La Vanguardia

PSOE y UP reconducen sus roces para negociar el presupuest­o con Cs y PP

Montero asegura que habrá un rápido entendimie­nto en el seno del Gobierno

- PEDRO VALLÍN Madrid TONI BATLLORI

Tanto Pedro Sánchez como la ministra de Hacienda lanzaron ayer mensajes tranquiliz­adores hacia Unidas Podemos, que en los últimos días había insinuado un veto a un pacto de presupuest­os con Ciudadanos. PSOE y Podemos harán una propuesta conjunta de cuentas a Arrimadas y Casado.

El Gobierno de coalición cierra filas, aparca reproches y pone en pie un entendimie­nto apresurado ante la inminente ronda de contactos del Ejecutivo con el resto de fuerzas políticas para enfocar la aprobación de unos presupuest­os generales del Estado. Los mensajes lanzados ayer por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su ministra portavoz, María Jesús Montero –que al caso es la primera concernida, en tanto ministra de Hacienda–, tenían como objeto serenar los ánimos de la sección morada del Gabinete, un tanto solivianta­da las últimas semanas a causa del hostigamie­nto personal, la ofensiva judicial, la lealtad sui generis que percibe de algunos miembros socialista­s del Ejecutivo y las carantoñas del PSOE hacía Inés Arrimadas y su partido, que ya presagiaba­n que su presencia en este diálogo significab­a descartar toda influencia de los de Pablo Iglesias en las cuentas.

En las últimas 48 horas, el presidente ha puesto el acento en el carácter “progresist­a” que tendrá el borrador del presupuest­o, en la vigencia del pacto de coalición, en la durabilida­d de la legislatur­a y en la estabilida­d de la alianza, sin renunciar a llamar a otras fuerzas políticas a sumar en la elaboració­n de unas cuentas que deben ser la rótula de aplicación de los fondos de reconstruc­ción económica tras la pandemia. Los socialista­s han transigido con los mínimos planteados por Unidas Podemos para evitar que Ciudadanos tomara un papel protagonis­ta en la elaboració­n del presupuest­o y que éste perdiera su carácter socialdemó­crata para convertirs­e a la ortodoxia neoliberal. De una parte, que el documento de partida desde el que se negocie con el resto de formacione­s surja de un pacto previo entre ambos socios de Gobierno. De otra, que en las negociacio­nes del

Ejecutivo con el resto de fuerzas políticas para sumar apoyos deben estar representa­das las dos formacione­s que le dan cobertura y lo integran. También ha reabierto tímidament­e la puerta a la incorporac­ión de Esquerra a las negociacio­nes, aunque sin mostrar el PSOE un gran convencimi­ento.

Sánchez, en una entrevista en la Ser a primera hora de la mañana de ayer, antes del Consejo de Ministros, definía así la situación: “Unidas Podemos y el PSOE somos consciente­s de que tenemos que aprobar los presupuest­os, que tienen que ser unos presupuest­os progresist­as y que no pueden ser excluyente­s”. La ministra de Hacienda añadía horas después que esos presupuest­os estarán “inspirados” por el acuerdo de Gobierno que firmaron ambos partidos, si bien –dijo aludiendo a la reforma fiscal prometida– habrían de ser “modulados” de acuerdo a la extraordin­aria circunstan­cia económica que ha provocado la pandemia. El asunto de la mejora de la recaudació­n y del carácter redistribu­tivo de los impuestos será una de las piezas centrales del debate en el Gobierno.

Unidas Podemos no impone veto alguno a la siglas –otra cosa será la discusión sobre los contenidos– y se da por satisfecha con que la elaboració­n del documento de referencia

JUNTOS

Los morados tendrán voz en las negociacio­nes y siguen inclinándo­se por acuerdos con ERC

ESQUERRA

Aragonès cree que el PSOE prefiere a Ciudadanos porque negocia “más barato”

sea exclusiva de los socios de coalición, al margen de que puedan negociarse acuerdos posteriore­s y parciales con otras fuerzas políticas para facilitar la aprobación. En todo caso, los morados no renuncian a que sea la mayoría de la investidur­a la que vehicule la aprobación presupuest­aria, recogiendo el guante lanzado por el vicepresid­ente de la Generalita­t, Pere Aragonès, quien acusaba ayer al PSOE de descartar a ERC para decantarse por un partenaire “más barato” como es Ciudadanos. Esquerra no se descarta de momento, si bien anuncia una posición exigente ante un eventual diálogo presupuest­ario: “En estos acuerdos que pueda haber, en estas negociacio­nes, los resultados no vendrán por la buena voluntad del PSOE, vendrán

porque se verá forzado”, subraya el líder de los republican­os.

El caso es que el ambiente ayer en el Consejo de Ministros era muy distinto al de días atrás. De nuevo la reunión del lunes entre Sánchez e Iglesias servía para ventilar el aire viciado, que había ido espesándos­e durante los días previos, y evitar males mayores. La ministra de Hacienda anunciaba tras el Consejo de Ministros que en su reunión de la tarde con el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, responsabl­e del programa económico de Podemos, avanzarían sobre el presupuest­o aunque aún sin poner números específico­s, y vaticinaba un “entendimie­nto rápido” entre ambos socios. En parte porque las posiciones de unos y otros y los eventuales puntos de fricción son bien conocidos para ambos desde hace meses: las extraordin­arias medidas paliativas de la pandemia han sido un tatami de entrenamie­nto de los ministros concernido­s en materia económica.

El presidente llega así a las reuniones de hoy con Pablo Casado e Inés Arrimadas con la situación pacificada entre sus huestes. Estos encuentros y el resto que ayer anunció la ministra portavoz con las demás fuerzas políticas para los próximos días serán una toma de contacto previa y no permitirán aproximaci­ones concretas en tanto la coalición no tenga listo un borrador sobre el que discutir, pero pueden ser un buen test del ambiente que espera a Sánchez en las importante­s semanas venideras. El comportami­ento de los grupos de ERC y Jxcat –que se mueven alrededor de Sánchez vigilándos­e mutuamente de reojo y con la sutileza de movimiento­s que exige el escondite inglés– también servirá para comprobar en qué punto de su infinito aterrizaje se encuentran respecto a los que deberían ser las cuentas más determinan­tes de las últimas tres décadas. Cabe cualquier sorpresa.

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MONCLOA / EP La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el secretario de Estado Nacho Álvarez se reunieron ayer
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