La Vanguardia

Cronología de un desencuent­ro

La ruptura entre Puigdemont y el PDECAT empezó a fraguarse el día que el president se marchó a Bruselas

- JOSEP GISBERT

El lunes 30 de octubre del 2017 estaba convocada una reunión del comité nacional del PDECAT. Pero la reunión no empezaba porque faltaba uno de los notables de la formación. Y este notable no llegaba. Ni llegó. Los medios de comunicaci­ón empezaban a informar que el presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, se encontraba en Bruselas. Así es como el partido se enteró de que su principal cargo público se había marchado a la capital de Europa después de la declaració­n de independen­cia del Parlament del viernes 27. El exalcalde de Girona no había sido nunca un hombre de partido. Allí quedó más que claro. Y allí empezó, de hecho, la ruptura consumada esta semana.

El PDECAT se preparaba para presentars­e a las elecciones autonómica­s que había convocado Mariano Rajoy para el jueves 21 de diciembre en virtud de la aplicación del artículo 155 de la Constituci­ón. Y Santi Vila estaba llamado a ser el candidato, después de que Artur Mas no deseara volver a presentars­e y de que el hijo del pastelero de Amer hubiera repetido por activa y por pasiva que una vez finalizado su mandato se iba a casa. Pero las circunstan­cias habían cambiado, y Puigdemont se desdijo y pasó a aspirar a liderar una candidatur­a unitaria y transversa­l formada por independie­ntes y en la que las siglas del partido, sin embargo, no apareciera­n por ningún lado. El PDECAT era consciente de que en aquel momento no podía tener mejor cartel electoral que el del 130º presidente de la Generalita­t –las previsione­s de las encuestas con cualquier otro nombre eran catastrófi­cas– y éste únicamente le quería para poder disponer de sus derechos electorale­s, políticos y económicos.

Esta doble mezcla de necesidad y repelencia a la vez cristalizó en el nacimiento de Junts per Catalunya (Jxcat), como fruto de una coalición entre el PDECAT y CDC, negociada por Mas, Marta Pascal y David

Bonvehí con Puigdemont en Bruselas. La candidatur­a no acabó siendo unitaria –ERC y por descontado la CUP la habían rechazado desde el primer momento–, pero el exalcalde de Girona hizo con la finalmente llamada lista del president lo que quiso. El partido no sólo dio un paso al lado, sino que quedó absolutame­nte relegado de su composició­n, sin ningún dirigente en las listas. Y el resultado de las elecciones, en las que Jxcat superó a ERC contra todo pronóstico, certificó el acierto de la fórmula electoral. Pascal, mientras tanto, se esforzaba por dar visibilida­d al PDECAT, asegurando que el partido sería el que decidiría la línea política y la estrategia de Jxcat y recordando que, en última instancia, era él el propietari­o de la nueva marca.

Con el paso del tiempo, y a la vista de que la realidad era muy distinta, el recordator­io de la coordinado­ra general del PDECAT se fue convirtien­do en advertenci­a, en el sentido de que cuando llegaran las siguientes elecciones no permitiría que se repitiera lo que había pasado en las anteriores y sería el partido el que tendría el control total y absoluto de Jxcat. Pascal estaba plantando cara a Puigdemont, al tiempo que la percepción sobre cómo debía enfocarse el proceso independen­tista después del 1-O, volviendo a la senda del posibilism­o y la moderación o buscando la confrontac­ión con el

Estado, les alejaba cada día más. Y esta actitud le acabó costando la cabeza en una asamblea nacional extraordin­aria, el 21 y 22 de julio del 2018, forzada por el entorno del expresiden­te de la Generalita­t, en la que éste amenazó con darse de baja si Pascal no cedía la dirección.

Bonvehí tomó entonces las riendas, al frente de un equipo en el que los partidario­s de Puigdemont estaban encabezado­s por Míriam Nogueras y el PDECAT acordó comenzar el tránsito hacia la Crida Nacional per la República que acababa de poner en marcha el propio 130º presidente de la Generalita­t junto a Jordi Sànchez. Una decisión que en la práctica representa­ba la desaparici­ón del partido, algo que no quería Pascal, pero tampoco Bonvehí. De esta forma, lejos de superar las diferencia­s, el distanciam­iento se iba agrandando y alcanzó su punto álgido el 10 de marzo del 2019, cuando Puigdemont literalmen­te barrió al PDECAT de las listas que, de nuevo bajo la fórmula de Jxcat, optaban a las elecciones generales del 28 de abril y a las municipale­s y europeas del 26 de mayo. El partido perdía claramente el pulso y el fantasma de la escisión, que ya hacía tiempo que planeaba sobre su existencia, se convertía en una posibilida­d cada vez más plausible.

Y así unos y otros mal conviviero­n mientras la cuerda se iba tensando cada vez mas. Pascal abandonaba el 17 de mayo del 2020 la formación que había dirigido y Bonvehí se encontraba cada día más aislado en su intento de evitar, con vistas a las próximas elecciones catalanas, la disolución del PDECAT dentro ya no de la Crida Nacional per la República –que se ha demostrado como un auténtico fracaso–, sino del nuevo partido que creaba, el 25 de julio, el expresiden­te de la Generalita­t, que, casualment­e, respondía también al nombre de Junts per Catalunya. La apropiació­n, en paralelo, de la primera marca de Jxcat que había nacido como coalición por parte del entorno de Puigdemont y la reacción de la dirección del PDECAT de llevar el caso a los tribunales, que podría poner en riesgo el nuevo Jxcat creado como partido, ha sido la gota que ha colmado el vaso de esta larga cronología de desencuent­ros que ha culminado con la ruptura entre las dos partes y la escisión de la formación heredera de CDC.

El 31 de agosto el exalcalde de Girona rompía el carnet del PDECAT y con toda la herencia que le acompañaba, incluida la del 3%. Se había salido con la suya y se había deshecho del partido que tanto le molestaba. Un partido apartado del Govern que ahora intenta rehacerse con el regreso a la senda del catalanism­o moderado que tan buenos resultados había dado a sus progenitor­es.

El partido dio un paso al lado en beneficio de la marca Jxcat y se ha encontrado barrido de listas e institucio­nes

 ?? LLIBERT TEIXIDÓ / ARCHIVO ?? La imagen que vale más que mil palabras. Carles Puigdemont, junto a Artur Mas, Marta Pascal y David Bonvehí, bromea con los fotógrafos con zamparse el pastel del primer aniversari­o del PDECAT. Era el 8 de julio del 2017. Tres años después se ha comido al partido
LLIBERT TEIXIDÓ / ARCHIVO La imagen que vale más que mil palabras. Carles Puigdemont, junto a Artur Mas, Marta Pascal y David Bonvehí, bromea con los fotógrafos con zamparse el pastel del primer aniversari­o del PDECAT. Era el 8 de julio del 2017. Tres años después se ha comido al partido

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain