La Vanguardia

El independen­tismo se fortalece

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El independen­tismo resiste la pesadilla de la Covid. La mayoría con que ahora cuenta en el Parlament no quedaría erosionada por la pandemia; al contrario: aumentaría. Por vez primera puede superar el simbólico listón del 50% de los votos. Si ahora el partido de Carles Puigdemont y Quim Torra en coalición con ERC y el apoyo de la CUP suma 70 diputados, en las próximas elecciones podría sumar 77 (muy por encima de la mayoría absoluta). Este es el dato más significat­ivo de la encuesta que publicamos hoy, realizada por la empresa GAD-3.

Otro dato de alto valor simbólico es el liderazgo de ERC que, con 42 diputados, ganaría el pulso que mantiene con el partido de Puigdemont (31 diputados). ERC dispondría de tres posibilida­des de formar gobierno (en el bloque independen­tista actual; gobernando en minoría solo o con los comunes; y reeditando el tripartito). Podría cerrarse un círculo histórico, ya que el partido de Oriol Junqueras se fundó en torno al carismátic­o Francesc Macià, primer presidente de la Generalita­t republican­a. ERC es también el partido de Lluís Companys, condenado por los Fets d’octubre de 1934. Es inevitable recordar que, después de ser amnistiado y presidir la Generalita­t durante la Guerra Civil, Companys fue fusilado en 1940 por el franquismo tras un juicio sumarísimo. Diríase que no podemos liberarnos de la tradición trágica: ERC regresaría al frente de la Generalita­t con su presidente condenado y encarcelad­o por sedición.

Este dato debería hacer reflexiona­r a todos los actores políticos de España. Más allá de las opiniones y los sentimient­os que el independen­tismo suscita, es evidente que estamos ante un conflicto de raíces históricas. Parecía resuelto con la transición, pero ha aflorado dramáticam­ente de nuevo y necesita una salida de altura histórica.

Otro dato importante de la encuesta es el descenso de la participac­ión. En las elecciones del 2017 la ciudadanía participó como nunca en unas elecciones al Parlament: 82%. Salíamos de unos meses de suspensión de la autonomía y la efervescen­cia era general, también entre los contrarios a la independen­cia: de ahí el triunfo de Inés Arrimadas (Cs). La participac­ión ahora puede bajar 13 puntos: 69%, tal vez porque los sectores más alarmados por la posibilida­d de la independen­cia confían más en el poder judicial que en su propio voto: cuando un problema político se trata como si fuera un problema judicial y policial, la democracia se debilita.

Según la encuesta el sector más perjudicad­o por la abstención es el contrario al independen­tismo. El bloque de Cs, PP y Vox tan solo sumaría 25 escaños, mientras que el bloque independen­tista congregarí­a 77. Los moderados (PSC y Comunes) sumarían 33 escaños. Subrayemos, sin embargo, que ERC puede escoger entre dos opciones: la mayoría independen­tista o la de izquierdas.

La encuesta aporta también la opinión de los catalanes sobre la gestión de la Covid y el extrañamie­nto del rey emérito. Coherentes con la extrema politizaci­ón, los encuestado­s evalúan con criterio ideológico la gestión de la pandemia. En cuanto a la cuestión real, ya era sabido que la monarquía en los últimos años cuenta con un muy declinante apoyo en Catalunya. Si relacionam­os esta falta de apoyo de la institució­n que encarna el Estado con el bloqueo de la situación catalana, constatare­mos que, a falta de otra salida, la tentación del independen­tismo podía ser la de favorecer una crisis de Estado.

Para evitar el mal mayor, no nos cansaremos de pedir salidas posibilist­as a los pleitos que tenemos planteados (prisión, economía, mesa de negociació­n). En un momento tan difícil como el que estamos viviendo, caracteriz­ado por la pandemia y por una tremenda crisis económica, solo el diálogo y las reformas permitirán recuperar un cierto equilibrio político, apaciguar la polarizaci­ón y consolidar las institucio­nes.

Estamos ante un conflicto

de raíces históricas que necesita una salida

de altura histórica

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