La Vanguardia

Tormenta perfecta

En plena crisis del comercio minorista, los grandes almacenes despiden a miles de trabajador­es

- LONDRES Correspons­al

La High Street (Calle Mayor) solía ser el alma de las ciudades británicas, el lugar al que las familias iban a comprar, a comer y a tomarse una cerveza en el pub. Hoy ofrecen con frecuencia un aspecto desolador, con hasta un veinte por ciento de los comercios cerrados, con paneles de cartón piedra que cubren puertas y ventanas, y carteles que advierten a los ladrones de que en su interior no queda nada de valor.

El comercio minorista significa un cinco por ciento del PIB del Reino Unido y tres millones de puestos de trabajo (es el tercer mayor empleador de mujeres). Pero en la actualidad es la víctima de una tormenta perfecta acelerada por la pandemia y el cambio de costumbres que ha traído consigo, acelerando la tendencia a comprar online y en grandes superficie­s de los suburbios antes que en los centros urbanos donde el aparcamien­to es con frecuencia una pesadilla. Otros factores de su prolongado declive son los elevados impuestos, la incertidum­bre del Brexit y el impacto de una década de austeridad y salarios congelados.

El paro va a hacer la situación aún más dramática, ya que el Banco de Inglaterra calcula que en la segunda mitad del año se perderá un millón de empleos, elevando el número de personas sin trabajo a 2,5 millones. Ello en un país que se había olvidado de lo que es el paro, con una tasa que a finales de junio (tres meses después de la llegada de la pandemia) era todavía de solo el 3,9%. Hasta ahora, el Gobierno había conseguido parar el golpe con el equivalent­e británico de los ERTE, un programa que acabará en octubre y mediante el cual el Estado se ha estado haciendo cargo de hasta un ochenta por ciento de los sueldos del sector privador para frenar los despidos. Su conclusión provocará una escabechin­a.

Sectores como el de las aerolíneas, la restauraci­ón y las casas de apuestas también figuran entre las principale­s víctimas económicas de la pandemia, pero en ningún lugar es tan evidente la crisis como en la High Street. Los grandes almacenes Marks & Spencer acaban de anunciar la liquidació­n de 7.000 puestos de trabajo, John Lewis cerrará ocho de sus grandes almacenes, y Boots hasta 200 de sus farmacias y ópticas. Un paseo por la Oxford Street de Londres permite visualizar el problema. Sin turistas y con los oficinista­s teletrabaj­ando, en muchos comercios hay más dependient­es que compradore­s. El aspecto es desolador, de ciudad fantasma.

Muchas cadenas se habían expandido en exceso y ya antes de la llegada del coronaviru­s estaban en crisis. La pandemia no ha hecho otra cosa que empujarlas por la borda, como es el caso de los restaurant­es Carluccio, Jamie’s Italian, Gourmet Burger Kitchen y Prezzo, y de gigantes del comercio minorista como Mothercare, Maplin, Toys R Us, Debenhams, Topshop, Poundworld y BHS. Todos ellos han cerrado tiendas, anunciado quiebras y regulacion­es de empleo, o en el mejor de los casos renegociad­o las rentas con sus caseros. Pero también historias de éxito y crecimient­o,comolossup­ermercados Aldi o el boyante negocio de prendas deportivas Sports Direct. Los británicos ya realizaban online un 20% de sus compras el año pasado, desde ropa hasta sofás, pero esa tendencia se incrementó con el confinamie­nto y no ha disminuido tras la reapertura de los comercios, elevándose al 40%, con un volumen superior a los 3.000 millones de euros anuales. La desaparici­ón de tiendas y grandes almacenes tiene efectos colaterale­s para otros negocios como restaurant­es, inmobiliar­ias y bancos, que están acelerando el cierre de sucursales.

Decía Winston Churchill que nunca hay que desaprovec­har una buena crisis para hacer ajustes, y Marks & Spencer se lo ha tomado al pie de la letra. Fundado en Leeds en 1884, se convirtió en 1998 en el primer comercio británico que generó ingresos por valor de más de mil millones de libras esterlinas (1.100 millones de euros), llegando a tener almacenes en París, Madrid, Barcelona y otras grandes ciudades europeas. Desde entonces lo suyo ha sido un largo declive, que el año pasado le hizo caer de la lista del índice FTSE de la Bolsa de Londres. Tiene demasiadas tiendas para su base de clientes, y se ha propuesto ir cerrando progresiva­mente un centenar, a pesar de que muchas de ellas se benefician de alquileres prehistóri­cos y baratísimo­s que se remontan a antes de la II Guerra Mundial.

CAMBIO DE COSTUMBRES Las ventas online eran ya un 20% antes de la pandemia y ahora se han doblado

SECTOR COMERCIAL Constituye un 5% de la economía del Reino Unido y tres millones de empleos

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HOLLIE ADAMS / GETTY Marks & Spencer acaba de anunciar 7.000 despidos

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