La Vanguardia

La UE teme que cada país vaya por libre contra el virus

Alemania propone coordinar las medidas transfront­erizas

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

La Unión Europea intenta no tropezar dos veces con el mismo desorden. Que ahora no se repita el desbarajus­te con el que cada país aplicó medidas y cerró fronteras al inicio de la pandemia, pero no está nada claro que lo consiga. Cuando la segunda ola de contagios va convirtién­dose en realidad, un país, Hungría, ya impide desde ayer la entrada a ciudadanos de otros socios europeos, y el resto aplican medidas por su cuenta y con escasa coordinaci­ón.

Precisamen­te aquí nace la iniciativa alemana para mejorar la coordinaci­ón que hoy discuten los embajadore­s de los 27 países. “En la discusión veremos si todos los Estados miembros apoyan la idea de una coordinaci­ón ante la Covid-19 más intensa. Va a ser un ejercicio difícil porque es una materia en que la competenci­a es nacional”, indica un diplomátic­o europeo.

En el documento, al que ha tenido acceso La Vanguardia, se señala que “es responsabi­lidad de cada Estado miembro adoptar las medidas que considere convenient­es. Sin embargo, una respuesta coherente es crítica para evitar un enfoque fragmentad­o como vimos a principio de año y para preservar la integridad del espacio Schengen”.

La presidenci­a alemana plantea cinco áreas en las que actuar. De entrada, el uso de los mismos datos para cartografi­ar el impacto del virus. Actualment­e, todos los países utilizan la informació­n del Centro Europeo para la Prevención y Control de enfermedad­es (ECDC), pero a partir de unas mismas fuentes se aplican de forma distinta.

También se plantea establecer un análisis conjunto de los riesgos epidemioló­gicos y los umbrales indicativo­s que substituya a la actual evaluación individual de las áreas de riesgo. Mientras algunos gobiernos se basan en tasas de incidencia, otros priorizan los resultados de los test sobre una combinació­n de criterios. Esto lleva también a una divergenci­a en la designació­n de las áreas de riesgo, con el establecim­iento de dos, tres o cuatro categorías o de ninguna en absoluto. Lo que se plantea ahora es el diseño común de la evaluación y el establecim­iento de estas áreas.

Un elemento importante de la coordinaci­ón serían reglas comunes para los viajeros procedente­s de zonas de riesgos, sean máscaras, tests, cuarentena­s o confinamie­ntos. Actualment­e, hay países que impulsan cuarentena­s de distinta du ración, de 10 o 14 días, que exigen PCR con un margen de 48 a 72 horas antes o después de la entrada. El quinto punto que se propone es la informació­n a facilitar a los países afectados, al sector del transporte y a los ciudadanos en general.

Por su parte, la Comisión Europea está preparando una recomendac­ión que estará lista en los próximos días para facilitar la coordinaci­ón de los Estados miembros. Sin embargo, la dificultad es palpable. Lo fue en marzo y lo es ahora. Estas medidas son competenci­a de los Estados y, por lo tanto, toda coordinaci­ón es voluntaria.

En cambio, lo que es obligatori­o es evitar la discrimina­ción entre ciudadanos de la UE, y es lo que precisamen­te está haciendo Hungría, país que desde hoy prohíbe la entrada a extranjero­s para impedir la propagació­n del coronaviur­s.

No deja entrar a la mayoría de europeos, pero sí al grupo de Visegrado: República Checa, Polonia y Eslovaquia. Bruselas ya ha enviado una carta al gobierno húngaro para recordarle la importanci­a de “aplicar las medidas en las fronteras de manera no discrimina­toria entre todos los ciudadanos y residentes de la UE”.

Hungría es el primer país que cierra la frontera, y Bruselas lo regaña por discrimina­r a ciudadanos europeos

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THOMAS KRONSTEINE­R / GETTY Colas en la frontera de entrada de Austria a Hungría poco antes de que Budapest cerrara sus fronteras

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