Afianzar la recuperación
El Gobierno ha avanzado datos que indican que este verano, pese al desplome del turismo, la economía ha empezado a recuperarse. Se prevé un crecimiento del 10% del producto interior bruto (PIB) con respecto a los dos trimestres anteriores, en que globalmente retrocedió un 23,7%, la mayor caída en tiempos de paz. Gracias a este crecimiento económico, entre julio y agosto se han creado 352.000 empleos, cifra que se eleva hasta los 440.000 puestos de trabajo si la suma se hace desde abril. En los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) la reducción de los afectados ha sido espectacular, ya que se ha pasado de 3,4 millones a 700.000 trabajadores.
La recuperación económica en la zona euro ha sido especialmente intensa en el mes de julio, aunque en agosto el rebote ha perdido intensidad. Se trata, a juicio del vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), de una recuperación incierta, incompleta y desigual por sectores y países. Luis de Guindos, en este sentido, advierte que el comportamiento de la economía española es divergente del resto de la UE, ya que registra una peor evolución. En ello influye decisivamente el elevado peso del turismo, que es el sector más importante del país. Alemania, en cambio, ha mejorado sus previsiones para este año.
Los datos de agosto que ensombrecen las buenas perspectivas de julio, en el caso de España, son el descenso de un 10% en las ventas de automóviles, la disminución de la actividad manufacturera y la caída del nivel de confianza como consecuencia de los rebrotes de las infecciones por coronavirus. Este giro negativo de la lucha contra la Covid-19 ha tenido también su impacto en la economía y habrá que estar atentos a lo que suceda en otoño.
Hay que acertar en el diagnóstico económico y no caer en un exceso de optimismo. Existe el riesgo de que España quede rezagada con respecto al resto de Europa en la recuperación económica ahora iniciada. Así lo advirtió hace unas semanas la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Ante el incierto panorama en España en los ámbitos de la economía y del empleo, el peor enemigo, incluso más peligroso que la Covid-19, es la parálisis institucional como consecuencia de la falta de acuerdos políticos para aprobar los presupuestos del Estado del año próximo y para impulsar las urgentes estrategias de estímulo de la actividad que se necesitan.
Es imperioso acelerar la colaboración público-privada para definir cuanto antes los proyectos de inversión tecnológicos, energéticos y digitales que se puedan beneficiar de las ayudas europeas, que suman 140.000 millones de euros, y que son fundamentales para reactivar la economía y sentar las bases del futuro de este país. Al respecto, desde la iniciativa privada se ha reclamado la necesidad de sacar adelante un pacto energético y otro digital que definan el marco general de actuación a medio y largo plazo, y ofrezcan la necesaria seguridad jurídica. La presidenta del Banco Santander, asimismo, propuso en la pasada cumbre de la CEOE un plan masivo de construcción de viviendas a precio asequible para solucionar el grave problema habitacional que sufre el país, especialmente los jóvenes. Ello permitiría, si se hace pronto, compensar la destrucción de empleo en el sector turístico.
Hay que proteger a los más vulnerables y alargar los ERTE para los sectores más dañados. Sin embargo, no hay que olvidar que la política más social que existe es la creación de empleo. El Gobierno ya trabaja en un plan para relanzar la economía. Pero debe acelerar sus trabajos y contar con el máximo apoyo. En este sentido, las llamadas a la unidad para superar la crisis que hace el presidente Sánchez tienen el máximo sentido de Estado. De esta crisis, dada la actual fragmentación política, no nos saca un solo partido, ni de derechas ni de izquierdas. Un amplio consenso político, económico y social es absolutamente necesario, como ha vuelto a reclamar también el gobernador del Banco de España. Es hora de anteponer el bien del país a los intereses partidistas.
La unidad que pide
Sánchez es clave para sacar al país de la crisis y crear empleo