El traspié de Nolan
Tenet
Dirección: Christopher Nolan Intérpretes: John David Washington, Robert Pattinson Producción: EE.UU.-GRAN Bretaña, 2020. Duración: 150 min. Ciencia ficción.
Anteayer, a las diez de la mañana, Tenet ya ostentaba en Imdb, la base de datos cinematográficos más consultada del mundo, una puntuación de 8,4 sobre 10, superando a Ciudadano Kane (8,3), La regla del juego (8,0) y Centauros del desierto (7,9).
Votan los usuarios registrados en la web y todo hace suponer que la gran mayoría que lo había hecho hasta ese momento son fans incondicionales de Christopher Nolan, lo que relativizaría el asunto. Aun así, ante una goleada tan impresionante se hace difícil discrepar, argumentar, sostener frente a quien quiera escuchar que el cineasta inglés no ha estado nunca a la altura de Orson Welles, Jean Renoir o John Ford, y mucho menos en Tenet, su película menos lograda. El problema principal es que usufructúa un esquema tradicional de película de James Bond (un héroe dispuesto, con su colega, a salvar al mundo de una tercera guerra mundial), con hiperbólico genio del mal incluido (cortesía de Kenneth Branagh), para llevarlo al temible terreno de la trascendencia tan querido por Nolan; dicho de otra manera: hacer un 007 con la mente puesta no en Terence Young, sino en Kubrick. Y la trascendencia pasa aquí por un aparato que invierte el tiempo y una trama espesa, confusa, progresivamente ininteligible. Por supuesto, el megalómano Nolan, apoyado en una banda sonora estruendosa, se luce en puntuales escenas de impacto (el atentado en la ópera del inicio, el avión colisionando con el edificio) y algunas imágenes que destilan belleza (el inquietante océano sembrado de molinos eólicos), pero son momentos escasos en un conjunto deslavazado, propenso al ridículo cuando dos tiempos distintos coinciden en uno y los figurantes se mueven hacia atrás, como los cangrejos. Y con un destierro total de la economía narrativa: su longitud es a todas luces desmedida, innecesaria.
Habrá que esperar a que salga en DVD y verla rebobinando: quizás, como el disco de los Beatles, contenga un secreto, tenga un sentido que ahora no pillamos.