Olga Pané
Gerente del hospital del Mar
La ubicación del hospital del Mar de Barcelona permite a su UCI sacar a algunos pacientes a ver el mar, dentro de su programa de “humanización”, que también incluye ahora a enfermos por la Covid-19.
Francisco España, de 60 años, lleva más de 50 días en el hospital del Mar. Padeció la Covid-19, estuvo en la UCI, salió de ella y tuvo que reingresar al empeorar su salud. Ahora ha mejorado y ya no da positivo del virus, así que el viernes pudo tener el placer de salir al soleado paseo Marítim de Barcelona, a ver el mar, a respirar el aire sin tubos. Una inyección de energía para él, sus familiares y amigos e incluso para el equipo sanitario de la UCI. Así ve esos 15 minutos de salida Joan Ramon Masclans, jefe de medicina intensiva del centro barcelonés.
El hospital del Mar ha reanudado su programa de “humanización” de la UCI, lo que, dada la ubicación de este centro, frente a la playa, le permite incluir la salida al paseo para ver el mar de dos o tres pacientes por semana. Suelen ser enfermos que llevan mucho ingresados. Las salidas se suspendieron en los meses más duros de la epidemia, se reanudaron y volvieron a suspender en julio al llegar de nuevo más casos de Covid-19 al hospital. Ahora que la situación se ha estabilizado un poco, el centro recupera esas salidas (no salen enfermos que aún den positivo del virus).
Masclans cree que sacarlos a que les dé el sol y el aire, más con vistas al mar, es beneficioso para los pacientes (algunos otros centros sacan a los enfermos a patios o hasta al parking de la entrada...) y sus familiares, igual que lo son la musicoterapia, la atención psicológica, la fisioterapia y levantarse de la cama, actividades que también incluye el programa iniciado hace un par de años, que se interrumpieron por la Covid-19 y que se quieren ir recuperando (el virus también restringió muchísimo las visitas a la UCI).
El especialista explica que el Mar ha iniciado un estudio con sus pacientes para analizar los beneficios físicos y anímicos de estas salidas, pero Masclans constata en cada caso que, aún siendo cortas, son una “inyección de vitalidad” y mejora el “delirio” de los pacientes que pasan más tiempo en la UCI. Así llaman los médicos al estado que en unos casos es de introversión y decaimiento y en otros, de ansiedad y que interfiere en la evolución positiva del enfermo. “Hemos visto que la medicación sola no soluciona este problema”, dice el médico.
En el caso de Francisco España, no pudo acompañarle su familia, pero sí unos amigos, mientras los familiares pedían el viernes que les mandasen fotos. ¡Qué mejor prueba de la mejora del paciente! En los próximos días se espera que deje la UCI pero el viernes ya sonreía de oreja a oreja y pidió repetir, explicaba ayer Masclans.
Junto a España, ayer había 16 pacientes más en la UCI de 18 plazas del hospital. Siete eran casos de Covid-19. En toda Catalunya había 668 pacientes hospitalizados por el virus, 123 en las UCI, unos pocos menos que el día anterior, según datos de ayer del Departament de Salut.
“Las cifras no son buenas”, se lamenta Masclans, que ve demasiado elevado el porcentaje de camas de Covid en las UCI. Así que el respiro es contenido. Él, como otros jefes de UCI, temen que el inicio del curso escolar y después la llegada del frío y más actividades de interior que al aire libre vuelvan a disparar las hospitalizaciones
RESPIRACIÓN CONTENIDA
Los hospitales temen que se disparen otra vez los ingresos en las unidades de intensivos
por el virus. “Y si en julio parecía que ingresaban personas más jóvenes, ahora ya volvemos a tener también a mayores de 70 años”, avisa.
En el Mar, por ejemplo, se prevé que, si se llena la UCI, se use la unidad de semicríticos como UCI-NO Covid y después se empleen otra sala de 38 camas y las 19 camas de reanimación. Pero ni Masclans ni nadie querría volver a la expansión de las UCI de marzo (67 camas en el Mar). “Eso requiere más personal, volver a dejar de prestar otra asistencia, como actividad quirúrgica. Hay que evitarlo”, advierte este especialista.