El salón burgués
Kallias Ensemble
Intérpretes: Mireia Tarragó, soprano; Helena Ressureiçao, mezzo; Eduard Mas, tenor; Ferran Albrich, barítono; Elena Rey y Erica Weise, violín y cello
Dirección y piano: Francisco Poyato
Lugar y fecha: Schubertíada de Vilabertran (29/VIII/2020)
Por vez primera se presenta este grupo liderado por el pianista Francisco Poyato y con una propuesta importante en lo que concierne al interés musical y a la reflexión. Una serie de aires y canciones populares arregladas por Beethoven, a pedido del escocés Georges Thomson, de entre las muchas publicadas con destino a ser interpretadas en los salones de la burguesía. Para ello la instrumentación para piano, violín y cello que acompañaba los cantantes. No sólo los movimientos nacionales, también el luteranismo animó estas búsquedas. Desde el punto de vista de la interpretación en concierto, su carácter exige una puesta en escena que reproduzca la informalidad del salón, cierta espontaneidad y una explicación de las canciones por un maestro de ceremonias. En esta ocasión se intentó aunque con la formalidad del concierto y pequeños guiños de puesta con poco carácter.
¿Dónde están los límites entre la canción popular debidamente reelaborada y la canción de arte? Dos géneros muy diferenciados en tiempos y espacios que han convivido a lo largo de los siglos de la cultura occidental, con trasvases pero siempre cada una en su propio ámbito, aunque ahora el mundo del espectáculo ha impuesto la palabra “concierto” para todo. Los arreglos de las canciones que Thomson encargó a Beethoven que escuchamos en la primera parte son una muestra de la variedad de aires populares de diferentes países, a solo, dúos, trío y cuarteto vocal, siempre con el dicho acompañamiento instrumental que funcionó poco en escena ya que el gran Steinway abierto borró los diálogos. Estas piezas en libre versión alternaban en origen trío instrumental, a veces cuerdas y/o piano y voz, aunque aquí todas siguieron el mismo esquema formal encorsetado. La segunda parte fue dedicada al mayor interés del colector Thomson, las Canciones Escocesas (156/1), de 1816, que cantan temas muy diversos que van desde loas al Rey hasta la masacre de Glencoe o canciones de amor y bebida.
A la variedad temática y de carácter se sumó una interpretación desigual, con muy buen trabajo de soprano, mezzo y barítono, voces concisas y bellas, con cuerpo, proyección y buen fraseo y dicción. Claro está, no todos los estilos son accesibles por igual, y hay esa necesaria clave estilística en el ámbito popular a veces complejo para la práctica liederística. En algunas de las canciones a solo el exceso pianístico quitó protagonismo y audición. En la época (s. XVIIIXIX) los pianos mantenían un equilibrio con la cuerda, algo que en la actualidad se ha desvirtuado, a menos que el pianista haga un esfuerzo camerístico.
Se cerró así la vertiente lírica de esta Schubertíada marcada por la pandemia, con exquisitos cuidados en la organización y gran nivel. Creo reconocer por el tipo de programas y los comentarios, una vertiente muy germanófila –es cierto que es Schubertíada– en la concepción del lied, ausente la mélodie que en el cambio de siglo tuvo también gran presencia. La canción poética la encontramos, y floreciente, desde tiempos del Renacimiento en que prácticamente no existía poesía sin música.