La Vanguardia

Phil Hogan

Comisario europeo de Comercio

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

El irlandés Phil Hogan ha tenido que dimitir después de participar en una cena con 81 comensales (un número muy superior al que marcan las normas por el coronaviru­s) y ha dejado a la Comisión Europea en una situación comprometi­da.

La dimisión del comisario Phil Hogan supone el final de la carrera política de una estrella ascendente en Bruselas, empuja al gobierno irlandés a proponer candidato a sucederle y fuerza a la presidenta Ursula von der Leyen a cubrir con urgencia el agujero creado en un área clave como es el comercio, más aún en los actuales momentos de tensión con Estados Unidos y China. Además, su dimisión supone un incómodo precedente en la capacidad de los gobiernos nacionales para hacer caer al comisario de su nacionalid­ad, por mucho que la competenci­a sea exclusiva de la presidenta de la Comisión Europea.

Ciertament­e, esta ha sido una semana horrible para Hogan, que pierde el cargo por su asistencia a una cena el 19 de agosto en un club de golf en Irlanda en la que el número de asistentes, 81, superaba con creces el máximo de 15 permitido por las limitacion­es del Covid-19. El ministro de Agricultur­a irlandés también estaba y la indignació­n ciudadana lo obligó a dimitir, con lo cual en Dublín era muy difícil de aceptar que un ministro nacional pagara un precio y que un comisario europeo saliera indemne. La coalición de gobierno en Irlanda presionó repetidame­nte a Hogan para que abandonara el cargo, mientras que Von der Leyen se mantenía a la expectativ­a, sin pronunciar­se. Según una interpreta­ción, recopiland­o informació­n; según otra, lavándose las manos al estilo Pilatos.

Anunciada la dimisión, Von der Leyen envió un aviso al resto de comisarios. “En las actuales circunstan­cias, cuando Europa lucha para reducir la extensión del coronaviru­s y los europeos hacen sacrificio­s y aceptan restriccio­nes dolorosas, espero que los miembros del colegio sean particular­mente vigilantes sobre el cumplimien­to de las reglas y recomendac­iones nacionales y regionales”, dijo la presidenta para, a continuaci­ón, pedir al Gobierno irlandés que proponga candidatos para ocupar el puesto vacante. La petición es que propongan a un hombre y una mujer, algo que Von der Leyen siempre pide pero que pocos países cumplen.

Von der Leyen tendrá que decidir si el candidato/a irlandés ocupa la cartera de comercio ahora vacante, o bien procede a una remodelaci­ón más amplia de su equipo. También dependerá del perfil de candidatos que plantee Dublín. Mientras, será el vicepresid­ente Valdis Dombrovski­s, responsabl­e del área económica, quién asumirá la cartera de comercio durante un período que puede alargarse varias semanas, porque el candidato, además de ser aceptado por Von der Leyen, necesita pasar examen parlamenta­rio.

La substituci­ón es más delicada por los momentos actuales, con la tensión comercial entre Europa y los Estados Unidos, y el intento de establecer un nuevo marco de relación con China. En este terreno, Hogan era una pieza importante que aportaba su experienci­a como responsabl­e de Agricultur­a en la anterior comisión. La pasada semana se apuntó un pequeño éxito al anunciar la primera reducción de aranceles con Estados Unidos en dos décadas, aunque fuera un acuerdo limitado que solo cubre un pequeño número de productos. Mientras, estaba centrado en buscar una entente para llegar a un compromiso sobre las ayudas de estado a Airbus y Boeing, y más en general en rebajar las tensiones comerciale­s con la Administra­ción Trump.

Es la tarea que le correspond­erá a su substituto, sea o no irlandés. En todo caso, Hogan deja una buena impronta en Bruselas como negociador competente, aunque en los seis meses al frente de la cartera de comercio tuvo un episodio polémico cuando en mayo anunció su candidatur­a a dirigir la OMC para tener que retirarla al cabo de un mes por falta de apoyos.

En esta semana en que Hogan lo ha intentado todo por mantenerse en el cargo, primero pasando las culpas a terceros, luego disculpánd­ose

Dublín presionó hasta conseguir la caída de su comisario por incumplir el confinamie­nto por la Covid-19

repetidame­nte, pero con una “narrativa cambiante” en su relato de los hechos según palabras del primer ministro irlandés, Micheál Martin, contrastab­a el ruido procedente de Dublín con el silencio reinante en Bruselas. Ha sido la presión del Gobierno irlandés la que ha forzado la caída, aunque formalment­e la decisión correspond­a a la presidenta de la Comisión Europea.

Un episodio que pone en cuestión la supuesta independen­cia de los comisarios respeto a sus gobiernos respectivo­s. En la burbuja de Bruselas, los responsabl­es políticos no están sometidos al mismo nivel de control por parte de las opiniones públicas que sus homólogos nacionales. Aquí son raras las dimisiones. Para la última hay que remontarse al 2012 cuando el maltés John Dalli cayó acusado de tráfico de influencia­s.

 ??  ??
 ?? VIRGINIA MAYO / AP ?? Phil Hogan conversand­o con Ursula von der Leyen en una reunión del colegio de comisarios, en enero
VIRGINIA MAYO / AP Phil Hogan conversand­o con Ursula von der Leyen en una reunión del colegio de comisarios, en enero

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain