Hans-dieter Flick

Entrenador del Bayern

Llegó al Bayern iniciada la temporada en sustitución de Niko Kovac y ha conquistado Bundesliga, Copa y –anoche– Champions. Hans-dieter Flick (55) ha hecho historia conduciendo al conjunto bávaro a su sexto cetro europeo.

Según la teoría toropasadista del momento el Bayern Munich está donde está, en la cima de nuevo, porque ha sabido renovar su plantilla, prejubilando a tiempo a quienes le dieron todo (Robben, Ribery, Hummels) y relevándolos por una nueva generación de valores emergentes encarnados por el centelleante Alphonso Davies. La tesis es cierta, pero podría no serlo si el entrenador fuera todavía Niko Kovac, porque con él, el

Bayern, dirigiendo exactamente a los mismos futbolistas, apenas transmitía nada. Victorias anodinas, títulos que se le presuponen al club bávaro como la Bundesliga y poco más. La conclusión es fácil. Como en las películas, los actores ya pueden ser muy buenos que si el guion es malo la pantalla escupirá un bodrio. En el fútbol de hoy se impone una concepción colectiva y comprometida con la intensidad y el esfuerzo, un hábitat sólido a partir del cual, entonces sí, brillen los mejores intérpretes. Ayer lo hicieron especialmente Neuer, tan seguro de sí mismo que paraba con la mirada; Kimmich, jugador compendio de todas las virtudes de la modernidad del juego; Coman, la reivindicación del regate y la velocidad sin efectismos, y Thiago, autor de una obra maestra, convertido a sus 29 años en un futbolista maduro y completo, superdotado técnicamente pero también sacrificado, responsable y ordenado en la presión, lejos de aquel que despuntó de joven que se ensimismaba con cada toque propio, de tan buenísimo que ya era.

Hans-dieter Flick, entrenador interino renovado muy acertadamente, es la tecla del retorno del Bayern. Antes de su llegada, los mismos no jugaban así.