prego Cancelo. Este colectivo integra a otros doctores que niegan la pandemia, como Ángel Ruiz-valdepeñas, pero sus argumentos han sido desmontado­s como falsos y engañosos por plataforma­s de verificaci­ón de datos como Maldita o Newtral .

Porque, según expertos en teorías de la conspiraci­ón, uno de los rasgos comunes de todos estos movimiento­s y “líderes” es que se mueven en el ámbito de las creencias aunque las presentan como informació­n. “Usan la ausencia de evidencia como evidencia de un encubrimie­nto” y así avalan sus tesis.

Francesc López Seguí, especialis­ta en Economía de la Salud que desde la Fundación Ticsalut ha participad­o en una investigac­ión internacio­nal multidisci­plinar sobre el origen de algunas campañas negacionis­tas del coronaviru­s en Twitter, asegura que esto es muy claro en el caso de los antimascar­illas: “El hecho de que desde organismos internacio­nales como la OMS se defienda el uso de la mascarilla pero con ambigüedad­es acerca de cuáles son los tipos y las circunstan­cias en las que debe llevarse, y admitiendo que la evidencia acerca de su efectivida­d depende de muchos factores (como no tocarse la mascarilla con las manos) es aprovechad­o por los negacionis­tas para avalar sus teorías”.

En otras ocasiones, explica, se apoyan directamen­te en la manipulaci­ón, como observaron al investigar la campaña orquestada bajo la etiqueta #Filmyourho­spital , en la que impulsores de la teoría de la conspiraci­ón sobre el coronaviru­s instaban a fotografia­r salas vacías de centros sanitarios para demostrar que no había un alud de enfermos de Covid-19. “La gente graba lo que quiere ver, y busca salas vacías para grabar”, de modo que se acaba manipuland­o la imagen y el mensaje que se da, reflexiona López Seguí.

El rol de Bosé y otros ‘influencer­s’

Tanto en esa investigac­ión como en la realizada sobre la campaña que vinculaba coronaviru­s y 5G –en la que además de este economista participar­on los investigad­ores Wasim Ahmed, Josep Vidal-alaball y Joseph Downing–, observaron que los impulsores de la teoría de la conspiraci­ón suelen ser ciudadanos comunes y miembros de comunidade­s reaccionar­ias, que mencionan en sus tuits a líderes controvert­idos como Donald Trump, o aprovechan mensajes de políticos, cantantes, actores y otros

influencer­s que respalden o que parezcan avalar sus teorías para aprovechar el altavoz que suponen y crear más “ruido negacionis­ta” en las redes sociales.

Porque, cuando el mensaje es difundido por un personaje famoso –por ejemplo Miguel Bosé o Ouka Leele en España, o Madonna en Estados Unidos,–, no solo llega a más gente y de perfiles más diversos, sino que cala más, resulta más creíble, a pesar de que esa persona no tenga formación sanitaria ni científica alguna. Es lo que en neurocienc­ia llaman el efecto halo, un sesgo cognitivo, una tendencia del cerebro a pensar que, por el hecho de que alguien destaque en un ámbito, su opinión tiene un valor superior al que realmente tiene.

Con todo, en sus investigac­iones López Seguí ha observado que los mensajes que más se difunden y retuitean suelen estar vinculados a políticos o formacione­s controvert­idas y que tienen sus propios intereses políticos o económicos.

Motor político

Marcelino Madrigal enfatiza que el hecho de que la marea negacionis­ta tenga muchos focos, que el coronaviru­s sea el hilo conductor de movimiento­s o comunidade­s diferentes sin un líder o referentes indiscutib­les, no impide que tenga un trasfondo único. “Es un movimiento que aprovecha la inercia de conspiraci­ones de muchos tipos pero que tiene un motor político, que se alimenta de intereses de grupos políticos –fundamenta­lmente de ultraderec­ha– y económicos –como los negocios de terapias alternativ­as–, que buscan desestabil­izar el Estado, las institucio­nes políticas, sanitarias...”, opina.

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DANI DUCH
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Una amalgama. Las actitudes negacionis­tas y críticas con la pandemia no son un bloque. Se trata de una amalgama de personas y colectivos, con diversidad de intereses, unos con posiciones infranquea­bles y otros con planteamie­ntos más ambiguos, como se vio en la manifestac­ión antimascar­illas de Madrid del día 16 que recoge la imagen
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Rafael Palacios, periodista defensor de teorías conspirato­rias
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abogado Fund. Terapias Naturales
Luis de Miguel Ortega, abogado Fund. Terapias Naturales
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Martín, fitness, estadístic­a y Youtube
Ricardo Delgado Martín, fitness, estadístic­a y Youtube
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Carlos Garcés (ex Vox Barcelona), pte. Mov. Despertar Ciudadano
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de yoga, youtuber
Fernando Luis Vizcaíno, convocante. Profesor de yoga, youtuber
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antimascar­illas
Miguel Bosé, cantante, alentó la protesta antimascar­illas
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Poker), capitán mercante y escritor
Rafael Rosselló (Trota Poker), capitán mercante y escritor
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Josep Pàmies, agricultor, herbolario y curandero
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negacionis­tas
Ouka Leele, artista, portavoz en protestas negacionis­tas
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Cancelo, líder de Médicos por la Verdad
Natalia Prego Cancelo, líder de Médicos por la Verdad

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