Surfistas y calamares
Joan Miquel Oliver Lugar y fecha: Nits del Fòrum (26/VIII/2020)
Visita de Joan Miquel Oliver a les Nits del Fòrum, ciclo que seguirá desplegando su programación musical hasta el próximo 20 de septiembre. El astro mallorquín (voz, guitarra) se presentó en formato power trio, acompañado por el ex-antònia Font Jaume Manresa a los teclados, y Xarli Oliver a la batería. Hablamos de una formación efectivamente muy power, con la que nuestro protagonista dibujó crescendos y digresiones de primera división, y trazó paisajes de extraordinario lirismo.
Elektra (2018) es el más reciente disco de Joan Miquel hasta la fecha, y el último volumen de una trilogía iniciada en 2015 con Pegasus, que prosiguió un par de años después con Atlantis. Los temas de esta tríada mandaron en el programa de la noche, que también abarcó un gran número de canciones de su sabroso Bombón mallorquín publicado en el 2009. Puestos a retroceder, Oliver incluyó asimismo en la propuesta aquella maravillosa Surfistes en càmera lenta del año 2005, en cuya letra evoca con inigualable gracia “surfistes, dentistes, turistes, calamars”. No hubo ninguna referencia al nuevo álbum que el músico tiene listo desde hace tiempo, y quiere publicar el mes de octubre.
El generoso repertorio del miércoles estuvo plagado de momentos excepcionales ya desde temprana hora, con mención especial para las sutilidades contenidas en Marès a radial y, un poco más adelante, el brillante desarrollo –con su punto orgue de gats– con el que los coronaron la interpretación de Fèmurs. Tampoco pasarían desapercibidas la muy redonda Flors de càctus o el trote rotundo de Agricultors ingràvids. Esa especie de agarrao sideral que es Somiers, y la delicadeza de Jo diria “cine”, precedieron la fiesta de Rumba del temps –donde el autor, qué cosas, habla de la Ley de la Relatividad– y la muy contagiosa Atlantis.
Con el público ya en órbita, y entrados en la tanda de bises, Joan Miquel Oliver y sus socios remataron la faena con la singular melancolía que desprende Polo de llimona, en contraste con la tormenta eléctrica, y algo ácida, del Lego que culminó la comparecencia. Recorrido impecable, con aristas surreales en el verso y una estupenda, por elaborada, solvencia en la partitura.