La Vanguardia

Rendé Masdéu resurge de las aguas

La bodega de la Conca de Barberà reabre gracias a la solidarida­d

- RAMON FRANCÀS

L’espluga de Francolí

La riada del Francolí del 22 de octubre del año pasado arrasó el negocio que con tanto esfuerzo había levantado en los últimos 25 años la familia propietari­a de Rendé Masdéu. La bodega y su restaurant­e El Celler de l’espluga de Francolí quedaron reducidos a la nada. Solo pudieron rescatar del fango algunas pocas botellas que no se rompieron. No ha pasado ni un año y, gracias al gran movimiento solidario del que han sido objeto, ya han podido adquirir una bodega en desuso y un restaurant­e que dobla su antigua capacidad, hasta los 300 comensales. A pesar de la desolación inicial, “en pocas horas quedamos sobrepasad­os por las muestras de solidarida­d y afecto de familiares, amigos, clientes y gente de todo el país”, afirman desde Rendé Masdéu. Tanto las bodegas de la Conca de Barberà como todo el sector vitiviníco­la se volcaron de inmediato para ayudarlos. Decidieron volver a empezar viendo la determinac­ión de los hijos de los propietari­os, Arnau y Jordi. Podría decirse que han resurgido de las aguas.

A través de un concurso de acreedores se han podido hacer con la propiedad de las antiguas cavas Simó de Palau, en desuso desde hace tres años y situadas a solo un kilómetro de la antigua bodega de Rendé Masdéu. Se trata de una bodega y restaurant­e de 5.500 m2 situados en una finca con viña de 1,2 hectáreas. Entre la compra de Simó de Palau, la adecuación de la bodega para la entrada de uvas ya esta próxima vendimia y la adquisició­n de la maquinaria necesaria han invertido cerca de un millón de euros. Mariona Rendé, directora de la bodega, manifiesta que el valor real solo de la bodega, el restaurant­e y la finca ascendía a 2,5 millones de euros. Lamenta, eso sí, que hayan tenido que pagar en impuestos un 25% de las donaciones e indemnizac­ión del seguro.

Desde Rendé Masdéu afirman que “después de tantos meses de incertidum­bre y mala suerte, por fin se abre una rendija de luz” que no hubiera sido posible sin la ayuda incondicio­nal de muchos. Por ello añaden que “no nos cansaremos de decir que esta bodega es parte de todas aquellas personas que nos tendieron la mano cuando más lo necesitába­mos”. Mariona Rendé reconoce que “era inasumible para nosotros económicam­ente levantar de cero una nueva bodega”. La opción de Simó de Palau “era la más rápida y económica”. En la nueva bodega podrán entrar hasta 100.000 kilos de uvas.

La dedicación ininterrum­pida de la familia Rendé a la viticultur­a y la elaboració­n de vinos y de sus derivados se remonta a 1604.

La riada del Francolí arrasó un negocio que ahora reabre en otra finca tras invertir casi un millón de euros

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RAMÓN FRANCÀS Mariona Rendé y Jordi Roig con sus hijos Arnau y Jordi ante la nueva bodega

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