EN EXPANSIÓN
En los últimos tiempos, las demandas (reales o impuestas) de mayor seguridad han llevado al desarrollo exponencial de esta tecnología. Sus usos van más allá de la seguridad.
MERCADONA.
La cadena está probando cámaras de reconocimiento facial en 40 tiendas de Mallorca, Zaragoza y Valencia. “Detecta única y exclusivamente la entrada de personas con sentencia firme y medida cautelar de orden de alejamiento contra el establecimiento de Mercadona o contra algún trabajador”, explican fuentes de la cadena. Si se detecta un sospechoso, se notifica a las fuerzas de seguridad, “responsables de hacer cumplir la medida en vigor”, pero si no es así, la información se borra “en 0’3 segundos”.
HOOLIGANS.
La empresa barcelonesa Herta Security ha aplicado ya su tecnología de reconocimiento facial en cinco estadios de Uruguay, “donde los problemas de seguridad se han visto reducidos prácticamente a cero”, explica Laura Blanc, responsable de marketing de la firma. “No hay que elegir entre privacidad y seguridad”, defiende.
PROTOCOLO.
Un hotel puede descubrir antes de entrar a clientes VIP y ofrecerles su bebida favorita en el propio hall.
IN VITRO.
En reproducción asistida, se comparan los rostros de donantes con los futuros padres.
TEMBLORES.
La tecnología puede detectar en interrogatorios policiales los más leves movimientos de los 43 músculos faciales, que desnudan estados de ánimo.
CONTRA LA COVID.
La tecnología puede alertar de clientes sin mascarilla, hacer recuentos y establecer cupos en lugares de acceso público.
PUBLICIDAD.
Algunos centros comerciales saben la edad aproximada del cliente, dónde se detiene (qué le interesa) y el estado de cansancio. Con todo ello, la publicidad a su paso se personaliza: ¿un café?