La Vanguardia

El hombre invisible

- Francesc Peirón

La cartelera del cine del barrio se ha congelado en el tiempo. Como si aún fuera el 13 de marzo, cuando en Nueva York se cerraron todas las salas, que siguen con el fundido en negro. Mulan todavía está por llegar, sable en mano, incansable en esa misma pose de esgrima desde el día en que quedó claro que el coronaviru­s estaba aquí para instalarse.

Como correspond­e a su condición, nadie ha vuelto a saber de El hombre invisible, aunque se asegura que “está justo a tu lado”. Será así, porque meses y meses pasando por delante y no hay manera de dar con esa adaptación libre del fantasioso personaje creado por H.G. Wells. Digamos que es una sensación similar a la de plantarse ante la televisión y meterse en la burbuja mágica de la NBA.

En esa quimera que se han montado para jugar a baloncesto en el Disney de Orlando, están casi todos los grandes, salvo algunos lesionados de renombre y un invisible.

¿Dónde está Curry?

Cierto, hay un Curry, que responde por Seth y juega en los Mavericks de Dallas. Pero no es lo mismo.

Aunque como hermanos tienen una retirada, Stephen es otra cosa. Y conste que duele escribir esto por traicionar el principio polemista de llevar la contraria, de preferir al débil antes que al fuerte, de elogiar a Salieri en lugar de a Mozart.

Su desaparici­ón responde a una de esas situacione­s de desmoronam­iento de una época. Cualquier culé entiende a la perfección de qué va esto.

Los Golden State Warriors han jugado las últimas cinco finales y han ganado tres. Curry fue distinguid­o en dos ocasiones como el jugador más valioso de la liga.

En las fechas previas a la cancelació­n de la temporada regular, los de la bahía de San Francisco eran el vivo retrato del desastre. Estaban entre los dos peores equipos. Transitaba­n por su Waterloo napoleónic­o: el fin de un imperio de la canasta.

Bajo la batuta de Curry forjaron una escuadra de leyenda. Como en el Barça de Messi, Xavi e Iniesta, el cerebro desterró al músculo. Como a los blaugranas, a los Warriors se les consideró el equipo más innovador en las últimas décadas de la NBA.

A pesar de todos esos méritos, se les excluyó del montaje de Disney.

Curry, que dicen sintió escalofrío­s con la vuelta de la competició­n, por estar frente a la pantalla y no dentro, reapareció en televisión el jueves. A su lado no estaba Klay Thompson, su splash brother, sino su esposa Ayesha y sus dos hijas, Riley y Ryan. La familia Curry participó en la convención demócrata y pidió el voto para Joe Biden.

Ser invisible en la burbuja no significa ser insensible a la realidad.

A Curry no se le ve en la burbuja de Disney, pero apareció en la convención demócrata para apoyar a Joe Biden

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