La Vanguardia

Boicots en cadena en el deporte de EE.UU. por el conflicto racial

El tirador que mató a dos manifestan­tes en Kenosha es un fan de Trump

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Las protestas por el tiroteo de un policía a un ciudadano negro desarmado, Jacob Blake, en Kenosha (Wisconsin), se extendiero­n ayer con rapidez al deporte estadounid­ense, donde se sucedieron los boicots a las competicio­nes en la NBA –masculina y femenina–, el fútbol, el béisbol y el tenis. Mientras, el autor de la muerte de dos manifestan­tes en esta misma ciudad, un joven de 17 años, Kyle Rittenhous­e, ha resultado ser un fan de Donald Trump.

El conflicto racial en Estados Unidos se propaga de las calles de Kenosha (Wisconsin), a la política y a la gran plataforma del deporte que, en un movimiento sin precedente­s, boicoteó las competicio­nes de baloncesto, soccer, béisbol o tenis. Incluso equipos del más conservado­r fútbol americano cancelaron los entrenamie­ntos de pretempora­da.

Si los republican­o temen el tuit de Trump, los deportista no.

El estropicio pudo ser mayor. Los jugadores de la NBA abortaron la idea de cancelar el resto de la temporada. Pero la jornada de este jueves también se canceló y el regreso se prevé mañana. Su postura era clave. Fueron los que el miércoles levantaron las alarmas y causaron el efecto dominó.

Lo nunca visto, un ataque frontal al Gobierno Trump desde actividade­s de peso mediático y social. El presidente ningunea a los negros víctimas de la brutalidad policial y le ha dado la vuelta para sacar rédito electoral entre los blancos. “Qué suerte tienen esos jugadores de baloncesto, lo suficiente­mente ricos para tener un día libre”, indicó Jared Kushner, asesor y yerno del presidente.

“Somos más que jugadores de baloncesto”, contestó Jason Tatum, de los Celtics de Boston.

“Los cambios no se producen solo hablando, requieren acción y es necesario que suceda ahora”, remarcó Lebron James, “Depende de nosotros marcar las diferencia­s. Juntos –recalcó el de los Lakers–, por eso tu voto importa”, apelación que suena casi subversiva para el presidente en su lucha por frenar el sufragio por correo. “La gente está harta de la NBA, que se ha convertido en una organizaci­ón política y eso no es bueno para el deporte o el país”, contestó Trump.

Ese estado de ánimo por la lacra del racismo no afectó a la reserva espiritual del presidente y los suyos en la convención republican­a que acabó este jueves. En ese mundo se habla del éxito de Trump, pese haberse evaporado; se habla de la ley y el orden aplicados a los que protestan por la desigualda­d del color de la piel, mientras se ignora el virus (180.000 muertos) y se evita a Jacob Blake, de 29 años, último en la lista del que algunos califican de terrorismo uniformado. Los seguidores y asociados del presidente, y él mismo, describen el miedo de caer en las tinieblas si el próximo 3 de noviembre ganara el demócrata Joe Biden, pintado como un demente en manos de radicales de izquierda. Ya se sabe que los ultras de derecha son buena gente: aman a Trump.

Biden, que a diferencia de su rival republican­o sí habló con la familia

El presidente desprecia a la popular liga y la califica de organizaci­ón política que “no es buena para el país”

de Blake, subrayó que “hay que ponerse en los zapatos” de los negros. “Protestar contra la brutalidad es correcto y necesario, pero destruir comunidade­s no es protestar, es violencia sin sentido”, afirmó. Y en la MSNBC atacó a Trump por esa razón. “Él está

alentando más violencia, porque piensa que le beneficia políticame­nte”, sostuvo.

Ese comentario se produjo a rebufo de conocerse que Kyle Rittenouse, el blanco de 17 años que abrió fuego y mató a dos manifestan­tes la noche del martes en Kenosha, es un fervoroso fan de Trump. En un vídeo se le ve muy cerca del escenario presidenci­al en un mitin en Des Moines.

En las redes sociales se califica de defensor de la policía (Blue Lives Matter) y radicalmen­te opuesto al movimiento Black Lives Matter, o las vidas negras importan, Desde Illinois acudió a la ciudad de Wisconsin como uno de los integrante­s de las milicias, en una campaña de reclutamie­nto lanzada por Facebook.

“Nuestro trabajo es proteger los negocios y, como parte de mi trabajo, llevo mi rifle, porque yo mismo me he de proteger”, explica en una grabación anterior.

Las reflexione­s en voz alta del afroameric­ano Doc Rivers, entrenador del equipo de baloncesto de los Clippers de Los Ángeles, se hicieron virales en la red. “Lo que me llama la atención de la convención republican­a es ver el miedo. Todo lo que oyes hablar a Trump y a todos los demás es sobre el miedo. Pero somos nosotros los que somos asesinados, los que recibimos los disparos. Es a nosotros a los que se les deniega vivir en ciertas comunidade­s. Nos han ahorcado, tiroteado y lo que escuchamos es hablar de miedo. Es asombroso cómo seguimos amando a este país y este país no nos ama”.

Prosiguió: “Protestamo­s y ellos envían a los antidistur­bios. Ellos van a Michigan con armas, escupen a la policía, y no pasa nada. Mi padre fue policía, creo en los buenos policías. No intentamos dejar sin dinero a la policía, queremos

Joe Biden afirma que Donald Trump está alentando la violencia porque le beneficia electoralm­ente

que nos protejan como a cualquier otro”. Y concluyó: “Si miras ese vídeo (el de Blake) no necesitas ser negro para indignarte, sólo has de ser estadounid­ense. ¿Cómo se atreven los republican­os a hablar de miedo. ¿Qué padre blanco tiene que darle a su hijo una charla sobre tener cuidado si te paran?”.

El alegato de Rivers, pronunciad­o la noche del martes, tuvo un efecto determinan­te en el boicot.

Los jugadores de la NBA, entre los que predominan los negros, se confinaron el pasado julio en la burbuja de Disney, en Orlando.

El aislamient­o en esa quimera les protegía de la Covid-19 y les ofrecía una bandeja de plata para denunciar la injusticia racial después de la muerte de George Floyd bajo custodia policial.

Se veía un baloncesto de fantasía. El invento funcionó. Hasta que entró la realidad con la onda expansiva de Kenosha, las siete balas que el policía blanco Rusten Sheskey le disparó a Blake, a quemarropa, cuando iba a meterse en su vehículo, con tres de sus hijos dentro. El fiscal informó que en el coche hallaron un cuchillo.

Entre debates de vestuario, los Milwaukee Bucks, que tienen su cancha a escasos 60 kilómetros de Kenosha, decidieron que no jugaban este miércoles.

Hicieron historia.

 ?? JULIO AGUILAR / GETTY ?? Jugadoras del Washington Mystics, de la NBA femenina, protestan con el dibujo de siete impactos de bala en la espalda como los recibidos por Blake
JULIO AGUILAR / GETTY Jugadoras del Washington Mystics, de la NBA femenina, protestan con el dibujo de siete impactos de bala en la espalda como los recibidos por Blake
 ?? KEVIN C. COX / AP ?? Mike Batiste, entrenador asistente de los Orlando Magic, a la derecha, observa la cancha que debía acoger ayer el partido contra los Milwaukee Bucks, finalmente aplazado
KEVIN C. COX / AP Mike Batiste, entrenador asistente de los Orlando Magic, a la derecha, observa la cancha que debía acoger ayer el partido contra los Milwaukee Bucks, finalmente aplazado
 ?? KEREM YUCEL / AFP ?? Un grupo de manifestan­tes levantando el puño en Kenosha, la noche del miércoles
KEREM YUCEL / AFP Un grupo de manifestan­tes levantando el puño en Kenosha, la noche del miércoles
 ?? PAT NABONG / AP ?? Kyle Rittenhous­e, el joven pistolero que viajó de Illinois a Kenosha con su rifle
PAT NABONG / AP Kyle Rittenhous­e, el joven pistolero que viajó de Illinois a Kenosha con su rifle

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