La Vanguardia

La lucha contra la sumisión química

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La policía ha informado de la detención de dos italianos por haber abusado presuntame­nte de dos jóvenes a las que habían drogado para mantener relaciones sexuales. Las víctimas acudieron al hospital, relataron que se levantaron en un estado de confusión y aturdimien­to en su domicilio. Solo recordaban estar desnudas en otro piso y en compañía de dos de los jóvenes que habían conocido en un local de ocio. La analítica reveló que habían consumido un fármaco con benzodiaze­pina.

La administra­ción de sustancias psicoactiv­as a una persona sin su conocimien­to ni consentimi­ento y con fines delictivos no es ninguna leyenda urbana. Se trata de una modalidad de delito que facilita la acción de los autores, pues buscan la impunidad imposibili­tando la defensa de la víctima, que ve disminuida o anulada su voluntad. Se conoce como sumisión química. La mayoría son delitos de índole sexual, aunque también se producen delitos contra el patrimonio. El autor administra discretame­nte a la víctima sustancias narcóticas que actúan en el organismo y se eliminan de forma muy rápida, por lo que conviene cuanto antes recoger las muestras de orina y sangre para su detección.

Es fundamenta­l unificar los protocolos de actuación sanitaria para recoger pruebas y la coordinaci­ón con los centros forenses, al tiempo que se divulgan campañas de informació­n a la población, especialme­nte mujeres jóvenes, en los delitos sexuales, y personas maduras o de avanzada edad, en los delitos contra el patrimonio y estafas. En cuanto a la prevención, es elemental no tomarse determinad­as confianzas con personas desconocid­as. Para ayudar a la detección de esas sustancias, en el mercado se ofrecen determinad­os alertadore­s, como pajitas y esmaltes de uñas que cambian de color en contacto con ellas. El rastro del delito desaparece, pero la victimizac­ión perdura.

José María Torras Coll Sabadell

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