La Vanguardia

Presupuest­os sin ERC

- Mariano Guindal

El PP ha dejado meridianam­ente claro que no se puede contar con ellos para nada. Por tanto, Pedro Sánchez está ante una disyuntiva: coger el camino de la izquierda como le exige su socio de gobierno Pablo Iglesias o tirar por el camino de la derecha como le recomienda su vicepresid­enta económica, Nadia Calviño.

El escenario ideal sería aprobar unos presupuest­os en los que participar­an todos los grupos parlamenta­rios y que, entre todos, pudieran crear el vehículo necesario para la reconstruc­ción de España con la ayuda de los 70.000 millones que inicialmen­te vendrán de Europa. Hoy por hoy parece una opción poco viable por el veto que se han cruzado entre ellos.

Explorar el camino de la izquierda basándose en el pacto de investidur­a ni es posible ni es convenient­e. En primer lugar, porque lo que está haciendo el líder de Podemos es un chantaje puro y duro. Si no se gasta el dinero que viene de Bruselas donde ellos dicen no los apoyarían y eso supondría una ruptura del Gobierno.

El resultado sería unas cuentas del reino que no estarían dirigidas a resolver los graves problemas que el país tiene planteados en estos momentos. Por el contrario, el objetivo sería aprovechar la coyuntura para hacer unos presupuest­os de corte ideológico, no pragmático, para avanzar en el social-comunismo. Es decir, una clara apuesta por dar peces a los que tienen hambre en lugar de enseñarles a pescar. Dentro de las prioridade­s de gasto, sanear empresas para que exporten y creen empleo quedaría en un segundo plano.

Aunque los socialista­s aceptasen crear unos presupuest­os de izquierdas, no tendrían votos suficiente­s para aprobarlos, ya que necesitarí­an a ERC. Al partido de Junqueras lo que menos le importa es el carácter ideológico de los presupuest­os para el 2021. Su prioridad sigue siendo la independen­cia y

Esquerra es un socio no fiable cuyo principal interés es ganar las elecciones a la Generalita­t cuando éstas se produzcan, si se producen

la amnistía de los políticos presos. Así lo ha expresado con claridad el vicepresid­ente de los republican­os, Pere Aragonès: “La condición sine qua non es que el Gobierno cambie su sensibilid­ad respecto al procés”. Aún siguen sin darse cuenta de que la independen­cia ni salva vidas ni crea empleo.

Por si esto fuera poco, su portavoz parlamenta­rio, Gabriel Rufián, ya ha advertido que dejaron al Gobierno colgado de la brocha una vez y que volverían a repetirlo. En pocas palabras, ERC es un socio no fiable cuyo principal interés es ganar las elecciones a la Generalita­t cuando éstas se produzcan, si se producen.

Ante tal coyuntura, una opinión bastante generaliza­da dentro y fuera del ámbito socialista es que el Gobierno debe dejar de perder el tiempo con los republican­os y convencer a Podemos para que acepte una visión más pragmática de las cuentas. Una opción que todavía es posible. Es decir, que el Ejecutivo pacte con Ciudadanos, el PNV y los pequeños grupos para tirar por el centro.

Con el PP tampoco hay que contar. Aunque Sánchez prescindie­ra de Unidas Podemos, como exige Pablo Casado, tampoco le apoyaría. Su prioridad es desgastar a Sánchez, aunque tal vez la presión de la opinión pública podría hacerle recapacita­r.

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